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Se quieren colar a la fiesta

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Enfoque

EDWARD PIÑÓN

Solo porque el titular de la Conmebol es paraguayo y porque se lo demanda el Presidente de su país, Paraguay se siente con derecho a ser parte de la organización del Mundial 2030.

La ola creció, lo que era visto como una fábula dejó de ser un cuento y se quieren subir al camión. Y sí, de qué otra manera puede ser visto este avance desmedido y político para tratar de ser parte de algo que no los tiene ni por asomo en las raíces de la historia.

Y todo comenzó porque habló el Presidente de la nación, que vio que había una oportunidad única de ser parte de algo grandioso. Golpeó la puerta que tenía que golpear, la de la casa sede que se encuentra en su país y que, casualmente, la dirige un ciudadano de esa tierra. O sea, muy entendible todo. Si a un paraguayo otro paraguayo, que además es el más importante de todos, le dice que quiere subirse al barco de qué manera lo deja varado en el puerto.

Pero, por más que suene lindo el lema de “Creer en grande”, lo que ignoran –mejor dicho pretenden pasar por alto- quienes hoy empujan sin disimulo para abrir una puerta es que la iniciativa comenzó hace muchísimos años en Uruguay y que se encontró la unión con Argentina por muchísimas más razones que el argumento de haber sido justo los finalistas de la primera cita mundialista.

Este fabuloso Río de la Plata es el gran lazo que une a las naciones de una manera singular. No hay países que se hermanen con tanta fuerza como Uruguay y Argentina.

Nos une el tango, los poetas, los músicos, el campo, los actores, las actrices, los cantantes, las modelos, los futbolistas. Nos une el olor a mar, las tardes de mate, el pan con manteca y dulce de leche.

A nosotros nos encanta caminar por San Telmo y Puerto Madero, a ellos les enamora el aire de la rambla montevideana. Por eso, cuando aparece algún feriado que permite cruzar el “charco” viene la escapada para empaparnos de lo que tanto nos gusta del otro lado.

Aprendimos a reír hasta quedarnos sin respiración con Verdaguer, Almada, Espalter, “Pepe” Biondi, Olmedo, “Minguito”. Veneramos juntos a “China” Zorrilla, “Pichuco” Troilo, Borges, Galeano.

Acá, en esta parte del mundo, bien abajo en el sur, como buenos hermanos también nos peleamos y discutimos, pero tenemos bien claro que somos casi idénticos. Nos atraen las mismas cosas. Y nunca, pero nunca, tomamos tereré o hablamos guaraní.

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