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Sobra fe, falta paciencia

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Peñarol es un equipo en formación permanente. Desde hace tres semestres cambia y recambia gran parte de su plantel principal y también cambia de entrenador después de cada campeonato.

Bengoechea y "Polilla" Da Silva llevaron a Peñarol a la obtención del Uruguayo 2015/16, pero ninguno se mantuvo al frente del plantel.

En este último año y medio, hubo una barrida de referentes, y no es un tema menor. Que un recién llegado al club sea recibido por Nández y Guruceaga habla a las claras de lo que es hoy el núcleo principal. Los referentes son veinteañeros. Nacidos en el club, muy cierto, pero no es lo habitual en un equipo grande.

Se fue Zalayeta, Forlán tiró la toalla antes de terminar la pelea, no se le renovó contrato a Luis Aguiar ni a Guillermo Rodríguez, y esta temporada se dejó libre a Carlos Valdez, el último capitán de los aurinegros.

Está claro que poco tiene que ver Leo Ramos en todo esto. Llegó de cero, armó un plantel con lo que pudo, y salió a la cancha con su propuesta.

¿Alcanza? Por ahora no, tendría que tener un largo período de adaptación, igual que los recién llegados, pero si algo no tiene el hincha de Peñarol es paciencia. Y eso, pesa.

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