COPA LIBERTADORES

La mano está brava. Conmebol presiona para que vuelva la Copa Libertadores, porque la masa del peso económico que tienen sus patrocinantes y socios en la difusión del torneo mueve la báscula con fuerza. Y acá no hay fallas. No se apaga. De hecho, quedó claro por las decisiones de la plataforma de streaming DAZN y por la TV brasileña Globo de buscar nuevos acuerdos porque no pueden hacer frente al contrato que se firmase antes de que empezase la pandemia de COVID-19.

Pero la reacción en cadena buscada por Conmebol no está generando el resultado esperado. Aquel mandato a las Federaciones y Asociaciones miembro para que trasladaran la presión a los ministerios de salud pública y a los gobiernos no encuentra la flexibilización que se precisa para que el corredor sanitario propuesto por el organismo se pueda ejecutar.

Por ahora ningún país levantó la mano y le entregó a Conmebol el primer “SÍ”, por lo que este esfuerzo económico que está realizando para hacer frente a los vuelos que se precisan para crear este corredor sanitario, más el resto de las medidas incluidas como para minimizar los riesgos de contagio de coronavirus, no tiene el impacto esperado.

Lo que aumenta la incertidumbre y las complicaciones. Lo que puede llevar a que lo que ocurra en la reunión de la semana próxima -vía Zoom- sea decisiva para esclarecer lo que puede ocurrir con el torneo continental y también con las Eliminatorias. Porque un regreso de la Copa con el formato actual sería el mejor impulso para la llave de clasificación a Catar.

El aspecto crucial es que nadie se anima a abrir las fronteras para que entren y salgan delegaciones deportivas, porque un corredor sanitario tiene grandes diferencias con montar una “burbuja sanitaria” como lo hizo la NBA o la MLS.

Es claro. Ni Argentina ni Uruguay ni otros países de Sudamérica, por ejemplo, están dispuestos por estos tiempos a flexibilizar la cuarentena obligatoria para los viajeros.