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Ahora es relojero

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Pablo Bengoechea

Bengoechea descubrió un nuevo oficio. El técnico manejó al plantel con tal precisión que, pese a la fragilidad del equipo, lo mantiene en carrera.

A sólo seis puntos del final del Clausura, ese que había empezado con tantos interrogantes, grandes inquietudes y profundas preocupaciones —acentuadas por la campaña casi perfecta de Nacional—, Peñarol disfruta de un escenario imprevisto. Tan inesperado, incluso cuando previo al clásico, hace solo dos fechas, y con Danubio puntero, los dirigentes aurinegros recordaron con un dejo de conformismo, pese a la desilusión del momento, que al comienzo de la temporada el gran objetivo pasaba por volver a la Libertadores.

Sin embargo, ahora, a dos fechas del final del Clausura, los aurinegros ya no solo están en posición de Copa, sino que están ante la posibilidad, al menos así lo tienen agendado para hoy, de celebrar el título del semestre, si le ganan a Fénix y pierde River Plate. Si no es hoy, podrá ser el próximo fin de semana, si mantiene el rumbo triunfal que recorrió el equipo aurinegro.

Hoy Peñarol disfruta de un escenario inesperado, pero propio de las decisiones que con precisión de relojero fue adoptando el técnico Pablo Bengoechea a lo largo de la temporada. Desde que descomprimió la presión que solían tener los clásicos de verano, que costaron el cargo a otros técnicos y condenó a tantos jugadores. Puso el objetivo en el debut en el Clausura, resignó cualquier aspiración de ganar en los torneos de verano y guardó a Zalayeta y Pacheco para las instancias decisivas. Conociendo la fragilidad de sus piezas claves y la necesidad de tenerlos en la mejor forma en las instancias claves. Probó jugadores que estaban a la sombra en el plantel, y los exprimió. Les sacó lo mejor y el equipo los aprovechó.

Trabajó desde el primer día en base a una claro proyecto futbolístico. Basó su juego en el orden, la disciplina, la actitud y la velocidad. En la defensa le faltó algo de lo primero, por eso sigue sufriendo. Tuvo disciplina táctica, les sobró a sus jugadores actitud y desequilibró con la velocidad. Ahora, en la puerta de la consagración, cuando el hincha apronta la garganta, Bengoechea disfruta su obra sin desconcentrarse del objetivo, que todavía está lejos.

LAS CLAVES.

1 - El pasado.

Los aurinegros no se deben confiar. Hace un año, Peñarol llegó a la fecha 14 con las chances intactas en el Clausura. Aquella tarde, igualó 1-1 con Liverpool y se despidió del título.

2 - Sin presión.

Despojado de la carga extra que transmite el descenso, Fénix disfrutará esta tarde su primera jornada del Uruguayo sin mirar la tabla de abajo. Un detalle no menor en un equipo que tiene buenos jugadores.

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