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El "Rayo" que quería Bengoechea

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Foto: Ariel Colmegna
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“Urreta” dejó Europa porque Peñarol lo necesitaba y, como en 2010 y 2011, volvió para disfrutar a pleno.

Allá, a fines de enero, cuando Peñarol atravesaba zona de turbulencias por los coletazos del Apertura —en el que los aurinegros habían quedado muy lejos del campeón y estaban jugados a ganar el Clausura como única vía de escape para llegar a las finales—, desde Europa surgió un grito de esperanza. Una frase de esas que alimentaban el sueño del nuevo técnico, las ilusiones del parcial y las esperanzas de todos los aurinegros. "Pienso que Peñarol me precisa más que nunca. Y no me gusta verlo así en este momento", expresó desde Portugal, donde jugaba en Paços Ferreira, Jonathan Urretaviscaya, con el hincha a flor de piel pero sin disimular su condición de profesional. "Ojalá todos juntos podamos poner al club en el lugar que tiene que estar", subrayó.

Dos días después, el técnico oficializó la llegada del jugador a Montevideo, y el 26 de enero comenzó a entrenar en Los Aromos.

"Urreta" había renunciado a un ofrecimiento de Toulouse de Francia y resignó otras posibilidades de actuar en el fútbol europeo para ir atrás de sus sueños. Aunque ya había jugado dos semestres diferentes en Peñarol y se había metido en la historia, quería más. No era suficiente aquel título de Campeonato Uruguayo 2009-2010, ni el vicecampeonato de la Libertadores en 2011. Y a los 25 años, maduro, pero con la velocidad y potencia de siempre, estaba dispuesto a vestirse de protagonista.

Así resultó. A puro vértigo, en cada carrera por la derecha o la izquierda, y con el 32 en la espalda, se transformó en la figura de un equipo que necesitaba de sus intervenciones para alimentar cada fin de semana el ascenso en la tabla.

Urretaviscaya completó el Clausura con 13 partidos jugados, siempre como titular. Faltó solo a dos partido, ante River Plate y El Tanque Sisley, por molestias musculares. Acumuló 1.160 minutos, fue el máximo goleador de su equipo con siete tantos. Incluyó una polémica con el entrenador, que se instaló en los medios, en torno a la forma en la que Bengoechea y "Urreta" vieron el clásico. Partido en el que el delantero fue sustituido a los 79, por su escaso aporte. A la semana siguiente, volvió a ser el jugador que llegó de Europa para aportar las soluciones para Peñarol.

"Jona", el único que no tuvo premio

La conquista del título de Clausura promovió que en un gesto poco común, el preparador físico aurinegro Modesto Turren, premiara a todos los integrantes del plantel suspendiendo los trabajos regenerativos "obligatorios" después de los partidos, que habitualmente realizan en el túnel ciego del Centenario. A cambio, todos, menos uno, realizaron estiramientos en el vestuario, comieron pizzas y disfrutaron la conquista en la intimidad del camarín. El único que no tuvo premio especial fue Jonathan Urretaviscaya: el delantero realizó el regenerativo porque le afloja los músculos, evita sobrecargas y lesiones.

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Foto: Ariel Colmegna

PEÑAROLLUIS EDUARDO INZAURRALDE

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