Se fue Iván Alonso, para mi gusto, el jugador más desnivelante del fútbol uruguayo. No sólo por sus goles, sino por su juego, su inteligencia para leer y ganar esos partidos en donde la victoria no se veía llegar por ningún lado.
JOSÉ MASTANDREA
Ni que hablar de sus goles clásicos, y de lo que pesaba en propios y extraños.
Nacional perdió a su máximo goleador de los últimos dos años, y a su capitán. No es poca cosa.
Pero ¿qué podían hacer el Cr. Rodríguez, De León, Lembo o Munúa? Nada.
La llamada del "Muñeco" Gallardo al jugador fue clave, determinante. Sacudió al futbolista, lo motivó, lo cautivó, lo estaba seduciendo nada menos que el Campeón de América, un River ganador y laureado, le había timbrado a su celular.
¿Fue una propuesta indecente? Puede ser. ¿Que Gallardo debió llamar al club? También es cierto, pero esa llamada a Iván tuvo sus frutos. Logró que hubiese un click en el delantero y en Nacional supieron que ya no había marcha atrás y que hubiese sido nefasto retenerlo cuando Iván estaba ilusionado con ese nuevo desafío. Ojo: no tiene sustituto.
Se fue un crack.
Desde el Arco