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Las razones por las que Diego López no fue cesado el domingo en Peñarol

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Diego López. Foto: Gerardo Pérez.

TORNEO CLAUSURA

La mayoría de los integrantes del Consejo directivo aurinegro entendían que era el momento de dar un golpe de timón, pero no hubo acuerdo por el nombre del sustituto; lo único que evitará el desenlace es que gane los dos próximos partidos.

Lo que ven, lo que les informan, las sensaciones que transmiten los partidos y las grandes dudas que existen sobre lo que puede ocurrir en el futuro bajo esta misma línea de conducción, es lo que terminó generando un consenso importante en Peñarol: hay que tomar una decisión fuerte. Que impacte. Que sea capaz de revertir el panorama actual.

Los diálogos y el intercambio de opiniones fueron claros y concisos. Aceptación de que había que cesar a Diego López. Y eso se analizó el mismo domingo, tras la derrota en Belvedere ante Liverpool. ¿Pero qué pasó? ¿Por qué no ocurrió? ¿Qué posibilitó que el "Memo" continuara al frente del plantel aurinegro?

Lo primero: no surgió aprobación mayoritaria para el Plan B. El nombre de Mario Saralegui, manejado en el pasado incluso por el presidente Jorge Barrera, tiene votos a favor y votos en contra. Y eso se expresa así en dos corrientes aurinegras: oficialismo y el Movimiento 2809.

Ojo, aún ante las dudas, a Mario se le reconoce que tiene la personalidad suficiente como para encauzar el barco y ejercer el poder de mando que se está reclamando. Porque una de las grandes preocupaciones que existen es la de entregar una señal contundente al plantel sobre liderazgo en el vestuario.

No fue esa la única razón por la que Diego López encontró una pequeña hendija por la cual pasó una pequeña luz de esperanza para que se sostenga en el cargo. Claro que esa abertura se hará más grande si el jueves en el Campeón del Siglo triunfa sobre Montevideo Wanderers, caso contrario el portazo le dará en la nariz.

El otro elemento que le entregó un plazo o una soga para no hundirse definitivamente es el hecho de que varios dirigentes en el pasado sostuvieron que la vida deportiva del club tiene que transitar de manera más sostenida, no reaccionar de manera tan veloz a los vaivenes de los resultados.

Para ser bien claros: haber dicho que los procesos deben sostenerse en el tiempo pesaron para que el "Memo" tuviera "un partido más".

Y es eso solamente lo que evitó lo que López y el gerente deportivo Carlos Sánchez recibieran la peor noticias de todas, porque después la suma de críticas es enorme. Y los informes que reciben los dirigentes apoyan la teoría de que es hora de actuar.

Actuar con decisiones que posibiliten, por ejemplo, llegar a la definición del Campeonato Uruguayo con otra respuesta física de los jugadores, con una superación en distintos aspectos del juego (la pelota quieta, por ejemplo).

Es más, que el nombre de Mario Saralegui haya aparecido en la mesa de diálogo de los directivos no significa que sea el único mencionado. Es cierto que para este momento se considera que se necesita un hombre de raíz aurinegra, que genere respeto y que tenga espalda ancha. Pero también es real que algunos han levantado la vista y encuentran que en un futuro muy cercano, por encima de estos dos meses que restan para la finalización de la temporada, al club podría llegar un entrenador que los impulse más.

Y ahí, un nombre que empezó a asomar es el de Diego Alonso.   

    

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