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En tierra de canguros

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Bruno Fornaroli haciendo de las suyas en Melbourne City.

Bruno Fornaroli es el goleador del fútbol australiano. Es el único uruguayo en una liga que le resultó más dura de lo que se imaginaba.

"Llamame a las seis de la tarde, que acá son las ocho de la mañana y ya me levanté para ir a entrenar", dice Bruno Fornaroli desde Melbourne, una de las ciudades más hermosas de Australia. El delantero, es el único uruguayo en el fútbol australiano y es el goleador del mismo. Lleva marcados 14 goles desde agosto, cuando se incorporó al Melbourne City.

"Pensé que me iba a costar más adaptarme, pero intenté tomarme las cosas de otra forma, sobre todo por mis experiencias anteriores en el exterior. Me tomé las cosas con más tranquilidad. Además, tuve la suerte de anotar enseguida y eso me dio mucha confianza. Después, seguí convirtiendo partido a partido, y eso me hace estar hoy muy feliz", contó el goleador desde la mañana australiana.

A pesar de los goles que lleva anotados, el fútbol australiano no le resultó sencillo al ex Danubio y Nacional. "Pensé que me iba a encontrar con otro tipo de fútbol, con uno más fácil, pero se juega muy bien y fuerte. En eso es muy parecido a Uruguay. La diferencia que por ahí tiene con nuestro fútbol es ese toque sudamericano, que obviamente nosotros tenemos y a ellos le falta. Esa picardía y eso hay que aprovecharlo. Es lo que nos permite hacer la diferencia".

No sabe mucho inglés y en su equipo hay sólo un futbolista que habla español porque es hijo de argentinos, pero se revuelve. "Vine sabiendo muy poco inglés, pero estando todo el día escuchando gente que lo habla, lo voy a aprender. También estoy tomando un poco de clases para intentar mejorar. Espero terminar hablándolo bien".

Grupo.

A pesar de la barrera del idioma, sus compañeros lo recibieron muy bien y eso también influyó en su rápida adaptación. "Es un grupo buenísimo y desde el primer día me hicieron sentir muy bien. Que tus compañeros te traten de buena manera, también genera confianza".

Uruguay enfrentó dos veces a Australia en repechajes. La primera la ganaron los celestes y fueron al Mundial de Corea y Japón. En la segunda vencieron ellos y concurrieron a Alemania 2006. "Muchas veces me hablan de eso, me lo preguntan siempre en las entrevistas. Se acuerdan bastante, pero sólo de la vez que clasificaron ellos. Sólo de la que pasaron, de la otra parece que se olvidaron. Je".

Hoy el Melbourne City marcha tercero en el campeonato donde se miden diez equipos. Dos clasifican directamente a la Champions League asiática y el tercero va a un repechaje. Uno de los objetivos del equipo del "Tuna" es entrar a la Champions. "Mi objetivo personal es salir campeón, algo que el club no logró nunca. Ahora estamos terceros, a 5 puntos de los primeros, pero falta más de la mitad del campeonato".

En Danubio, Fornaroli no concentraba por motivos económicos, en Melbourne lo hacen solamente cuando juegan afuera de la ciudad. "Acá son muy profesionales en todo lo que tiene que ver con el cuidado de los futbolistas. En eso están en todos los detalles, pero no entrenan tan fuerte. Trabajamos la misma cantidad de días, pero los trabajos son menos exigentes. Por ejemplo, a mitad de semana, el miércoles es un día muy light".

Los dueños del Melbourne City son propietarios del City Group, que tienen al Manchester City, el New York City y el Yokohama de Japón. "No sé si esto es un escalón para volver a Europa, pero quizás sí para el mercado asiático. Encontré un mercado que desconocía y que no pensaba que era tan grande. Y como las cosas están funcionando bastante bien, es normal que se abran puertas en mercados como China, Japón o Qatar, que también está muy cerca y ven mucho el fútbol australiano. Se pueden abrir otras puertas, aunque estoy muy contento acá. Tengo otro año más de contrato y estoy muy cómodo, no sólo yo sino mi familia también. Vivir acá es espectacular".

Los sueldos en el fútbol australiano no son muy superiores a los de un club grande en Uruguay, pero la infraestructura es muy buena y los estadios son impresionantes. "Esta es una liga que tiene todo para crecer, ya lo ha hecho en los últimos años y si apuestan a pagar mejores salarios, se convertirá en una liga muy importante en unos años. Los salarios acá son bajos. Hay un tope salarial y solamente dos jugadores por equipo pueden ganar más de ese tope. Y la obligación es que uno sea australiano y el otro extranjero. Yo no soy uno de ellos. No vine por el dinero, sino por abrir otra puerta. Y para dar un salto en mi carrera".

Melbourne es la ciudad más grande del estado de Victoria y supo ser la primera capital australiana. Hace unos años, fue considerada la mejor ciudad del mundo para vivir. "Acá hay una discusión constante a ver qué ciudad es más linda si Melbourne o Sydney. A Sydney fui solo a jugar y no la pude conocer todavía, pero esto es primer mundo, primer mundo. La ciudad tiene todo lo que implica vivir en el primer mundo. Esa fue una de las cosas que me hizo decidirme a venir. Melbourne es una ciudad multicultural, tiene gente de todo el mundo. Y todos se respetan. Siempre hay espectáculos muy importantes, ahora está el abierto de tenis, y también la Fórmula Uno. Es una ciudad muy movida en la que siempre hay cosas para hacer".

Carrito.

Hay restaurantes con comidas de todas partes del mundo. Lo único que falta, según Fornaroli es una parrillada uruguaya. Él y su esposa encontraron por internet un carrito con chivitos uruguayos. No lo podían creer. Vieron las fotos y eran los mismos. "Uno cuando está afuera siempre intenta buscar las cosas que lo acerquen al país. El problema es que no está siempre en el mismo lado, van cambiando de lugar en la ciudad. Estamos intentando rastrearlos para disfrutar de unos buenos chivitos. Fuimos un domingo a una feria en la que supuestamente iban a estar, pero habían estado el sábado. No tuvimos suerte, pero ya los vamos a encontrar".

Los Fornaroli viven en Souba, en el centro de la ciudad. Allí ocupan un departamento que le da el club, lo mismo que un coche Hyundai, que es el principal sponsor de la Liga. "Como acá se maneja por el otro lado, Erika no se animaba mucho a hacerlo y por eso preferimos vivir en el centro, cerca de todo", aclaró. Hoy su esposa está dedicada totalmente al cuidado de Federica, la hija de ambos de dos años. Pero dentro de poco estará más libre porque la pequeña arrancará el jardín. Y seguramente no tardará en hablar inglés con fluidez. "Seguramente, mejor que el padre", dijo el "Tuna".

Federica ya ha visto canguros, es que estos animales se encuentran al salir de la ciudad, en los barrios que están un poco alejados. "Donde nosotros entrenamos, que es un poco afuera, se los ve. Uno se sorprende, imaginate una niña pequeña como la nuestra", dijo el "Tuna" que espera dar en su carrera, un salto de canguro.

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Bruno Fornaroli haciendo de las suyas en Melbourne City.

HistoriasSILVIA PÉREZ

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