EN EL PALADINO

Wanderers venció a Progreso con un gol de Rodrigo Rivero y luego cuidó el resultado: contó con las manos de su arquero para hacerlo. 

"Era un partido que teníamos que ganar, aunque no se jugara bien. Podíamos haber jugado mejor, pero la prioridad era el resultadou201d, admitió tras el partido el técnico de Wanderers, Eduardo Espinel.

Es que tanto los bohemios, que venían de un mal partido frente a Nacional, como Progreso que había caído ante River tras haber ido ganando, necesitaban ganar. Prueba de ellos son los cambios que realizaron ambos entrenadores: tres por el lado de Wanderers y cinco en el local.

El partido no fue bueno. Progreso arrancó un poco mejor, al menos tenía la pelota, lo que a Wanderers le costaba una enormidad. Sin embargo, fue el bohemio el que se puso en ventaja en la primera chance que tuvo. Un centro de Pastorini que la cabeza de Rodrigo Rivero transformó en gol a los 17 minutos.

Wanderers cuidó el resultado y tuvo en las manos de Martín Rodríguez un gran aliado. El arquero contuvo un penal, y le sacó un peligroso tiro a Lemmo cuando al final Progreso buscaba el empate con desesperación.