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Peñarol mejoró y tuvo un buen síntoma defensivo

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Gabriel Rojas recibe las indicaciones de Diego López en el borde del campo. Foto: Marcelo Bonjour.
Marcelo Bonjour

TORNEO CLAUSURA

La defensa del equipo aurinegro funcionó y fue otro de los puntos altos en la victoria ante Wanderers en el Campeón del Siglo.

Poder mantener el arco en cero era un debe para Peñarol en los últimos partidos, con el añadido de que el equipo sufría como nunca cuando le convertían.

La escasa respuesta futbolística y sobre todo anímica marcaban el momento del aurinegro, que no se reponía ante una desventaja.

Y como dato a tener en cuenta, el equipo de Diego López había recibido 12 goles en los últimos 10 encuentros jugados entre torneo local y Copa Sudamericana.

Además, de esos 10 últimos partidos el carbonero solo ganó tres, perdió cuatro y empató tres.

El Torneo Clausura había empezado bien para Peñarol porque en la primera fecha no recibió goles y recién en la segunda Rampla Juniors le convirtió, luego Juventud y posteriormente Liverpool.

Pero en números, el arco aurinegro es tras la quinta fecha del certamen el tercero menos vencido junto al de Defensor Sporting, después del de Plaza Colonia que aún no recibió goles y el de Nacional, que apenas le convirtieron uno.

Y esto es un punto a tener en cuenta porque en todo el Torneo Apertura, el equipo de Diego López fue el de la valla menos vencida con 11 tantos en 15 fechas, con un promedio que ronda 0,73 goles por encuentro jugado.

Esa fue una de las fortalezas que tuvo el Peñarol campeón del Apertura con Kevin Dawson como figura, pero también con el notable desempeño de Fabricio Formiliano, Cristian Lema (uno que se extraña y mucho en la zaga central) y Enzo Martínez cuando le tocó ingresar.

Siempre se dice que un buen equipo se arma de atrás para adelante y en el caso de Peñarol, en este partido en el que recobró vida futbolística, anímica y deportiva tras vencer a Wanderers, se puede decir en parte que fue así.

El aurinegro pudo mantener el cero en su arco y como por si fuera poco, anotar en el contrario y con un gol de un delantero, algo que escaseaba desde hacía siete encuentros.

Era un partido clave para Diego López por todo lo que se había hablado en la semana, pero le puso paños fríos al asunto, asumió sus errores, los trabajó junto a su cuerpo técnico y los jugadores y mejoró. Hizo cambios que le dieron resultados y el resultado se dio porque volvió al triunfo después de dos partidos sin victorias y porque luego de tres encuentros volvió a tener el arco en cero.

Ese fue uno de los buenos síntomas de un Peñarol que ahora tendrá unos días más para seguir trabajando y demostrar que comenzó su recuperación, pero sabiendo que ya no tiene margen de error.

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