PEÑAROL

Diego López le sacó velocidad a las bandas, le agregó presencia y el equipo se paró mucho mejor.

ÁNGEL ASTEGGIANTE

Los ingresos de Franco Martínez y Rodrigo Rojo provocaron sorpresas entre los hinchas de Peñarol que asistieron ayer al Parque Saroldi. Y no era para menos. Encima, teniendo en cuenta la inclusión de Lucas Viatri en el equipo, la interrogante se planteó de inmediato: ¿Y ahora quién le tira los centros?

Sin embargo, Peñarol se paró mucho mejor en la cancha, tuvo la presencia con la que no contó en los dos primeros juegos y salió favorecido dentro de ese esquema.

Martínez no se soltó tanto por la banda derecha, pero también es cierto que no lo acompañó mucho Giovanni González por ese sector. De todos modos, cumplieron con lo más importante: marcar. Cerraron ese pasaje. Por izquierda, el rol de Rojo fue mucho más protagónico. Ya lo había hecho con “Leo” Ramos en el semestre anterior y también con Diego López ante Paranaense. Como volante demostró que a pesar de tener vocación defensiva, puede desenvolverse bien en ataque. Tener en sus espaldas a Lucas Hernández lo benefició, pero también tuvieron que bailar con la más fea: Mauro Da Luz.

Con un Peñarol más firme en el medio, esto le permitió al “Cebolla” Rodríguez liberarse más y manejar los hilos del equipo. Además, en ese sentido vale destacar que Guzmán Pereira no se vio tan sofocado como en los primeros dos encuentros. Es el jugador de rendimiento más parejo en lo que va de este semestre.

Peñarol puso más marca y... salió ganando.