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En su presidencia, Fabián Canobbio hace historia

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Foto: Leonardo Mainé

PROGRESO

Al frente del club de La Teja ha interactuado con dirigentes, hoy sus pares, a los que cuando jugaba consideraba los malos de la película.

Lleva dos años y dos meses como presidente de Progreso. Acaba de ser reelecto en el club donde nació futbolísticamente y del que es hincha fanático. Es el primer exjugador en asumir como presidente de un club y por eso hace historia.

“Resultó todo bastante bien, mucho mejor de lo que esperaba. Cuando empezó fue como una aventura, pero le fui tomando el gusto y me resulta súper interesante estar al frente de la administración de un club. Algo totalmente nuevo para mí, dado que lo único que había hecho en el fútbol era estar dentro de una cancha”, cuenta el presidente gaucho, sentado en las tribuna del estadio Paladino, como no podía ser de otra manera.

La aventura comenzó un poco en broma, en una conversación que tuvo, después de una práctica, con el hoy secretario de actas del club, Manuel Buroni, y el actual protesorero, Flavio Ramón, en la que el exdelantero les dijo que algún día iba a ser presidente del club. Dos o tres meses después había elecciones y lo convencieron de que no esperara. En ese momento funcionaba la comisión de los 100 años del club y en una comida muchos le dijeron que veían muy bien que fuera el presidente.

“Con el apoyo de todos ellos y su respaldo, porque cuando uno asume en un club chico, donde todo es a base de esfuerzo y trabajo, lo que más quiere es que la gente lo acompañe y no quedar solo. Más en mi caso, que llegaba con cero experiencia. Me aseguraron que nunca me iban a dejar solo y lo han cumplido todos a rajatabla. Me han arropado como cuando era jugador. Y de a poco le hemos dado cierto orden y organización al club. Y como los resultados, que siempre son importantes en esto del fútbol, nos han acompañado, eso también ayudó. No es bueno ser resultadista, pero el resultado marca muchas cosas en un club. Y a nosotros nos ha ido bien en los deportivo y ha sido la frutilla de la torta en estos dos años que llevamos al frente del club”, dijo Canobbio.

Más adelante, reconoció que su peor momento al frente del club fue cuando estaban todavía en Segunda División y la situación se complicaba. “Estábamos en la B con Marcelo (Méndez) como técnico. Jugábamos a puertas cerradas con Villa Teresa y si perdíamos quedábamos afuera hasta de los play off. Estábamos décimos y si perdíamos quedábamos fuera. Nosotros nos replanteábamos muchas cosas y la gente nos transmitía su preocupación. Ese momento costó, pero tuvimos el convencimiento y el temple necesarios para seguir confiando en el cuerpo técnico. Sabíamos que las cosas se estaban haciendo bien y que no era lo más conveniente cambiar el rumbo, sino seguir apostando aunque los resultados no se daban. Comenzamos a pensar en todo lo positivo que se había hecho, aunque la pelota no entraba y las de los rivales sí. Por suerte salió bárbaro y lo disfrutamos doblemente con el ascenso”.

VÍNCULOS. Haber sido jugador resulta fundamental para su nueva función. Es un presidente cercano, como le gustaba a él que fueran los dirigentes. Y reconoce, a la vez, que aún sigue pensando como un jugador. Y cree que lo seguirá haciendo siempre. “Más que nada me sirve para brindarle a los futbolistas todas las herramientas que estén a nuestro alcance para que estén lo más cómodos posible y puedan dedicarse solo a jugar al fútbol, que es lo que deben hacer. Yo sigo pensando como un futbolista, en gran parte. Creo que nunca dejás de pensar de esa forma. Y en el día a día, hay cosas que una persona que nunca estuvo dentro de la cancha o en un vestuario no ve y vos estás en esos detalles. Te das cuenta lo que falta o lo que podríamos darles, incorporar esto o aquello, para mejorar el trabajo diario”, explicó quien también ha apoyado iniciativas propuestas por otras personas.

Foto: Leonardo Mainé
Foto: Leonardo Mainé

“Generamos otro vínculo con el jugador. Yo cuando jugaba percibía si el dirigente era cercano a nosotros. A veces podrá faltar algo pero los jugadores saben que la predisposición y las ganas de nuestra parte siempre están”, agregó.

En su regreso a Primera A, el año pasado, los gauchos hicieron una gran campaña de la mano de Marcelo Méndez. Este año, ya con Leonel Rocco al mando, las cosas no cambiaron y tuvieron un muy buen arranque en el torneo Apertura. “Tuvimos tiempo para pensar porque Marcelo nos avisó que no iba a continuar antes de que terminara el campeonato. Que para él había terminado una etapa y nosotros lo compartíamos a pesar de la gran relación que tenemos. Buscamos alguien que conociera al club porque Progreso es un club especial. Es un club caliente, la gente apoya pero al mismo tiempo exige. Tener alguien que conozca la casa y tenga espalda siempre es positivo. Lo que logró Marcelo nos sorprendió a todos porque consiguió hasta cambiar un poco la mentalidad del hincha de Progreso. Tenía una filosofía de juego que pocas veces se ha visto en Progreso. Acá lo que se exige siempre es el compromiso, el empuje. Obvio que se valora a los jugadores de buen pie y les gustan, pero nunca se negocia el sacrificio. Nos decidimos por Leo, que se crió acá, fue campeón uruguayo en 1989 y este año se cumplen 30 años, y estaba sin trabajo. Hicimos un combo de todo eso positivo y creo que la charla con él no duró más de diez minutos. Le encantó la idea, esta es su casa. Y a partir de ahí empezamos a trabajar en el armado del equipo. Los resultados se pueden dar o no, pero estábamos conformes desde antes del comienzo del torneo con el equipo, bastante equilibrado en edad y con dos jugadores por puesto. Llegaron buenos futbolistas y profesionales que es lo que procuramos traer siempre”.

MADRE PATRIA. Jugó siete temporadas en España, pero todo ese bagaje es difícil de poner en práctica por estos lares. “Es casi imposible. Acá, para trabajar en el fútbol te tiene que gustar estar. El directivo europeo es de escritorio y maneja al club como una empresa. Acá es otro roce, otro estar. Yo soy un directivo más de cancha. Cuando era jugador me gustaba que los dirigentes fueran cercanos. Que estuvieran en el día a día o que tuvieras acceso rápido. No me gustaba pedir una cita con el presidente y que demorara como si la hubiera pedido con el presidente de la república. Acá te tiene que gustar estar y trabajar. Contagiarte y contagiar. Es un crecimiento constante con metas a corto plazo y tratar de cumplirlas en el menor tiempo posible y que el club vaya dando pasos hacia adelante”.

La función que más le ha costado cumplir en su nuevo papel es el de ir a las reuniones en la AUF. “Ahí me siento raro. Estoy aprendiendo, me voy haciendo camino al andar. Es la parte más difícil porque acá en el Paladino estoy en mi hábitat, en la AUF no. Pero he rescatado una cantidad de experiencias positivas. He conocido una cantidad de presidentes, con los que antes no tenía roce, y con la mayoría me he llevado una grata sorpresa. Es gente que cuando era jugador veía como los malos de la película, pero hoy veo que hay un convencimiento y una idea de unión para que el fútbol salga adelante”, relató sobre las reuniones para la que nunca se pone un saco. “Voy así, tengo que marcar la diferencia. Por algo soy el más joven y el único que fue jugador. Nunca pienso que estoy haciendo historia, pero si ayuda para incentivar a que otros futbolistas se involucren dentro de los clubes, donde se ve la verdadera realidad del fútbol uruguayo, bienvenido sea”.

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