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Cuando Peñarol y Nacional iban al verano español, detrás de títulos y pesetas

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Nacional 1972

HACIENDO HISTORIA

Las giras eran tan importantes para los clubes grandes que acordaron con los chicos un receso en mitad de la temporada

Hoy que el fútbol y hasta los viajes están paralizados, aquellos agostos en los que todo el fútbol miraba hacia España parecen un extraño sueño. Entre las décadas de 1960 y 1970, el centro del fútbol mundial pasaba por allí, con decenas de torneos de verano que reunían a los mejores clubes del mundo. Cada ciudad importante, cada club de primera y muchos de segunda, tenían el suyo. Y por allí pasaron con éxito Nacional y Peñarol.

Las conquistas de la copa Teresa Herrera de La Coruña por ambos, en diferentes momentos, representaron verdaderos acontecimientos, muy celebrados. También se trajeron de España otros trofeos, en particular el Costa del Sol de Málaga. Para los grandes uruguayos, la participación en alguno de esos torneos representaba una de las prioridades del calendario, al punto que acordaron un receso de la actividad oficial cada agosto con los clubes chicos a cambio de un porcentaje de las recaudaciones de los partidos que disputaban por la Copa Libertadores.

El primer certamen estival fue la copa Teresa Herrera, organizada desde 1946 y llamada así en homenaje a una benefactora del siglo XVIII, Teresa Margarita Herrera y Pedrosa. Se definía en partido único entre equipos españoles. Al año siguiente llegó el primer invitado extranjero, Vasco da Gama, pero el título siempre quedó en España. Hasta que en 1958 lo conquistó Nacional, venciendo 2-1 a Flamengo con goles de Héctor Núñez y Escalada. Era el equipo de Ondino Viera en su apogeo: jugaron ese día Taibo, Troche, Di Fabio, Roque Fernández, Jorge Gómez (Ruben González), Mesías, Héctor y Raúl Núñez, Romero, Héctor Rodríguez y Escalada.

Más tarde el torneo adoptó el formato de cuadrangular, que se hizo común. Se jugaba una semifinal un día, al otro la segunda semifinal y el tercer día era la final, mientras los perdedores iban por el tercer puesto. En algunos casos las semifinales se disputaban la misma jornada, pero con un curioso sistema: se vendían las entradas para cada partido y el público que asistía al primero debía abandonar el estadio para que ingresaran los espectadores del segundo turno. Eso buscaba que la gente comprara abonos para todo el certamen. Otra particularidad: los trofeos eran enormes y de elaborado diseño.

En 1969, Nacional quedó segundo, al caer en la final ante el Deportivo local por 1-0. En la semifinal había vencido al Bayern Munich de Beckenbauer y Muller por 2-0.

Peñarol fue el primer bicampeón extranjero, en 1974 y 1975. La primera vez venció 1-0 al Barcelona de Cruyff y 3-2 (en tiempo suplementario) al Borussia Mönchengladbach de Berti Vogts, con dos goles de Quevedo y otro de Morena. Un año más tarde, fue 3-2 al Atlético de Madrid y por penales a Cruzeiro, luego de empatar 3-3 (Morena, Unanue y García los goles, Morena el penal decisivo). En el 74 jugó con Walter Corbo, Sandoval, Voltaire García, Mario González, Acosta, Zoryez, Cruz (Santelli), Jiménez (Unanue), Morena, Ramón Silva y Quevedo. En el 75 con Corbo, Peruena, Garisto, González, Voltaire García, Zoryez, Cruz, Unanue, Morena, Ramón Silva y Quevedo. En ambos casos, el técnico era Hugo Bagnulo.

Hubo más participaciones, sin esos éxitos. Pero en 2005 se registró allí el único clásico disputado en Europa: ganó Nacional 3-1, con goles de Jaume, Albín y Gabriel Álvez.

Flamengo, Barcelona, Bayern, Borussia (y muchos otros)… Por España pasaba entonces la flor y nata del fútbol. Muchos equipos, incluyendo por supuesto los uruguayos, se presentaban en más de un torneo, siempre detrás de las divisas. Eso obligaba a una seguidilla de viajes y partidos que, bajo el tórrido verano ibérico, representaba en duro esfuerzo. Y la única manera de asegurarse volver al año siguiente era siendo campeón.

El segundo torneo tradicional era el Ramón de Carranza, que se disputaba en Cádiz. Peñarol alcanzó dos veces la final: en 1961 perdió ante Barcelona y diez años después frente a Benfica.

El Costa del Sol tuvo su período de auge en los 70. En 1972 fue de Nacional, que le ganó el primer partido al Vasas húngaro por 3-1 y al Málaga en la final por 1-0. En 1975 fue de Peñarol: 2-1 al Betis y 3-2 al Málaga.

Mucho después, también Danubio se trajo sus copas: en 1989 fueron la Del Olivo, en Jaén, ante el club local, y la Ciudad de Granada, un triangular en el cual venció al Málaga y al Granada.

La lista de torneos supera los 200, aunque no todos simultáneos ni de la misma importancia: entre otros, el Colombino (Huelva), el Naranja (Valencia), el Villa de Madrid (Atlético Madrid) y los que llevaban el nombre de su localidad: Ciudad de Sevilla, de Alicante, de Zaragoza, de Santander, de Valladolid, de Pamplona, de Oviedo… Barcelona creó el Joan Gamper y Real Madrid el Santiago Bernabéu.

Con el tiempo, la peseta fue perdiendo valor. Los torneos se fueron achicando, de cuadrangulares a triangulares o a partido único. Lo mismo la jerarquía de los invitados. Los clubes más poderosos prefieren hoy hacer sus pretemporadas en China o Estados Unidos. En Uruguay el receso de agosto quedó en el olvido, aunque hubo cada tanto algún viaje puntual a España. Pero aquellas noches estivales no fueron un sueño. Y allí están los enormes trofeos en las vitrinas montevideanas.

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