RECUERDO

Hoy se cumplen cuatro tro años del partido clásico correspondiente al torneo Clausura de 2016. Los aurinegros, dirigidos entonces por Jorge “Polilla” Da Silva, perdían por 2 a 1 y faltaban apenas minutos para que el árbitro Daniel Fedorczuk pitara el final.

Pero entonces, Marcel Novick, que esa tarde fue titular, se fue hacia el área y anotó con la nuca el empate que permitió que Peñarol mantuviera la diferencia con su tradicional rival y siguiera liderando el torneo Clausura y la Anual.

Los dos goles de Nacional habían sido anotados por su entonces capitán, Diego Polenta, ambos de penal; mientras que Mathías Aguirregaray había puesto el 1 a 1.

Pero el héroe del juego fue el mayor de los Novick, quien se unió en cancha a su hermano Hernán -que había ingresado a los 60 minutos sustituyendo a Miguel Murillo- en un interminable abrazo al final del partido.

Marcel contó en la conferencia de prensa por qué se mandó la patriada hacia el arco rival. “No lo pensé, sólo me fui para arriba. Yo soy ordenado en la cancha, pero faltaba muy poco. Era la última jugada, por eso lo hice”, explicó. “Y fue con la nuca”, aclaró respondiendo la pregunta de con qué había golpeado la pelota.

Novick también le mandó saludo a su madre, dado que ese 15 de mayo se celebraba el día de las madres. Y le hizo un regalo muy original: una máquina de hacer sopa. No fue el único obsequio: Solveig recibió también la camiseta con el apellido materno (Rettich) en la espalda, con la que anotó el agónico gol del empate en el clásico.

Hoy Marcel, quien llegó al club hace ocho años de la mano de Gregorio Pérez, sigue en Peñarol, aunque casi no ha jugado últimamente. Pero nadie duda de su importancia en el equipo.