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"Romario" jugó poco, pero sumó muchísimo

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Hector Romario Acuña
Gerardo Perez

Héctor Acuña se coronó campeón por primera vez en Uruguay con Defensor.

Héctor "Romario" Acuña jugó solamente 85 minutos, mucho menos de lo que hubiera deseado, en el torneo Apertura que Defensor Sporting ganó el fin de semana pasado. Fue titular solamente en un partido, frente a Racing, pero en otros tres juegos ingresó desde el banco de suplentes donde le tocó esperar en nueve oportunidades.

Sin embargo, nada de eso impidió que "Romario" fuera muy importante para el plantel violeta ni que festejara como loco en el Parque Capurro, donde el equipo dirigido por Eduardo Acevedo venció a Fénix y se quedó con el título del primer torneo del año. Y no era para menos, porque a pesar de haber cumplido 17 años como profesional, era la primera vez que se coronaba campeón, al menos en Uruguay.

"Fui campeón en Colombia con Deportes Tolima, pero no se compara con conseguirlo en tu país. Es otra cosa. Estaba muy ilusionado con que podíamos ser campeones y por suerte lo conseguimos. Hubo que ganar una cantidad de finales, pero se pudo lograr. Y se disfrutó, se disfrutó mucho más allá de que no jugué los minutos que hubiera querido. Pero lo entiendo porque el equipo andaba muy bien y a Maxi (Gómez) no había con que darle", reconoció "Romario" que tiene 35 años y defendió 15 camisetas en su carrera.

"Más allá de quien jugara, o de que lo hiciera uno u otro, tratábamos de que todos estuvieran incentivados y enchufados en lo que nos estábamos jugando. En lo que queríamos conseguir. Todos sumábamos para el mismo lado, jugáramos más o menos. Y creo que por eso pudimos conseguir nuestro objetivo", explicó el delantero.

"Yo pensaba que podía tener un poquito más de chances y no se me daba, pero trataba de sumar de otra manera, aunque no estuviera en la cancha. A veces, me ilusionaba con que en determinado partido me podía tocar, pero no se me daba. Igual, en la semana, cuando nos tocaba hacer entrenamientos de fútbol, trataba de exigirle al máximo a los titulares para que el fin de semana pudieran andar lo mejor posible".

Un pedido.

En el último partido frente a Fénix, "Romario" tenía a su hermano menor, Mathías, del otro lado. Es más, Mathías ingresó para jugar el segundo tiempo en lugar de Gissi en el equipo de Capurro. "En ese momento los sentimientos eran raros porque yo deseaba salir campeón pero a la vez quería que a mi hermano le fuera bien", contó el delantero. "Antes del partido, Renata, unas de mis hijas le pidió al tío que se portara bien porque su papá iba a salir campeón. Y después del partido mi hermano me llamo para felicitarme".

A la hora de concentrar en el Franzini, "Romario" comparte habitación con Guillermo Reyes, Gonzalo Maulella y el joven Ayrton Cougo. "Nos llevamos muy bien y nosotros los más grandes le pasamos hablando a Cougo. Los chicos me escuchan y saben que uno lo hace para ayudarlos, para apoyarlos y para que les puedan salir bien las cosas en el futuro. Los 17 años de profesional que tengo arriba me sirvieron para poder inculcarle a un juvenil como hay que hacer las cosas para seguir en el fútbol. Porque llegar a veces es fácil, pero lo más difícil es mantenerse. Trato de hablarles de todo eso y lo bueno es que lo entienden y escuchan de buena manera".

Es que hablar con los más jóvenes es una de sus funciones hoy en el plantel violeta. Y lo hace con gusto, pues recuerda cuando debutó en la primera División de Rampla Juniors en el año 2000, justo el día de su cumpleaños. "Fue el 27 de octubre de 2000, en Las Acacias frente a Cerrito. Héctor Tuja era el técnico y en el entretiempo me dijo que iba a entrar. Tenía unos nervios impresionantes".

Le resulta difícil elegir una de las muchas camisetas que visitó. Aunque con la de Cerro fue goleador de la temporada. "En todos los equipos en los que estuve me trataron muy bien. Si resaltara a alguno sería injusto. Y más allá de algunas dificultades, como de pago por ejemplo, que siempre las hay en Uruguay, en todos lados me dieron mucho cariño. Los hinchas siempre me reconocieron, capaz que porque uno cuando llega a un equipo siempre trata de entregarse al máximo para que todo sea más fácil y para que la gente te quiera".

Una familia.

Acuña llegó a Defensor Sporting hace dos años de la mano del técnico Juan Tejera. Al principio jugaba, pero luego las cosas fueron cambiando. "En Defensor Sporting encontré una familia. Siempre están pendientes de cada uno, cerca, en cualquier detalle. Y eso hace que uno se sienta bien en el club y que vea las cosas de otra manera aunque no juegue tanto".

Tiene contrato hasta fines de diciembre con el club del Parque Rodó y no oculta que, tras la partida de "Maxi" Gómez, se ilusiona con tener más minutos.

"Entreno para estar cada fin de semana. Vamos a ver que pasa. Sé que tengo otras características, pero no hay dos jugadores iguales. Todos somos diferentes dentro de la cancha. Voy a tratar de entrenar lo mejor posible y estar bien para que si Dios quiere me toca, pueda aprovechar la oportunidad al máximo. Ganas de jugar todavía tengo", tiró el goleador, quien aprovechó el fin de semana libre para disfrutar de sus tres hijos. Benjamín de once años, Renata de siete y la pequeña Catalina, de nueve meses son lo más importante en la vida del delantero. Ayer la familia completa estaba de visita en la casa de su madre en el barrio Sur.

MARCÓ 20 TANTOS.

Fue goleador con Cerro.

Acuña fue el goleador de la temporada 2013-2014: marcó 20 conquistas defendiendo a Cerro. "En Cerro fue donde jugué más cuando regresé de Argentina, de Gimnasia, y donde fui goleador", recordó el delantero. "Fue raro porque luchamos hasta lo último para no descender, pero yo fui el que hice más goles. Fue muy importante para mí, porque nunca había salido goleador", añadió quien también supo convertir buen número de goles para varios otro equipos. Pero ese año, en el que fue el máximo artillero con los albicelestes, "Romario" jugó 25 partidos como titular, sumando 2190 minutos. Solo fue sustituido en dos partidos.

Manta lo hizo jugar de volante.

"Romario" ya había sido dirigido por el técnico Carlos Manta en Rentistas. Y había andado muy bien, jugando de punta como siempre. Sin embargo, cuando el técnico y el delantero volvieron a encontrarse en Liverpool, Manta lo puso de volante por afuera. "A veces jugaba Carlos Sánchez y otras veces yo. No es que me gustara, pero yo lo que quería era jugar. Y donde lo hacés lo decide el técnico. Lo que pasa es que en Liverpool en ese momento estaban Paulo Pezzolano y Elías Figueroa que jugaban de punta. Entonces hice un sacrificio, pero luego, cuando llegó Aranda, por suerte, me pasaron de punta", relató.

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