La fiesta de la inauguración del estadio de Peñarol, como no podía ser de otro modo, tiene un componente que es protocolar, y forma parte de la misma casi como una excusa: el fútbol, un partido amistoso entre dos clubes que vienen participando en este tipo de instancias referidas a ambos, desde el fondo de la historia; cuando Peñarol inauguró su cancha "de Pocitos" en 1921.

Sin embargo, al menos hasta que empiecen los cambios en uno y otro equipo, ese encuentro mostrará el cotejo de dos realidades que vienen pugnando, no sin dificultades en el medio local y trascender en la Copa. Desde ese punto de vista, pues, Peñarol parece tener una responsabilidad mayor, como también lo es el riesgo que corre si no expone un nivel acorde a lo que es el fútbol internacional: cualquier equipo argentino juega con dinámica y vivacidad, de manera que Peñarol luce su mejor ropa futbolística o la fiesta no es tal; menos aún si "sacan a bailar" al organizador y/o se cierra con una derrota.

Carlos Valdez será titular esta noche frente a River Plate argentino y, en cierta media, su participación en el amistoso ante los "millonarios" es todo un símbolo: luego de una lesión, el capitán de Peñarol reaparece nada más ni nada menos que para la inauguración del Campeón del Siglo.

Tendrá trabajo a destajo en el mediocampo ante el clásico toque de pelota de los equipos argentinos; aparte de eso, es un símbolo: surgido en formativas de Peñarol, representa al futuro aurinegro; como el Campeón del Siglo.

Más allá de lo que despierta su presencia por su identificación con el tradicional adversario de Peñarol, es un goleador que demandará la atención de los aurinegros, porque su eficacia puede impedir que la fiesta no sea completa.

PEÑAROL INAUGURA SU CASA