El último chequeo de Nacional y Peñarol antes del clásico dejó un diagnóstico: defensas bajas.

El clásico es un partido aparte. Sí, es lo que se suele decir, y encierra algo de verdad; algo, más que nada por la tradición en lo que refiere a la rivalidad que hay entre los dos grandes del fútbol uruguayo.

De la misma forma, se dice desde siempre, que en los clásicos no hay lógica; aun cuando la estadística muestre que el que llega mejor de los dos equipos, al menos no pierde, si no es el que gana.

En cualquier caso, a despecho de ese "corte" que sugieren los dichos populares entre ese partido diferente y todos los que Nacional y Peñarol jugaron antes, hay una verdad que surge de un aspecto cronológico, y que por esta última razón parece irrefutable: el encuentro anterior de cada uno de los dos, es algo así como la radiografía más reciente de lo que es —y cómo es— el funcionamiento de ambos cuadros.

En otras palabras, con la misma necesidad de ganar que tenían los dos en el fin de semana pasado, Nacional y Peñarol se hicieron frente a Racing y Villa Teresa, aún sin proponérselo, un chequeo que arrojó ciertos indicadores de cuál es su estado de "salud futbolística" muy poco antes del clásico, y que son tan asépticos como aquellos que en el ámbito de la medicina indican, por ejemplo, si la presión arterial o el colesterol están altos, normales o bajos.

De acuerdo al resultado de los dos "análisis", el equipo tricolor hizo 9 remates francos al arco contrario: 2 fueron goles, 4 atajados, 3 desviados y uno rebotó en un caño; y el conjunto aurinegro, por su parte, realizó 13 tiros a la valla contraria, de los que 4 fueron goles, 5 atajados, 3 desviados y uno pegó en un parante.

Por contrapartida, Racing hizo 14 tiros al arco tricolor: 2 fueron goles, 3 atajados, 8 desviados y uno pegó en un caño; y Villa Teresa, a su vez, ejecutó 11 remates a la valla aurinegra: uno terminó en gol, 3 atajados y 7 desviados.

En lo que respecta a los córneres, Nacional forzó igual cantidad que Racing: 4; y Peñarol también 4, mientras que Villa Teresa obligó a 3.

Por último, Nacional hizo 12 faltas contra 15 de Racing, y Peñarol 9 ante 12 de su rival.

¿Qué diría el informe de un "laboratorio del fútbol" con estos resultados en la mano? Lo más resaltable, acaso, es que a Nacional y a Peñarol le llegaron mucho, demasiado; con un agregado para no dejar de lado: una minoría de esos ataques a sus arcos fueron conjurados por sus arqueros, y la mayoría quizá no terminó en goles por impericia de los rivales.

De la misma forma, según las bajas cifras de tiros de esquina, más o menos iguales a las de sus no muy poderosos oponentes, la presión ofensiva de los grandes no fue muy asfisxiante.

Casi científico, pues: Peñarol mostró mejor color de cara, pero los dos tienen las defensas bajas.

Nacional hizo 10 tiros al arco: 2 fueron goles, 4 atajados, 3 desviados y uno pegó en un caño.

Nacional cometió 12 faltas; la mayoría de ellas fue para cortar el manejo de Racing.

Nacional forzó 4 tiros de esquina, un indicador que no refleja una gran presión atacante.

Racing hizo 14 tiros al arco: 2 fueron goles, 3 atajados, 8 desviados y uno pegó en un caño.

Racing hizo 15 faltas, la mayoría para tratar de contener la pujanza ofensiva de Nacional.

Racing obligó a Nacional a ceder 4 tiros de esquina: el chico fue igual que el grande.

Peñarol hizo 13 remates al arco: 4 fueron goles, 5 atajados, 3 desviados y uno pegó en un caño.

Peñarol hizo 9 faltas, porque por lapsos fue "light" en la marca: ni un foul en los 17 iniciales.

Peñarol forzó 4 tiros de esquina; pocos, según el rival, pero en uno hizo un gol importante.

Villa Teresa hizo 11 tiros al arco: uno fue gol, 3 atajados y 7 desviados; parece demasiado...

Villa Teresa hizo 12 fouls y 3 fueron de ataque; Peñarol no obligó tanto a frenarlo con faltas.

Villa Teresa obligó a 3 tiros de esquina: es que llegó bastante y Peñarol no lo interceptó tanto.

CLÁSICO CALIENTEJORGE SAVIA