Nacional y Peñarol dejaron sus invictos por el camino, perdieron bien ante Wanderers y Defensor Sporting, pero fueron dos derrotas diferentes, con tonos distintos y formas antagónicas.

JOSÉ MASTANDREA

El tricolor tuvo un primer tiempo bajísimo, con errores defensivos importantes, y fallas que ambientaron esos dos goles de distancia que sacó el bohemio en su cancha. Flojo Malvino, desconocido Espino, le costó pararse firme ante el local.

Pero en el segundo tiempo reaccionó. Munúa corrigió y ajustó detalles, y el equipo fue otro. Se pareció al de las primera fechas y terminó acorralando a Wanderers. Descontó, no le cobraron un claro penal, y terminó arañando el empate con fútbol y entrega.

La derrota de Peñarol volvió a dejar más dudas que certezas en un equipo que no encontró su rumbo en la cancha, que siguió dando ventajas con Diodo (no marca, no se proyecta, no justifica su titularidad) y con volantes (Píriz, primero y Nandez después) que perdieron pelotas a la salida y terminaron en goles.

Lejos de reaccionar, el aurinegro cayó en un pozo tras el 2-1 de los violetas, y perdió feo, al borde de una goleada y casi sin llegar al arco rival.

Hay derrotas y derrotas. Eso está claro.

Desde el Arco