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Un profesor pintado al óleo

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Antonio Tchakidjian. Foto: Fernando Ponzetto

Tchakidjian volvió al fútbol después de dos años ausente, en el camino, dejó una colección de pinturas que piensa exponer

El fútbol es su pasión, pero desde siempre, el dibujo y la pintura, fueron su hobby. Antonio Tchakidjian (68) regresó a las canchas después de dos años sin poder entrenar a un plantel. “Estuve con Gustavo Bueno en Fénix, y después, nada”, comentó como al pasar.

Sabe que en estos tiempos que corren, se vive a otro ritmo, con otro vértigo, y hay memoria corta en todos los órdenes. Las hojas se dan vuelta sin mirar. Una tras otra.

“Estoy de vuelta, y eso es lo bueno, tener la posibilidad de trabajar, de entrenar, de estar otra vez en el fútbol”, agregó mientras preparaba su jornada para encabezar la jornada frente al plantel de Huracán de Paso de la Arena junto a Pablo Alonso, el entrenador y compañero de fórmula en este nuevo desafío.

“¿Qué hice en este tiempo? ¡De todo! Sigo siendo docente en el ISEF (Instituto Superior de Educación Física) y me dediqué de lleno a la pintura... “, contó como si nada.

Tchakidjian prepara una exposición con sus obras, todas, o casi todas, vinculadas al fútbol. “De chico me gustó dibujar, y lo hacía muy bien. Siempre tuve esa facilidad. En la escuela, las maestras me pedían que dibujara y pintara caballos. Tenía 8 años y ya dibujaba. Lo seguí haciendo, y ya recibido de preparador físico, utilizaba las horas muertas en las concentraciones para pintar. Recuerdo que con el profesor (José Ricardo) De León lo hice mucho en Colombia. A veces me levantaba de madrugada para pintar o seguía de largo. Pintaba cuadros con acuarela, copiaba. Para mí siempre fue una forma de expresarse y de entretenerse. Pero lo que nunca había hecho era una escuela de arte como hago actualmente en el taller Cruz del Sur junto al maestro Sergio Viera. Antes, era muy imitativo, copiaba porque no sabía lo que quería, miraba otras pinturas o fotos, y las copiaba”, señaló.

Tchakidjian le sacó provecho al ocio y se entretuvo con la pintura en todos lados donde trabajó. “En tantos años de fútbol pinté mucho en las concentraciones, principalmente, en el exterior. Recuerdo en el ‘81, en Colombia, trabajaba con el ‘profe’ De León, y mientras el dormía, yo me quedaba de guardia despierto para estar atento con los jugadores. Ahí sacaba una mesa, me preparaba las acuarelas y me quedaba pintando hasta que se dormían todos. A De León le encantaba que pintara. Y en estos años que estuve sin trabajar en el fútbol, aproveché al máximo la pintura e hice varios cuadros, muchos vinculados al fútbol. Pero ahora no pinto son acuarelas, son en óleo”, explicó el hoy preparador físico de Huracán.

“Siempre traté de tener perfil bajo en esto de la pintura. Nunca hablé demasiado del asunto con los jugadores, salvo que el tema saliera en alguna conversación. Con el que más hablaba del tema era con Zetti, el arquero de San Pablo, porque a él también le gustaba pintar y hablábamos mucho de la pintura”.

El fútbol y la pintura, ahora van de la mano. Tchakidjian logró unir sus pasiones y proyecta hacer una exposición en pocos meses. “Encontré otro rumbo, siempre hacía cosas ya hechas, copiaba cuadros de grandes maestros como Renoir, y mi satisfacción era sacarlo igual. Crear siempre me costó, pero ahora estoy en otro plano. Quería pintar óleo, porque yo usaba el acuarela como si fuera óleo. El maestro Sergio Viera me dio vuelta la cabeza. Es de la escuela del constructivismo, de Torres García, y empezó a darme pautas que yo no compartía porque estaba acostumbrado a la imitación. De a poco me fue dando el sentido de la pintura y lo fui entendiendo. Después de mi segundo pasaje por Peñarol me metí de lleno en el taller para hacer la terapia y ya llevo hechos una cantidad de cuadros. Esta pasión me salva cuando no tengo lo otro, y ha sido muy importante para mí”, reflexionó.

Ahora volvió al fútbol. Está embarcado en un nuevo desafío, pero sabe que no se va a alejar de la pintura como sucedió antes. Abrazó su otra pasión definitivamente. “La idea es poder exponer lo que uno ha hecho, pero también que esa muestra perdure algo más.... vamos a ver... el tiempo dirá”, agregó.

En la cancha, deja de lado los pinceles y la pintura. También se mete en cuerpo y alma en el trabajo, en el entrenamiento, en motivar a los futbolistas, en imponer su sello, como lo hizo a lo largo de su exitosa carrera.

“Cada vez que puedo, repito mi frase de cabecera... el Uruguay es la universidad del esfuerzo”. Tiene razón.

Antonio Tchakidjian. Foto: Fernando Ponzetto
Antonio Tchakidjian. Foto: Fernando Ponzetto

“Gracias a un cuadro que pinté, pudimos ver a nuestras familias”.

Tchakidjian tiene guardada en su memoria una anécdota especial, que tiene que ver con el fútbol y con la pintura, y que marcó parte de su vida en una experiencia única. “En el ‘89, trabajaba con Pablo Forlán, habíamos formado nuestro cuerpo técnico y nos llegó una oferta de Arabia Saudita. Eran otros tiempos, nada que ver con lo que se vive hoy. No había prácticamente comunicaciones, y era bravo estar allá lejos de todo y de todos. Cuanod llegamos, el Princípe nos prometió pasajes para nuestras familias, eso era elemental cuando uno firmaba contrato. Pero pasaban los meses, y nada. ¡No aguantábamos más! Yo ya no sabía qué hacer. Caminaba por la calle y hablaba solo. Querían que pensara que estaba mal, realmente mal, y con Pablo hacíamos como Portales y Olmedo... teníamos una actuación bárbara ante los que manejaban el club para que nos dieran los pasajes. Un día, el manager vio mis pinturas y me preguntó si me animaba a pintar un retrato del Príncipe. Le pedí una foto y que me diera unos días. Cuando el Príncipe vio la pintura ¡le encantó! Y ahi aproveché la oportunidad. Le dije al intérprete que nos debían los pasajes. Al otro día, teníamos los ocho pasajes para nuestras familias. Al tiempo, fuimos a visitar al Príncipe y vi mi pintura junto a unas fotos de su abuelo y de su padre. Me impactó, realmente. Fue emotivo... y gracias a esa pintura, llegaron todos a Tabuck, que era donde estábamos, a 300 kilómetros de Jordania”, recordó Tchakidjian a Ovación.

“Quiero recuperar a Jorge García como jugador, es una meta”.

Lleva cuatro días en funciones como preparador físico de Huracán de Paso de la Arena. Asumió junto a Pablo Alonso, y lo toma como uno de los tantos desafíos que tuvo a lo largo de su carrera. “Así es el fútbol, hay que estar preparado porque en cualquier momento surge una nueva oportunidad”, apuntó Tchakidjian, uno de los profesores de mayor trayectoria en el fútbol uruguayo.

“Es un gran desafío, claro. Pablo (Alonso) asumió el lunes y yo me sumé el martes. Está complicada la cosa porque el equipo no viene bien, pero he pasado por muchas situaciones similares. Más que trabajo, hay que ponerle mucha charla, mucha motivación, el grupo está golpeado, y es natural que suceda cuando no se dan los resultados. Pero hay buen plantel, vi que hay muchas ganas para poder revertir las cosas”, indicó.

En este plantel de Huracán se encontró con varios futbolistas que pasaron por clubes donde estuvo. Jorge García, es uno de ellos: “Lo ví bien, y una de las metas es esa, tratar que Jorge recupere todo su potencial como jugador. Condiciones le sobran, el tema es que vuelva a ser el que fue dentro de la cancha, un jugador de notable nivel”, añadió el ‘profe’.

Huracán cierra la tabla de posiciones en el Campeonato Uruguayo de Segunda División Profesional, pero Tchakidjian confía en salir adelante en este nuevo desafío. “Hay que hacer muchas evaluaciones y ponerse a trabajar con el grupo. Es un campeonato competitivo, donde todos salen a ganar porque todos quieren subir, y eso lo hace más atractivo, pero también mucho más duro para todos. Lo bueno es volver a la pelea....”.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Apasionado. El preparador físico de Huracán es “una pinturita”. En cancha es uno, en el taller, es otro. Foto: Fernando Ponzetto.

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