Serán noventa minutos y nada más. Noventa minutos para que uno de los dos pueda seguir el camino hacia la gloria.

Nacional, llega como uno de los líderes del Torneo Apertura y Peñarol está a tres puntos, pero ambos saben que en cualquier clásico hay más de tres puntos en juego. Está la historia, el prestigio, y por que no, el futuro en medio de todo lo que significa el choque de estas dos camisetas.

No hay favoritos, y así lo marcan sus centenarios enfrentamientos. Las estadísticas no juegan, ni pesan, sirven para agregarle más condimento al plato fuerte del fútbol uruguayo. Y todos lo saben. Y lo dicen.

El clásico es un partido diferente a todos, es un partido único, irrepetible, inigualable, que lleva al camino del triunfo o la derrota. No hay más opciones, no hay alternativas, y de nada sirven los partidos previos como para definir y asegurar quién será el ganador.

"Me gustan este tipo de partidos, son encuentros que uno los prepara, los planifica de otra manera. Gracias a Dios me ha ido muy bien contra Nacional. Tenemos que imponer nuestra idea de juego y que los jugadores estén convencidos de ir a buscar los tres puntos", dijo Leo Ramos, debutante absoluto en un clásico dirigiendo a Peñarol, el equipo que oficiará de local y llega debajo de su rival en la tabla de posiciones.

"No hay nada más cautivante ni motivante que un clásico. Perdimos tres puntos y la plata que teníamos en el banco, pero tenemos algo muy cautivante en el horizonte, y lo tenemos que aprovechar", sostuvo Martín Lasarte un entrenador con vasta experiencia clásica dirigiendo a Nacional.

Ramos de un lado, Lasarte de otro, cada uno con su estilo, cada uno con sus armas, con sus ideas y su táctica.

Ambos saben que hay un solo camino a la gloria, y es de la victoria. Conocen los detalles, los pormenores del juego, y armarán su estrategia pensando en el rival y apuntando a lo suyo.

En las tribunas, el aliento estará asegurado, en la cancha, la entrega de sus futbolistas, también. Después que la pelota comience a rodar, comenzará a escribirse una página más en la historia clásica del fútbol uruguayo.

Estarán frente a frente los equipos más galardonados, los más ganadores, los que sacuden al fútbol local.

No importa cómo jueguen ni cómo lleguen al clásico. Después que Leodán González pite, se verá un nuevo capítulo de una vieja película.

Con otros protagonistas, con diferentes actores, pero con el guión que marca la historia.

Hoy es noche de clásico. Noche de alegrías y tristezas, de goces y sufrimientos.

Este encuentro clásico encuentra a dos de las defensas menos vencidas y a dos de las delanteras más goleadoras. Nacional tenía la valla menos vulnerada antes de Boston River (solo tres goles) y hoy está igual a Peñarol (seis cada uno) pero se encuentra con la ofensiva aurinegra (19 goles) en un excelente momento.

Los clásicos son partidos diferentes, de mucho peso y responsabilidad, y en ese sentido, la experiencia puede jugar un rol importante. Nacional llega con un equipo fogueado, más experimentado que el de Peñarol, donde habrá ocho debutantes clásicos. La ansiedad y los nervios, también juegan "su" partido clásico.

La pelota quieta puede tener incidencia en el clásico. Es más: en muchos partidos cerrados, apretados, peleados, terminaron definiéndose por la calidad de los ejecutantes. Nacional tiene varios y muy buenos: Viudez, Ligüera, Lozano y "Papelito". Peñarol tiene al "Cebolla" y a Lucas Hernández como ejecutantes.

Leodán González tendrá su bautismo clásico. Iba a dirigir el clásico del Uruguayo Especial (suspendido).

Junior Arias será uno de los ocho deutantes clásicos de Peñarol. El delantero tiene velocidad y gol.

Hugo Silveira es de los pocos en Nacional que no tiene experiencia clásica. También será su debut.

Hasta las 13.00 horas de hoy se pueden adquirir entradas en el Centenario y en los locales de Redpagos.

JOSÉ MASTANDREA

CLÁSICOJOSÉ MASTANDREA