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A toda hora: hasta "dirigió" por un día al Barça y PSG

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Eduardo Acevedo
Ariel Colmegna

Eduardo Acevedo, técnico del Defensor puntero, vive intensamente su profesión.

La práctica ya terminó. El grabador se apaga, se cierra la libreta de apuntes y Eduardo Acevedo se despide. Es miércoles y dentro de un rato juegan Barcelona-PSG. Y al técnico de Defensor Sporting le aguarda una tarea que puede sonar sorprendente: ponerse en la piel de los entrenadores de ambos equipos para pensar cómo planificaría el partido si él estuviera allí en el Camp Nou.

Sin embargo, no es una excentricidad ni un juego, sino apenas una parte de un trabajo que lo atrapa y le lleva la mayor parte de sus horas. Trabaja con sus futbolistas, mira videos de sus rivales, les manda resúmenes a sus jugadores. Y trata de ver en su cabeza lo que pasará el domingo. Cada vez le duelen más las derrotas y disfruta menos con los triunfos, pero el remedio es trabajar más.

Así observa Acevedo este presente de Defensor puntero, las demandas que impone la historia del club y las exigencias de su labor.

La profesión me apasiona. A veces estoy mirando una película y me entra un cargo de conciencia de por qué no vi un partido más en video. Esta semana estoy abocado solo a Plaza Colonia. Cuando se acercaba el partido contra Liga de Quito, le saqué dos horas a preparación del anterior ante Juventud para mirar videos de los ecuatorianos. Pero a los jugadores no les decía nada, porque no querían que perdieran el primer objetivo, que era Juventud.

En este Apertura estamos creciendo. Fueron cinco partidos diferentes, que nos plantearon cosas diferentes. Y en el medio, un partido de copa que fue muy bueno. En Quito se nos escapó el triunfo pero se mostró personalidad en la altura y ante un rival con un presupuesto siete o veces mayor al nuestro. Creo que Defensor ha ganado en madurez, en carácter, en cómo encara los partidos mentalmente.

El equipo venía en transición, Hubo muchos cambios de la primera parte de 2016 al final. Se fueron 14 jugadores, hubo un cambio que teníamos que hacer y el cambio se hizo. El equipo jugaba bien pero no se daban resultados. En un partido tuvimos 13 situaciones de gol, una el rival y perdimos 1 a 0. Yo siempre digo que mientras existan situaciones de gol el gol va a venir. Pero no teníamos esa regularidad como para avanzar en la tabla. En la sexta, séptima fecha del Uruguayo Especial completamos el proceso y ya no perdimos más. Los dirigentes entendieron esa transición y no hubo problemas.

El jugador de Defensor ya está criado para salir campeón. Lo normal acá es pelear el campeonato, no simplemente cumplir y eso los futbolistas lo tienen que tener muy claro. Si no, no se pueden poner la camiseta del club. Las inferiores tienen dos metas, sacar jugadores para primera división pero también ganar los campeonatos de inferiores. Es difícil compaginar las dos cosas. pero Defensor lo hace.

En Defensor te asusta la cantidad de jugadores que aparecen. Claro que a veces hay que estudiar la madurez del jugador para darle la oportunidad. Creo que a los jóvenes esa oportunidad hay que dársela en los buenos momentos del equipo, no en los malos. Es increíble cómo surgen jugadores en Uruguay. Y Defensor en particular les da atención, conoce a la persona desde que llega y la va preparando para la primera división. También creo en el vestuario de los jugadores con trayectoria, por supuesto.

En la profesión de técnico nunca se deja de aprender. Y yo estoy siempre ávido de conocimientos y experiencias nuevas. Claro que me pasa algo, que pensé que iba a mejorar con los años pero es peor: las derrotas me duelen más que antes. Es como una daga que te clavan y que cuesta sacar. Disfruto menos de las victorias, porque estoy pensando constantemente en el partido que viene. Pero canalizo todo en el trabajo, en la planificación, los entrenamientos.

Este es un trabajo insalubre, sí. Cuando yo jugaba, mi señora iba con mi suegro a verme a la tribuna de enfrente y nunca pedí que me esperaran. Y cuando empecé a dirigir me dijo que no venía más. Le pregunté por qué y me respondió: Todo lo que pasa, para bien o para mal, es culpa tuya. Lo que somos técnicos sabemos que es así. El que espera no tener responsabilidades está equivocado. Es quizás el empleado más importante del club, tiene que administrarlo, utilizar sus recursos y además jugar bien. Hay mil cosas para hacer. Se busca siempre la excelencia, aunque eso es un drama para el técnico, porque cuando hay 22 tipos que se mueven en una cancha es difícil alcanzarla. Pero la presión siempre la canalicé por el trabajo. Sé lo que tengo que hacer y me siento seguro de mí mismo. Hablar después es muy fácil, pero vos tenés que estar seguro de que lo preparaste bien. Y en eso se siento muy tranquilo, muy seguro de lo que pretendo.

Estoy muchas horas mirando fútbol, todos los días. La empresa Kizanaro me da el material. Lo edito y a los jugadores les mando videos de un minuto por whatsapp. Videos individuales, por línea y colectivos Luego los comentamos al otro día y sé si los vieron o no. A ellos no les podés pasar un partido entero, porque a los 20 minutos están mirando para otro lado, más sabiendo el resultado.

Contra Danubio me pasó una cosa extrañísima la semana pasada. Estaba en Ecuador, recién terminado el partido con Liga, y ya estaba averiguando sobre el amistoso que tenían ellos con Deportivo Maldonado. Sabía que esos no iban a ser los once contra Defensor, pero no podía visualizar su planteamiento ni su funcionamiento y eso me tenía inquieto. Estuve mucho más nervioso en el partido con Danubio que contra Liga. No sabía quiénes iban a jugar, cómo iban a resolver cada instancia del partido.

Para jugar contra Sud América fui al estadio Palermo, que hacía años que no pisaba. Fui miércoles y jueves a caminar por la cancha, a ver las tribunas y luego se lo transmití a los jugadores. También les había mostrado el estadio de Liga, para que fueran viendo lo que iban a enfrentar. No admito que el jugador entre a la cancha sin saber lo que le espera. Tampoco que se distraiga del objetivo. Me fastidia mucho cuando hay cosas que lo distraen, como salir con mascotas. Y más si son sus hijos, porque se preocupan por ver a quién se los dejan. No lo prohibo, soy humano, pero se los estoy marcando.

Referentes: De León y un "bocho" austríaco.

A la hora de destacar los técnicos que lo marcaron, uno resulta casi obvio para Acevedo: José Ricardo De León. No solo porque es un monumento en Defensor, sino porque fue quien lo puso en primera. El otro fue el austríaco Helmut Senekowitsch, que lo dirigió en México. "Era muy exigente, pero un bocho", dice Eduardo.

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