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Regresaron, por suerte, las mejores sensaciones

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EDWARD PIÑÓN

OJO CRÍTICO

Matías Vecino influyendo como un fuelle en el mediocampo. Federico Valverde siendo gravitante en los recorridos largos. Matías Viña y Nahitan Nández entregando un latido constante al equipo con sus trepadas vertiginosas. Giorgian De Arrascaeta convirtiéndose en el organizador del juego y Nicolás De La Cruz ofreciéndose como su mejor socio para que el fútbol de Uruguay más armonioso y rápido. Así, volvieron las mejores sensaciones.

Así, y como suelen decir los mexicanos, “me vale madres” que haya sido ante Bolivia. Porque en decenas de ocasiones ante el adversario más débil no se pudo exponer una superación futbolística tan grande. Tan marcada.

Uruguay jugó como se puede esperar que lo haga con el potencial que tiene en sus filas y su único defecto, que no deja de ser un detalle importante, es que no le embocó al arco en la medida que lo pudo y debió hacer por las jugadas que consiguió fabricar.

Pero ni ese aspecto da como para establecer que se detectó un mal mayor, porque no es normal que dos campeones de la ejecución, como son Edinson Cavani y Luis Suárez, hayan estado tan poco precisos. Así que la actuación contra Bolivia fue convincente. Volvieron las mejores sensaciones. Y eso es muy bueno.

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