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Un Ramos de posibilidades

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Leonardo Ramos. Foto: Marcelo Bonjour
Archivo El Pais

De saco, sin arito, con cursos de inglés e informática y el “1” en Peñarol, se juega tres campeonatos.

La verdad… es un halago, una caricia para el corazón, para el ego. Es un reconocimiento, pero si yo soy el merecedor de ese reconocimiento, hay un cuerpo técnico atrás para que esto salga adelante. Obvio, para mí como entrenador es muy importante que se hable de uno, pero lo he dicho más de una vez: siempre hemos tenido planteles que nos han representado muy bien. Todo el cuerpo técnico y los jugadores son los artífices de que hoy el mundo del fútbol uruguayo hable de uno como se está hablando".

A los 47 años, dos después que salió campeón uruguayo con Danubio y cuando está de nuevo en carrera para repetir la conquista mientras sigue agregando perlas al collar de una estadística que lo tiene como el entrenador de equipo chico que ha sacado más y mejores resultados contra los dos grandes, Leonardo Ramos no anda con eufemismos, ni evasivas y tampoco se hace trampas al solitario; entonces, no tiene poses ni negativas frente a la realidad descripta por Ovación el jueves pasado: hoy por hoy es el número para ser el futuro entrenador de Peñarol después que termine el Uruguayo Especial y (aunque es el técnico de Danubio, uno de los dos líderes que -por esa posición privilegiada- se vienen perfilando mejor para ganarlo) se hace cargo.

"Siento que estamos en un muy buen momento, no sólo personal como entrenador, sino como cuerpo técnico; y no hablo de resultados, es un momento que nos encuentra maduros por decisiones que hemos tomado y porque a nosotros nos gusta pasar por los clubes y que los jugadores también nos dejen alguna enseñanza, que es lo que nos dieron otros planteles y este de ahora en el día de mañana: el jugador demanda mucho y hay que estar continuamente progresando, uno no puede estancarse".

La evolución y la dinámica, incluso, conllevan como si fuera el IVA- un cambio integral, que empieza y no termina en la imagen. El "Leo" que cuando asumió por primera vez en Danubio se supo que en realidad no era de La Teja pese a que surgió en Progreso (donde jugó hasta que se proyectó al ámbito internacional), sino que nació y se crió en la Curva de Maroñas y era hincha del cuadro del barrio, el mismo al que le apasionaba el boxeo, estudió inglés, hizo cursos de informática y hasta cambió su estampa afuera de la cancha.

"Es cierto, he cambiado mucho la vestimenta también. En realidad yo siempre dirigí de saco, empecé en la Argentina y allá dirigí así, porque es la manera que se dirige ahí. Cuando vine para acá dejé de utilizarlo, quizá porque me pareció que dirigir a Progreso en la ´B´ de saco era como demasiado, no pegaba… Y ahora cuando volvimos a Danubio, como en Chile también me vestía así para entrar a la cancha, tomé la decisión de dirigir de saco. Da otra imagen del entrenador y también del club. Yo he tenido más de un cambio: por ejemplo, hasta hace dos años y algo usaba un arito, una caravana, y llegó un punto que también me la saqué, porque creí que el momento de eso había pasado".

El que era un muchacho de barrio, pues, hoy es un entrenador hecho y derecho, que está dispuesto a comparecer en la audiencia de la realidad para responder, con su trabajo y el testimonio de los resultados, si es algo más que el técnico de cuadro chico que más le ha ganado a los dos grandes; concretamente, lo que ha estado en el debate de la interna de Peñarol antes de que Leonardo Ramos terminara teniendo el "1" entre los candidatos a ser el entrenador aurinegro en la próxima temporada: si está para dirigir a un grande, algo que por lo que es la idiosincrasia del fútbol uruguayo de cabotaje— seguramente quedaría para ser respondido a corto plazo si Danubio sale campeón, quitándole esa posibilidad a Nacional; aunque eso para Ramos no significa que en las fechas que restan se juegue un campeonato aparte.

"El objetivo que me planteo es salir campeón con Danubio. Siento que me juego ese campeonato, que para nosotros es el más importante; aunque hay otro (campeonato) que también me gustaría jugar y ganar: el de ser el único técnico de Danubio que salió dos veces campeón uruguayo. Hoy soy el entrenador que más partidos dirigió en Danubio, con un porcentaje de puntos ganados muy importante; así que mi otro objetivo es ese: salir de nuevo campeón con Danubio, no me detengo a pensar si me juego un tercer campeonato, porque si somos campeones Peñarol podría interesarse. En todo caso, eso es una consecuencia, hay cosas que se decantan por sí solas, y si seguimos como estamos, seguro que van a aparecer muchas ofertas; y ahí se verá. En 2014, cuando salimos campeones, también tuvimos algunas opciones para ir a trabajar al exterior y decidimos quedarnos".

"Veo al equipo con ansias y hambre".

"Creo que vamos a llegar bien al final del campeonato, peleando", dice Leonardo Ramos, que no especula pero tampoco saca cuentas en el aire. "Tenemos partidos muy duros por delante, como también Nacional, que tiene el clásico de por medio… y para los que vienen atrás es exactamente igual. Con algunos de ellos tenemos que jugar". Además, según el entrenador de Danubio, hubo encuentros como el del Tróccoli contra Cerro que dejaron señales. "Fuimos capaces de ganar un partido que, si lo hubiéramos perdido, era justo, porque Cerro jugó muy bien; entonces, más allá de que eso puede ser como se dice siempre la suerte del campeón, significa algo que les hablé el otro día a los jugadores: es difícil para el que está al lado tuyo, y para el que viene atrás, ver que el que va primero no juega bien e igual gana. Eso fortalece al grupo, también es importante; tal vez no por la manera de jugar, sino por la actitud, primero para defender el cero y después para tirarse a trancar una pelota con la cabeza cuando estábamos ganando. Hay imágenes que a uno le quedan: una donde Etulain se está tirando, atrás Graví como un arquero más y otros dos jugadores nuestros tratando de tapar ese remate al arco; eso marca que el equipo está con ansias, está con hambre".

ENTRE AMBOS HICIERON MÁS DE LA MITAD DE LOS 17 GOLES.

Artilleros: Olivera y Dos Santos.

Leonardo Ramos ha encontrado la fórmula del gol en Danubio. La lesión de Gonzalo Barreto pareció ser una complicación para La Franja, pero el técnico lo ha sabido sobrellevar. Puso a Jonathan Dos Santos junto a Juan Manuel Olivera en la ofensiva y entre los dos convirtieron más de la mitad de los tantos que el equipo tiene luego de nueve fechas. Olivera es el artillero del equipo con cinco tantos (los mismos que el rancinguista Gabriel Fernández y dos menos que el máximo anotador del certamen, Federico Rodríguez), mientras que Dos Satos tiene cuatro. Por lo tanto, suman nueve de los 17 goles que ha convertido Danubio, que es por otra parte el equipo más anotador del Uruguayo Especial. Olivera convirtió ante Nacional (2), Sud América, Racing y River Plate, mientras que Dos Santos le anotó a Racing, Peñarol, Cerro y River Plate. Joaquín Ardaiz (2), Graví (2), Barreto, Ignacio González, Ghan y Rocanieri fueron los otros danubianos que anotaron.

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Leonardo Ramos. Foto: Marcelo Bonjour

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