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"Tito" paró de sufrir

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Tito
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River Plate

Luis Urruti  pensó dos veces en dejar el fútbol: cuando en Peñarol Ramos lo mandó a entrenar en Tercera y en Fénix por las lesiones; ahora en River  ha vuelto a sonreir

A Luis Urruti la vida ha vuelto a sonreírle. Llegó a River Plate para jugar el Clausura y allí en el Saroldi se acordó de lo que era disfrutar del fútbol. El sábado, en el debut con victoria de Jorge Giordano como técnico, el “Tito” se mandó un doblete. Y su sonrisa se hizo aún más grande.

“Estoy disfrutando del fútbol por primera vez en dos años. Volviendo a la felicidad”, confió quien rescindió su contrato con Peñarol, a pesar de que aún le quedaba un año, y hoy es jugador de River Plate.

Llegó de la mano de Pablo Tiscornia, quien tiene su total agradecimiento. Y lo sintió cuando se tuvo que ir. Llegó Giordano, mantuvo el mismo equipo y Urruti le respondió con goles. “El primer día ya me dijo que tenía que aprovechar la velocidad y que quería que hiciera el doble de goles”.

El sábado, después del partido, se fue para su Conchillas natal a disfrutar de la familia, que fue su soporte en los momentos difíciles que tuvo que pasar en los últimos tiempos. Allí vio salir campeón a su cuñado con 25 de Agosto y a su hermano con Juventud de Conchillas. “Sólo falto yo”, dijo bromeando.

A mitad de 2016, la felicidad no cabía en el cuerpo de Urruti. Se acababa de concretar su llegada a Peñarol. “Estar acá es algo único”, decía al ser presentado en Los Aromos junto a Maximiliano Perg.

Sin embargo, nada resultó como esperaba. El técnico Jorge Da Silva se tuvo que ir y tras un interinato de Fernando Curutchet, llegó Leonardo Ramos. Y Urruti terminó entrenando en Tercera División. “Llegué a Peñarol pensando que iba a ser todo lindo. Y en parte lo fue porque pude vestir los colores del cuadro del que soy hincha. Pero no me fue bien, aunque no fue por culpa mía. Fue un tema del técnico con el que era entonces mi representante. Estuve cinco meses jugando en Tercera. Como hice varios goles, Ramos me volvió a subir a Primera para el Intermedio. Me puso un rato contra Rampla, hice un gol y después no me tuvo más en cuenta. Quedaba siempre afuera del plantel, no me llevaba ni al banco”, relató sobre un pasado, que por cierto no le gusta mucho recordar.

“Los meses que estuve en Tercera fueron un momento horrible para mí; nunca pensé que me iba a pasar eso. Más allá de que tanto los gurises como ‘Tito’ Goncalvez me trataron muy bien. ‘Tito’ siempre estuvo cerca mío, apoyándome y dándome para adelante. Y hay gurises con los que sigo la amistad. Pero yo de Cerro no fui a Peñarol para jugar en Tercera. Incluso tuve posibilidades de irme al exterior, pero elegí Peñarol”, añadió.

LA BRUJA.  
Luego de esa mala experiencia salió a préstamo. Se fue a Fénix con la ilusión de que las cosas mejoraran, pero no sucedió. “En el primer partido en el que entré me quebraron un dedo del pie. Estuve como seis partidos afuera, no podía ni calzarme. Cuando volví, jugué un partido y a la semana siguiente, en una práctica, me desgarré el cuádriceps. Después se fue Gustavo Ferrín, que me había llevado, y llegó Revetria. Al final volví para jugar los cinco últimos partidos que quedaban. Jugué contra Cerro, le hice un gol y faltando 10 minutos me fracturé la tibia. Me perdí todo el resto del campeonato. Y no pude hacer la pretemporada porque estaba fracturado con yeso primero y férula después”, contó sobre las tres lesiones que sufrió en el equipo de Capurro.

“Todo el mundo me decía que fuera a una bruja. Son momentos muy difíciles. Gracias a Dios tengo una familia espectacular, si no fuera por ellos y porque tengo una mujer que vale oro y que me ha marcado mucho en el tiempo que llevamos juntos, estaría perdido o hubiera dejado el fútbol y me hubiera vuelto a Conchillas”, reconoció.

“Tanto en Peñarol cuando bajé a Tercera, como con las lesiones en Fénix, pensé en abandonar todo. Porque si yo estuviera para la joda, o no fuera profesional, la vida te lo cobra. Pero yo no salgo nunca y trato de hacer todo lo mejor posible y la vida me seguía golpeando. Entonces llegué a pensar que el fútbol no era para mí y que era mejor que me dedicara a trabajar”.

No hubiera sido la primera vez. Cuando jugaba en las juveniles de Fénix y lo acababan de subir a Primera, falleció su padre, un exjugador del Juventud de Conchillas a quien había querido traer Nacional. Aunque “Tito” tiene dos hermanos mayores, una mujer y un varón, se sintió responsable, abandonó el fútbol y regresó a Conchillas a trabajar. Tenía 19 años, trabajaba en una estación de servicio y despuntaba el vicio jugando en el club Agraciada.

Un año después surgió la posibilidad de volver a Montevideo a jugar a Cerro. El resto es historia conocida.

los goles

River: un club organizado y hermoso

“Los dos goles fueron lindos, pero si tengo que elegir me quedo con el primero”, dijo sobre su doblete. “Olivera se la dio de taco a Calzada, él me la tiró a mí en diagonal y le pegué cruzado al ángulo”, contó sobre su primera conquista, que volvió a poner a los darseneros en ventaja tras el empate parcial de Fénix. “El segundo también fue lindo porque me tomé un segundo para pensar cómo colocarla. Capaz que en otro momento le pegaba al golero. Je. La confianza que estoy teniendo me ayudó”, agregó quien se sorprendió con lo que encontró en River. “Es un club muy bien organizado y el Parque Saroldi es un lugar precioso, hermoso para entrenar. Y en el grupo me hicieron sentir parte de ellos desde el primer día”, añadió quien se reencontró con dos excompañeros: Williams Martínez, con quien jugó en Cerro, y Facundo Boné, con quien había hecho las formativas en Fénix antes de volver a Conchillas y luego recalar en Cerro.

Rodeado
Rodeado. Así estuvo Urruti el sábado, pero igual anotó un doblete. Foto: Marcelo Bonjour.
Florencia

El amor le llegó por Instagram

Florencia es de Piriápolis, pero Urruti la conoció por Instagram. “Nos hablamos, pero me costó mucho para llegar a verla. Estuve como tres meses para convencerla, pero enseguida vi en ella cosas que otras mujeres no tenían”, contó el delantero sobre su pareja, que estudia radiología y al mismo tiempo hace la escuela de parteras. “Es muy estudiosa y muy luchadora por unos problemas personales que tuvo. Y tiene una familia que me encanta. Su madre y sus hermanos, son muy parecidos a mi familia. Y eso también nos unió”, explicó. Están juntos hace un año. El noviazgo comenzó cuando se fue a préstamo de Peñarol a Fénix. Hoy viven juntos en Malvín junto a la perrita Mía.

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