Publicidad

A pesar de todo a Guillermo Reyes la vida le sonríe

Compartir esta noticia
Reyes y flia
Darwin Borrelli

HISTORIA

El arquero violeta se rompió dos veces el tendón de Aquiles: sus mellizos de nueve meses cumplieron un rol fundamental en su recuperación y en su ánimo.

Guillermo Reyes lleva ocho meses afuera de las canchas. Se rompió dos veces el tendón de Aquiles, pasó por dos intervenciones, cada vez con yeso y bota. Sin embargo, la vida le sonríe. Debido a las lesiones pudo disfrutar del embarazo y de la llegada de los mellizos, Filippo y Dante. Y ser una gran ayuda para su esposa Fernanda en los primeros tiempos de los niños, que ya tienen nueve meses.

“La llegada de los mellizos nos cambió la vida. Uno mira las cosas de otra manera. Ellos nacieron un mes antes de que me rompiera la segunda vez. Disfruté mucho del embarazo y los primeros meses de ellos a full”, dijo el arquero de Defensor Sporting entre las risas y los intentos de los pequeños por hablar. Su primera palabra fue “papá”, lo que obviamente tiene chocho al mercedario.

Los niños también fueron fundamentales para que Guillermo mantuviera el ánimo en alto, más después de la segunda lesión. “Fue en un calentamiento y sin hacer esfuerzo. Además se escuchó. Estaba con el ‘Moneda’ (Rodríguez), Sebastián (Fuentes) y el ‘Coco’ Aires, el entrenador de arqueros y pensaron que había pegado un zapato con el otro, pero fue el tendón. Se me vino el mundo abajo. Pero los mellizo han sido un pilar, como mi señora y la familia. Incluso nos fuimos para Mercedes un tiempo. Necesitaba despejar la cabeza un poco y que ellos disfrutaran de los abuelos también”, contó quien con el yeso y la pierna en alto se ocupaba de cambiar a sus hijos y darles la mamadera.

Guillermo no es el único que se rompió dos veces el tendón últimamente; le sucedió a Emiliano Alfaro de Liverpool y a su compañero violeta, Álvaro Navarro. Es difícil encontrar una explicación, porque Reyes y Alfaro se operaron y volvieron a romper, lo mismo le sucedió al “Chino”, quien optó por no pasar por la intervención. “En mi caso me rompí en otro lugar, un poco más arriba que la primera vez. Al ‘Chino’ se le despegó en el mismo lugar en que se le había unido solo. Con ‘Emi’ (Alfaro) hablo bastante seguido y me pone contento que se venga recuperando bien”.

MIEDO. Hace unos días Reyes comenzó a trabajar en el arco. Y dentro de un mes comenzará a entrenar con el grupo. “Ya estamos en la recta final prácticamente. La idea es llegar al 100% a la pretemporada en enero”, explicó y aseguró que por ahora no tiene miedo al exigirse. “Me falta soltarme, pero miedo no tengo. Y a medida que pase el tiempo va a ser mejor. Trato de no pensar, pero es inconsciente”.

Reyes ha vivido de afuera momentos que no han sido fáciles para el club, lo que hace que se sienta aún más impotente. “Cuando no salen las cosas uno quiere estar adentro de la cancha y ayudar a los compañeros. Lo que pasa es que con Eduardo (Acevedo) dejamos la vara muy alta. Peleábamos en todos los frentes y la institución estaba donde se merecía estar. Después hubo un recambio y eso siempre lleva su tiempo. Llegó el “Polilla” (Da Silva) y no nos fue bien. Y ahora está Risso, pero todo recambio lleva tiempo”.

Tras defender al club “Con los Mismos Colores” en su Mercedes natal llegó a Danubio de la mano de Luis Matosas para atajar en la Tercera. Tenía 17 años y fue su regreso al fútbol porque había estado un año y medio sin jugar. “A los 15 había venido a Defensor a probarme y quedé, pero el club de Mercedes no me dejó venir. Por dinero. Me enojé y no jugué más. Decidí dejar el fútbol. Pero cuando Gustavo Matosas agarró Danubio, su tío Luis, con quien yo tenía relación me llamó. Y volví a arrancar”.

LA CONSTRUCCIÓN. Lo hizo de cero porque había estado trabajando en la construcción, como su padre y su hermano. “Allá no hay mucho trabajo. Era la construcción o la construcción. Era otra vida, nada que ver a la que tenemos hoy. Pero fue lo que tocó y había que darle para adelante”.

Aunque estuvo varias veces en el banco de suplentes, no llegó a debutar en Primera División en Danubio. Lo hizo en Peñarol, a donde también llegó de la mano de los Matosas tras haber sido campeón con la Tercera de Danubio. Fue en un clásico en el que se lesionó Juan Castillo y el entonces juvenil, tuvo que ocupar su lugar. “El titular era Castillo y con Sebastián Sosa nos alternábamos un partido cada uno en el banco. En aquel clásico se lesionó Castillo al chocar con el ‘Chengue’ y jugué los últimos 20 minutos. Empatamos 1 a 1”, recordó sobre su único partido oficial custodiando el arco carbonero.

 Matosas duró apenas seis meses, pero el arquero terminó su contrato de dos años con los aurinegros, donde sólo jugó varios amistosos de verano y en alguna gira. Y pasó a Rocha donde jugó todo el año y luego a Rentistas. De allí al Huachipato chileno donde tuvo una muy buena experiencia y regresó a Rentistas de donde luego pasó a Defensor Sporting.

EL GOL. Justamente cuando defendía a los “Bichos colorados” tuvo la posibilidad de hacer un gol de arco a arco, pero su compañero Guillermo Maidana la quiso asegurar y le pegó al final. La pelota hubiera entrado de cualquier manera. Ese tanto fue frente a Peñarol en el Estadio Centenario y el arquero era Juan Castillo. En las últimas horas fue muy recordado tras el que anotó el arquero de Cerro Largo, Washington Aguerre el jueves pasado. “Se dio esa casualidad. Fue un remate de ellos que agarré yo y saqué de arriba, de volea. La cancha estaba mojada porque la habían regado y la pelota picó en el semicírculo del área grande. Iba a entrar pero Maidana la tocó justito antes. Yo en la cancha no me di mucha cuenta porque tenía sol de frente y no vi bien la jugada. Me di cuenta cuando los compañeros me vinieron a abrazar. Después la vi en casa y me quería matar. Guille (Maidana) me pedía disculpas como loco”.

Reyes y el coto
Otros tiempos. Guillermo Reyes con su gran amigo, el "Coto" Nicolás Correa, quien hoy es padrino de uno de los mellizos. Foto: archivo El País. 

Reyes no duda. Defensor Sporting, donde ganó un Torneo Apertura, peleó el Intermedio y el Uruguayo en la temporada 2016-2017, fue lo más importante de su carrera. “Es un club que me dio todo y soy un agradecido. Vivimos momentos muy lindos, estando siempre arriba, peleando campeonatos y jugando copas. Y eso que perdíamos dos o tres jugadores en cada periodo de pases y Eduardo (Acevedo) tenía que armar como podía. Teníamos un grupo divino y un cuerpo técnico muy bueno que siempre nos hacía pelear arriba”.

Justamente, al hablar del grupo, el arquero destaca al ‘Coto’ Nicolás Correa y a Gonzalo Maulella, que lo venían a buscar cuando él estaba enyesado para llevarlo al Franzini y que al menos compartiera la jornada con ellos. “Después de la primer rotura, venían el ‘Gonza’ y el ‘Coto’ y me sacaban de acá. Me llevaban a todos lados con el yeso”, contó. Correa es hoy el padrino de uno de sus hijos.

Hace un tiempo terminó el liceo para hacer el curso de entrenador. Lo hizo en ONFI y se recibe a fin de año. Por la lesión hizo parte del curso de entrenador on line, pero apenas pudo salir, sus compañeros lo venían a buscar. “Todavía no sé qué voy a hacer cuando cuelgue los guantes, pero me gusta. Todos los técnicos te dejan algo. No es que tengan un lado bueno y otro malo, uno toma de cada entrenador lo que le sirve. Tuve muchos entrenadores, el que más me marcó fue Eduardo (Acevedo). Un estilo parecido al suyo, me gustaría tener”, afirmó.

en el liceo

Portándose mal enamoró a su compañerita de clase

Conoció a Fernanda, mercedaria como él, en el liceo. “Yo me sentaba atrás de ella y era el más llena huevos de la clase. Me portaba mal, pero con esta carita me dio bola de primera y todo. Ella tenía 14 años y yo 15, pero la enamoré”. Años después, ella se vino a estudiar a Montevideo y empezaron a vivir juntos. Fernanda es licenciada en enfermería pero pidió licencia sin goce de sueldo por los mellizos. Es que la familia está en Mercedes y acá no tienen quien los ayude.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad