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El secreto de Colonia: Plaza tiene una identidad y Espinel un modelo ganador

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La celebración de Plaza Colonia con la copa del Torneo Apertura
Leonardo Maine

CAMPEÓN

Muchos de los atributos que resaltan en el ganador del Torneo Apertura 2021 también estuvieron presentes en el equipo que en 2016 supo ganar el Torneo Clausura.

No tienen al goleador del campeonato, ni al que le pelea esa condición. No tienen a los jóvenes que se ganan la mayor cantidad de titulares de los diarios o portales digitales, ni a los que aparecen en las listas de convocados de la Selección. No tienen a la delantera que rompe redes, pero tienen lo que a otros les falta. O que jamás pudieron encontrar en 14 fechas. Es que en Plaza, con el esfuerzo en la recuperación de la pelota, la dinámica en el mediocampo y profundidad del juego, volvieron a demostrar que aquello que está “hecho en Colonia” es de buena calidad.

Y con una actuación tan o más convincente que aquella de 2016, aunque hay que ser justos y remarcar que el equipo de Eduardo Espinel, en su versión más moderna, tiene mucho de aquel otro que supo generar la primera gran sorpresa en el fútbol uruguayo. Podría decirse que son hermanos, porque nacieron en el mismo lugar y porque su crecimiento tiene hasta un desarrollo idéntico. Y, además, porque la marca de nacimiento está grabada a fuego: “Es el equipo de Espinel”.

Esa identidad se expone en un modelo futbolístico cuyas cifras dejan en claro que el Plaza Colonia del Apertura 2021 es el sosías del Plaza Colonia del Clausura 2016. Más igualitos, imposible.

Para empezar, esta relación es tan estrecha que los dos equipos levantaron la copa de Campeón una fecha antes de que finalice el torneo y en calidad de visitante. El domingo 29 de mayo de 2016 en el Campeón del Siglo metió dos goles y este domingo 15 de agosto de 2021 en el Parque Viera repitió la fórmula.

Plaza Colonia celebra el título en el Campeón del Siglo. Foto: Ariel Colmegna
Plaza Colonia campeón en 2016, Foto: Archivo  El País.

Pero vayamos a las estadísticas puras y duras: en 2016 el conjunto de Espinel supo encadenar una racha de siete partidos consecutivos sin derrotas para terminar logrando el título. En esta ocasión sumó 10 cotejos seguidos de imbatibilidad. La campaña anterior la abrochó con nueve partidos ganados, cinco empatados y nada más que una derrota. En esta ocasión tiene 10 triunfos, tres empates y un único partido perdido.

En materia de goles: la primera gesta la consumó con 32 puntos, 20 goles a favor y nada más que nueve en contra, lo que le permitió tener de saldo de goles un +11. Ahora, en su segunda conquista, ya tiene 33 unidades, con 18 goles a favor y siete en contra. Sí, +11 de saldo de goles.

En el Clausura 2016 supo ser puntero del campeonato en diez fechas. Ahora lo culminará el Apertura 2021 con siete jornadas como líder supremo, lo que demuestra que ni antes ni después acusó inconvenientes para sobrellevar el peso de la responsabilidad de sostenerse arriba. O sea, los dos equipos demostraron personalidad y jerarquía.

No sorprende que ello haya sido posible cuando en ambos casos lo que terminó primando siempre, en la conducción de Espinel, es la confianza sobre los futbolistas que lograron convencerlo de que tenían que ser los que ocupasen su lugar en el equipo titular. En las dos campañas hay una reiteración de nombres fecha tras fecha, lo que dejó en claro que fue templando al conjunto para todas las batallas deportivas que se iban a venir por delante.

En 2016 10 futbolistas jugaron más de 12 partidos de las 15 fechas y en 2021 ese número lo superaron nueve jugadores. El triángulo final de 2016 se armó con un arquero (Kevin Dawson) y un zaguero (Germán Ferreira) que totalizaron 1.260 minutos de juego y el otro defensa central (Carlos Rodríguez) disputó 1.248 minutos.

En esta última conquista Santiago Mele cuidó el arco en 14 partidos, totalizando 1.260 minutos de juego, Mario Risso lo acompañó en 13 encuentros con 1.104 minutos y Nicolás Olivera estuvo en cancha 900 minutos (10 partidos jugados).

En la mitad del terreno se repiten también situaciones muy parecidas. Por aquellos tiempos Matías Caseras supo totalizar 1.122 minutos y Nicolás Milessi 1.235, mientras que ahora Yvo Calleros ya llegó a los 1.260 y Leonai Souza a los 1.148.

Eduardo Espinel, el hombre que supo llevar a Plaza Colonia dos veces a la gloria
Eduardo Espinel, el hombre que supo llevar a Plaza Colonia dos veces a la gloria. Foto: Leonardo Mainé.

Estos datos reflejan con claridad que Espinel forjó el equipo con una columna vertebral, a la que respaldó con calidad individual, experiencia y liderazgo dentro y fuera de la cancha.

Lo que antes supieron entregar Facundo Waller, Germán Rivero, Mariano Bogliacino, Sergio Leal y Federico Puppo (en diferentes rubros) ahora lo aportaron Diogo, Nicolás Dibble, Álvaro Fernández y Cristian Rodríguez.

La base de 2016. Estos once jugadores jugaron más que el resto: Kevin Dawson (14 partidos jugados); Santiago De Ávila (13 PJ), Germán Ferreira (14 PJ), Carlos Rodríguez (14 PJ), Alejandro Villoldo (14 PJ); Matías Caseras (13 PJ), Facundo Waller (14 PJ), Nicolás Milesi (14 PJ), Nicolás Dibble (13 PJ), Germán Rivero (14 PJ); Alejandro Furia (12 PJ).

La base de 2021. Estos trece jugadores jugaron más que el resto: Santiago Mele (14 PJ); Haibrany Ruiz Díaz (11 PJ), Mario Risso (13 PJ), Nicolás Olivera (10 PJ), Gonzalo Camargo (14 PJ); Emilio Zeballos (10 PJ), Yvo Calleros (14 PJ), Leonai Souza (13 PJ), Nicolás Dibble (14 PJ); Diogo (13 PJ), Juan Cruz Mascia (12 PJ); Álvaro Fernández (10 PJ), Cristian Rodríguez (12 PJ).

El proceso
“Chiqui” García: “Hay un modelo deportivo y un código de conducta”
El festejo de los jugadores de Plaza tras el gol de Zeballos

Roberto “Chiqui” García, gerenciador de Plaza Colonia, destacó que el éxito alcanzado ese fruto del trabajo y el respeto a “un modelo deportivo”. En ese marco, indicó a Ovación que “la base es el código de conducta, una línea de trabajo y la conducción de Eduardo (Espinel) que calza justo en el proyecto nuestro”.

Al recordar el pasado, el “Chiqui” cuenta con alegría la forma en la que Espinel llegó a filas de Plaza Colonia. “Eduardo en 2014 me estaba dando clases a mí en el curso de entrenador profesional y cuando se dio la renuncia de Gabriel Añón, porque nos estaba yendo mal, había que traer un técnico de la casa, de Colonia, que conociera la idiosincrasia de la gente del Interior. Eduardo no lo podía creer, él nunca había dirigido. Había jugado en Plaza y creo que había dirigido a su cuadro de Cardona en un partido y lo había perdido, todavía. Cuando le dije el 'canario' no lo podía creer. Me miró y me dijo: '¿Me estás jodiendo, Chiqui?’. Aunque le insistí que era en serio, me repitió: "Me estás jodiendo, boludo". Yo lo conocía del fútbol chacarero y lo convencí. Hicimos una reunión en casa, en Valdense, vino Carlos (Manta) y así empezó. Después salió campeón, se fue para afuera, no le fue bien y volvió. Y acá, calza bien”.

Para el gerenciador de Plaza no hay secretos. “Esto responde a nuestra línea de trabajo, que empieza en las formativas. Adentro del Prandi, adentro del Complejo no se puede tener caravanas ni se usa piercing. No se puede andar con la camiseta de otro equipo. Al principio, cuando agarramos a las formativas, a los 30 meses de que nos habíamos hecho cargo del primer equipo, iban a practicar con camisetas de Nacional, Peñarol, River, Boca, San Lorenzo, y ahí empezamos a buscar una identidad, fuimos por una línea y comenzamos a educar. Tenemos un refrán con Carlos (Manta), le damos todo lo que se necesita y decimos “no falta nada, no sobra nada”. La línea de conducta es la de tener muy buenas personas por encima de todas las cosas, lamentablemente hubo jugadores que quedaron por el camino de repente por no amalgamarse al equipo, sin importar si eran buenos jugadores. No calzaban los puntos que queríamos. Nosotros estamos gestionando todos los días y el proyecto está por encima de todos”.

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