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En un segundo plano

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Forlan Peñarol
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El impacto de la llegada de Diego Forlán se atenuó, adentro y afuera de la cancha: ¿cuál ha sido la causa?

Primero fue la noticia: un impacto. Después la expectativa por el debut: una atracción. Luego el interés por su inserción oficial en la competencia del fútbol uruguayo de cabotaje: una interrogante. Posteriormente, la curiosidad por cómo se desenvolvería en una cancha chica, donde no jugaba desde hace ya unos 20 años.

Todo eso pasó en primer plano. La figura de Diego Forlán lo ameritaba. Para la consideración popular, primero estaba el jugador que no sólo fue el mejor del Mundial 2010, sino el que actuó al más alto nivel internacional durante trece temporadas. Atrás, venía Peñarol. Un orden entendible, al fin y al cabo.

Sin embargo, el sedimento de un empate ante El Tanque Sisley y una derrota con Defensor Sporting, dieron vuelta "la tortilla" de inmediato: la atención se posó primero sobre la continuidad de Bengoechea, y ahora —después del agónico triunfo ante Fénix— en torno a la incertidumbre de si Zalayeta, capitán y "buque insignia" del equipo para el técnico, que nunca lo sustituyó en los tres partidos jugados antes, va a seguir de titular o irá al banco.

¿Y Forlán? ¿Por qué perdió preponderancia? Además, ¿eso ocurrió por lo que sucedió con Peñarol, o a Peñarol le pasó eso porque la gravitación de Forlán no fue la esperada?

Según los puntajes que le dio Ovación a Forlán en lo que va del Torneo Apertura (ver aparte), parece que el motivo es el segundo: en el aspecto futbolístico no ha tenido la incidencia que se aguardaba.

Es cierto, ese indicador fue en descenso: del 7 de muy bueno al 5 de regular; pero sucede que, aún debiendo ser estandarte, el crack está sujeto al colectivo, que es el cuadro; sobre todo en la faz atacante.

Más allá de que jugó como mediapunta detrás de Ifrán, de doble punta, y también como uno de los tres y hasta cuatro delanteros netos a los que apeló Peñarol en algunos pasajes, Forlán se abrió a las bandas e, incluso, bajó a pelear por la pelota cuando al equipo le costaba recuperarla, de la misma manera que hizo centros y pases de gol, o por lo menos claros y penetrantes; pero tal gama de instrumentos ofensivos suena al influjo de una partitura poco habitual en el fútbol uruguayo.

Concretamente: Forlán hoy no es veloz físicamente, pero mentalmente es rápido, y así maneja la pelota, en corto o en largo, con la batuta de su pegada; y en el 80% de las situaciones, lo hace con una precisión de violinista que, para que el conjunto suene bien, requiere igual sintonía del resto de los ejecutantes.

Esa perpendicularidad que siempre tuvo Forlán, aunque a los 36 años sea mayor para proponer las llegadas que para concretarlas, no es correspondida ni explotada en la medida adecuada: un centro justo precisa un cabeceador nato, que Peñarol no tiene; y una circulación como la que intenta "Cachavacha" no prospera sin movilidad, opciones de pase y siguientes instancias de una jugada que no logran ser interpretadas en la misma frecuencia que quien las arma.

En el fondo, la disfunción es conceptual, por eso Forlán pasó a un "segundo plano"; aunque a la "ópera prima" que Peñarol soñaba escuchar con su llegada le falta el último acto, donde la sinfónica armada ahora para tocar a un ritmo más dinámico pone otra vez al director en el primer plano, o hace que a éste le pase como a Ildo Maneiro en 1978, cuando volvió "europeizado" desde Francia y, tras jugar cuatro partidos con ese pentagrama, terminó "achanchándose".

El rendimiento.

"Mucha gente quería que yo viniera a Peñarol, pero también quiere que rinda; y si no lo hacés, va s a recibir críticas: es así aunque a uno no le guste; además, si te gritan es porque te tienen en cuenta". (Forlán tras la derrota con Defensor Sporting)

La paciencia.

"Hoy me toca estar en Peñarol, donde espero hacer cosas que he hecho en la selección, y que la gente de Peñarol pueda disfrutar; hay que tener paciencia y estar tranquilo; con mi experiencia, debo tratar de ayudar para sacar esto adelante".

Los insultos.

"Esto no es distinto a lo que he vivido en otros lados, la diferencia es que ahora estoy en mi país y en el club del que soy hincha; creo que es normal cuando las cosas no salen en un grande" (Forlán tras las críticas e insultos recibidos ante los violetas).

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Forlan Peñarol

PeñarolJORGE SAVIA

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