#OVACIÓNENLAFINAL

Hubo hasta cinco controles a los aficionados antes de ingresar al Bernabéu.

La paz y el ambiente festivo reinaron en Madrid durante toda la previa de la final. El histórico despliegue de seguridad funcionó a la perfección y antes del partido los hinchas xeneizes y millonarios disfrutaron en paz del ambiente de final en la capital española.

Ambos sabían las zonas especialmente habilitadas para su presencia y las aprovecharon. Allí la música argentina amenizó el ambiente durante todas las horas previas al partido, desde escenarios construidos especialmente para la ocasión. El ritmo sudamericano se hizo sentir a todo trapo, bajo la mirada de los europeos, que no conocían demasiado la música que estaban escuchando. Tampoco se registraron incidentes en otras zonas más alejadas del estadio en las que inevitablemente se encontraron algunos integrantes de las hinchadas.

Incluso fue posible y normal ver a numerosos hinchas con ambas camisetas compartiendo aperitivo en los bares aledaños al Santiago Bernabéu. “Para nosotros, que vivimos en España, esta es una oportunidad única”, comentaban al respecto y había unanimidad en ese sentido.

Y es que si bien la mayoría del público en el feudo blanco fue argentino, también lo fue el residente en España o Europa, que aprovechó las buenas conexiones con Madrid para acercarse a ver una final que nunca hubiesen imaginado. Pero que la estaban viviendo: la definición de la Copa Libertadores de América.

A pesar de que las autoridades aconsejaron acudir pronto al Bernabéu, las consecuencias del dispositivo de seguridad se manifestaron en los espectadores.

Nunca se tardó tanto en acceder al feudo blanco como este domingo: primero había que pasar un filtro inicial de la policía, luego otro en el que pedían la entrada y un tercero de nuevo policial en el que se cacheaba a cada aficionado. Por si no fuera suficiente, al entrar al recinto se volvía a solicitar el boleto antes de un nuevo cacheo por parte de la seguridad.

Ni un partido del Real Madrid por Liga, ni un encuentro por Champions League tuvo tanto despliegue en este sentido como el de la final entre River Plate y Boca Juniors.

En total hubo hasta cinco barreras que provocaron retrasos de 45 minutos para acceder al estadio, cuando para ver al Real Madrid nunca se hizo esperar tanto. Madrid quiso asegurarse de que los problemas de Buenos Aires fueran irreproducibles en sus calles y lo logró en la previa llevando al límite la paciencia de los hinchas en los controles.

Los que más sorprendidos se veían ante semejantes controles fueron los aficionados españoles que decidieron ir a ver la final, que comentaban en las largas filas lo inédito de la situación. Algo que nunca habían experimentado.

Toda la extrañeza del ambiente europeo se fue transformando en nervios y pasión según se fue acercando el inicio, vistiendo el Bernabéu con un ambiente de fútbol sudamericano que le es extraño.

Desde las tribunas dio la impresión de que la afición de Boca Juniors era mayor que la de River Plate, algo en lo que seguro tuvo que ver el enojo de los millonarios por la suspensión de su estadio y no poder jugar la segunda final en el Monumental de Núñez.

En cualquier caso, llamaron la atención -por innecesarios- los dos pulmones que se establecieron en cada fondo, pero que solo separaban hinchas del mismo equipo. Parece que a la organización le dio miedo llenar por completo la capacidad del estadio Santiago Bernabéu.

La incertidumbre era si todo el ambiente festivo que reinó en la previa era capaz de sostenerse tras la gran final, con un ganador y un perdedor y ya conociendo al nuevo campeón de América.

Lo cierto es que la imponente seguridad que se vio en la previa, en los alrededores del escenario y en el propio Santiago Bernabéu se reafirmó tras el partido y en los festejos, donde la seguridad de Madrid brilló por su organización y poder de resolución.

Así, la noche fría de Madrid se fue bajo cánticos y festejos, pero sin problemas. Europa logró presenciar y vivir la final de la Copa sin problemas...