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"Todos los días me levanto para ser el mejor"

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Foto: Fernando Ponzetto
Ariel Colmegna

El entrenador albiceleste, Diego Alonso Barragán, habló con Ovación sobre sus inicios y su presente en el actual puntero del Torneo Apertura.

El barrio amaneció con una sonrisa. Fue un lunes diferente, de esos en donde ir al trabajo, no cuesta tanto, es menos pesado. Al menos, para los hinchas de Cerro, el líder del Torneo Apertura.

Y esa felicidad, se debe, en parte, a la llegada de Diego Alonso Barragán, el entrenador colombiano que logró cambiar el perfil de un equipo, le dio otra identidad.

“Este momento lo vivo con tranquilidad. Hemos tenido buenos, regulares y malos partidos, pero hemos sumado, y aquí estamos”, dice el entrenador albiceleste.

Cerro va al frente. Sus laterales se suman al ataque, los volantes achican espacios, los defensas acortan y juegan en 30, 40 metros. Alonso Barragán logró imponer lo suyo. Cuenta cómo y porqué llegó al Uruguay.

“Siempre estuve pendiente del fútbol uruguayo. Permanentemente. Ya desde el ‘76, cuando tuve como maestros al ‘Pulpa’ Etchamendy y al profesor Julio Gioscia en el Deportivo Cali. Después se dio todo. Ellos me dijeron que me preparara, fueron mis padres deportivos. Y yo estoy agradecido, porque el Uruguay me dio la educación, que es lo más importante que uno puede tener en la vida”, cuenta a Ovación.

Pudo haber llegado antes al fútbol uruguayo, pero por un motivo u otro, no se dio.

“Antes de Cerro tuve tres o cuatro oportunidades para venir a dirigir aquí, pero no se dio. Puede haber venido a un grande también, hubo contactos, pero bueno, se dio lo de Cerro y no lo dudé ni un segundo. A cualquier entrenador le encantaría poder dirigir en el fútbol uruguayo”, suelta el DT.

Cerro cambió su fisonomía dentro del campo de juego. Y él explica los motivos. “Uno pretende buscar dos cosas fundamentales: buenos jugadores y buenas canchas. ¡Y han cambiado mucho aquí en Uruguay! Hoy todas tienen un piso excelente. Soy un convencido que si hay buenos jugadores, buenos pisos, se logran muchas cosas. Me gusta que mi equipo sea protagonista, que juegue bien al fútbol, que se entreguen los 90 minutos y ganar, no importa el rival que haya en frente”, admite Alonso Barragán.

El albiceleste quedó en lo más alto de la tabla. Pero el entrenador colombiano toma sus precauciones. “Esta es una una liga muy competitiva, las distancias entre los grandes y los demás equipos, se han acortado. Me tocó vivirlo de cerca, porque yo estaba acá en 1976 cuando el profesor De León logró cortar la paternidad de los grandes. A partir de ese momento, todo cambió. Él mostró el camino. Hoy cualquiera puede salir campeón”, asegura.

Habla de los grandes entrenadores uruguayos, de sus enseñanzas, de sus consejos, y repasa, como uno más, los hechos salientes del fútbol local. Conoce al dedillo parte de la historia, y afirma que “en todas partes, los equipos más poderosos, tienen más posibilidades de ganar”.

De todas formas, el espíritu del colombiano ha contagiado a todos. Ha convencido a sus jugadores, y tiene encantado a los hinchas que ven a Cerro ser protagonista cada fin de semana.

“Los grandes tienen muy buenas plantillas, invierten mucho dinero, pero nosotros también nos planteamos ir por todo. Yo me levanto día tras día para ser el mejor, para ganar todo. Esa fue siempre mi postura. Hay que estar convencido de lo que uno quiere, y yo quiero ser el mejor”, afirma.

Cuando le hablaron de Cerro, no lo dudó. “Lo conocía, claro. Tiene una hinchada que siempre respalda y siempre empuja al equipo, lo que también ayuda para estas instancias, donde los puntos empiezan a definir el futuro”.

Entrenador, preparador físico, ayudante de campo, gerente deportivo. A Diego Alonso Barragán no le quedó materia pendiente en el fútbol, un fútbol que empezó a querer desde chico. “Mi padre era médico, estuvo muy ligado al fútbol en el Deportivo Cali, donde fue su médico. Ahí yo iba a todos lados con él. Entraba a los camarines, a la cancha, a las concentraciones. Desde chico supe lo que quería. Y he hecho de todo en el fútbol. También hice trabajos administrativos. Organicé campeonatos, ejercí como profesor de educación física, como asistente, siempre atrás de la pelota que es mi pasión”, dice Alonso Barragán.

Pero hoy, el entrenador le ganó al profesor, al gerente deportivo, al ayudante de campo. “Es que con el tiempo aprendí con Jorge Valdano que uno puede estar en cualquier posición dentro del fútbol siempre y cuando esté preparado. Yo siempre supe que quería ser técnico, y me siento feliz ejerciendo mii profesión”, admite el hombre que tiene a Cerro en la cima: “¡Cerroooo... Cerroooo!”..

De Bilardo a Maturana, siempre por Colombia

“Acá me eduqué, me preparé para mi profesión. Tengo muchos amigos en varios equipos del medio, quiero mucho al Uruguay, al fútbol uruguayo”, dice Diego Alonso Barragán desde su domicilio en el Cerro.

El hoy entrenador albiceleste, tiene una extensa y exitosa trayectoria junto a entrenadores de primerísimo orden, como Carlos Salvador Bilardo y Francisco Maturana. Fue parte del proceso de selección en Colombia, en una década plena de triunfos y conquistas.

Con Maturana estuvo en Atlético Nacional, en el Valladolid y Atlético de Madrid en la liga de España, y luego en el América de Cali. “Aprendí mucho con todos, pero les debo muchísimo al ‘Pulpa’ Etchamendy y Julio Gioscia”.

Vive cerca del Tróccoli y espera por su familia

Llegó a Cerro a principio de temporada. Lo hizo junto Andrés Sicachá y Carlos González, como ayudantes de campo y el profesor Luis Bondelas como preparador físico. “Nos faltó tiempo para poder lograr algo más en la Copa”, dice mientras repasa esos primeros días al frente del plantel principal de Cerro.

Alonso Barragán asumió funciones y hasta hoy estuvo en esas idas y vueltas que lleva el exilio laboral. Está casado con Claudia, su esposa desde hace 27 años, y tiene dos hijos: Daniel (21) y David (19). “El 17 de marzo llegan a Montevideo, así que imagínese mi alegría”, dice el nuevo vecino de la Villa. “Estoy viviendo cerca del Tróccoli, es lo que pretendía, porque uno vino a trabajar, y cuanto más cerca quede del trabajo, mejor”.

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Foto: Fernando Ponzetto

cerroJOSÉ MASTANDREA

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