Urruti marcó su primer gol con la camiseta de Peñarol y festejó entre lagrimas tras un semestre especial.

Minuto 91. Peñarol tiene la pelota pero gana con lo justo. En el Campeón del Siglo nadie se mueve de su asiento. El 2-1 es una ventaja corta. Nahitan Nández, como en toda la noche, vuelve a ganar por derecha, pisa el área y hace que los hinchas que se encuentran en la José Pedro Damiani se levanten. El volante pone la pelota al medio, pasa entre las piernas de Nicolás Dibble y aparece Luis Urruti para mandarla al fondo de la red y dar el toque emotivo de la jornada.

El "Tito" mira el cielo, baja la vista y comienza a soltar las primeras lágrimas. Se saca la camiseta y la besa mientras corre para celebrar con la platea. Sus compañeros sonríen y lo siguen. Todos lo quieren abrazar. No es un gol más. Es un premio al sacrificio para un jugador que hasta hace un par de semanas entrenaba con Tercera División.

Casi un año esperó Urruti este día. Llegó a mediados de 2016 como una de las figuras del Uruguayo. Los grandes lucharon por los servicios del atacante que entonces militaba en Cerro, pero él terminó recalando donde manda su corazón. No le fue fácil. El primer semestre se tornó traumático. Las lesiones lo tuvieron al margen y solo disputó tres partidos (106 minutos) en el anterior Uruguayo Especial y dos (72 minutos) en la Sudamericana.

Para este 2017, como si fuera poco, le llegó la peor noticia. Leonardo Ramos no lo tendría en cuenta y por eso bajó a entrenar en el CAR y a jugar en Tercera. Sin embargo, no se bajoneó. Fue la figura del equipo de Jorge Gonçalves con 13 festejos. Sus buenos rendimientos hicieron que "Leo" volviera a tenerlo en consideración. El lunes, en el empate ante Boston River, volvió tras siete meses, jugó los últimos 15 y casi marca el gol del triunfo con un tiro libre. Ayer entró a los 88 y le alcanzó para cerrar el partido. Fue el toque emotivo de la noche.

ÁNGEL ASTEGGIANTE

PEÑAROLÁNGEL ASTEGGIANTE