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Peñarol 1968: Medio siglo del récord de imbatibilidad

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Campeón de 1968. Alberto Spencer ya cabeceó y palpita el final de la jugada. El vuelo de Manga no alcanza a cortar: es el gol que le dio a Peñarol el título de 1968.

HACIENDO HISTORIA

Con el triunfo clásico de la segunda rueda de 1968 conquistó el Campeonato Uruguayo y batió una marca de su rival, que luego llevaría hasta los 56 partidos invicto.

Campeón de 1968. Alberto Spencer ya cabeceó y palpita el final de la jugada. El vuelo de Manga no alcanza a cortar: es el gol que le dio a Peñarol el título de 1968.
Campeón de 1968. Alberto Spencer ya cabeceó y palpita el final de la jugada. El vuelo de Manga no alcanza a cortar: es el gol que le dio a Peñarol el título de 1968.

El 8 de diciembre de 1968, hace ahora 50 años, Peñarol venció a Nacional con un gol de cabeza del ecuatoriano Alberto Spencer. Ese gol y ese triunfo le dieron el Campeonato Uruguayo al aurinegro, manteniendo la tónica de un período triunfal para el club.

Pero hubo más: ese resultado estiró el invicto del club a 50 partidos por el Uruguayo, con lo cual batió un récord establecido justo medio siglo antes por un famoso equipo de Nacional, el que conquistó la primera Copa Uruguaya en propiedad con sus tres títulos consecutivos (1915, 1916 y 1917).

En aquella campaña, los entonces llamados albos estuvieron sin perder 49 encuentros consecutivos, desde la novena fecha del campeonato de 1915, cuando cayeron ante Wanderers, hasta la sexta fecha del torneo de 1918, cuando perdieron con Peñarol (Los tricolores mantienen otro récord: 32 triunfos consecutivos por el Uruguayo, entre 1940 y 1942).

Aquel de hace cien años era el equipo de los hermanos Carlos y Héctor Scarone, Abdón Porte, el Mariscal Foglino y el Loco Romano, entre muchas figuras.

En 1968, las estrellas estaban del lado mirasol. Los que batieron el récord en el clásico del 8 de diciembre fueron Ladislao Mazurkiewicz, Elías Figueroa, Luis Varela, Pablo Forlán, Néstor Goncálvez, Omar Caetano, Julio César Abbadie, Pedro Rocha, Alberto Spencer, Julio César Cortés y Juan Joya (empezaron y terminaron estos once, pues no había cambios todavía). El técnico era el mayor Rafael Milans.

La última vez que el aurinegro había perdido fue el 3 de septiembre de 1966, contra Cerro, por la tercera fecha. Ese año cedió el título por dos puntos ante Nacional. En 1967 y 1968 fue campeón, en ambos casos invicto.

La serie se prolongó hasta la quinta fecha del Campeonato Uruguayo de 1969. El 14 de septiembre de ese año dejó el invicto en Belvedere, al perder ante Liverpool por 2 a 0. En total, fueron 56 encuentros sin conocer la derrota. Según la web Goal.com, es la décima racha más extensa del mundo y la mayor en América del Sur.

Algún tiempo antes, Peñarol se había acercado a la marca: estuvo 40 partidos invicto, desde la cuarta fecha de la segunda rueda de 1963 ante Racing por 1 a 0 (esa resultado le costaría el título) hasta la última fecha de 1965 (0-1 con Fénix). En el medio se registró la mejor campaña del club en el profesionalismo (junto a la de 1949): en el Uruguayo de 1964, el aurinegro ganó 16 de los 18 partidos jugados y empató los otros dos.

Eran tiempos en los que Peñarol contaba con un cotizado plantel, que casi todos los años peleaba la Libertadores. Cuando no estaba jugando el torneo continental, realizaba giras por América o Europa. El Campeonato Uruguayo, que se disputaba en los últimos meses del año, lo tenía siempre como favorito. Era un conjunto casi imbatible en casa: contando los torneos desde 1960 a 1969, disputó un total de 187 partidos y perdió apenas diez.

A partir de 1967, sin embargo, esa máquina de ganar comenzó a dar ciertas señales de desgaste. El equipo quedó afuera de la final de la Copa ese año y el siguiente, eliminado en las semifinales por Nacional y Palmeiras respectivamente. Con más años en las piernas de Abbadie, Joya y Spencer, perdió poder goleador. También se quedó por largo tiempo sin Héctor Lito Silva, fracturado en junio de 1968 defendiendo la celeste contra Paraguay en Asunción. Y aunque para reforzar la ofensiva llegó el ecuatoriano Polo Carrera, no resultó ser “el nuevo Spencer” que se esperaba.

A cambio, ganó fortaleza defensiva: Mazurkiewicz siguió asentándose como un fenómeno del arco. Y cuando faltó a buena parte de la temporada de 1967 por una lesión, lo reemplazó el argentino Néstor Errea, que se puede presentar así: por su moderno estilo, fue uno de los goleros más admirados por Hugo Gatti. Además se incorporó a Elías Figueroa, un zaguero chileno que haría historia en su país, Uruguay y Brasil. Y formaba una sólida pareja de backs con Luis Varela.

Los esquemas pasaron a ser más defensivos, aunque no solo en Peñarol ni en el fútbol uruguayo. Eran los tiempos en que el catenaccio italiano mandaba en los torneos de clubes europeos. El técnico en 1966 y 1967 había sido Roque Máspoli, que estableció un cerrojo muy eficiente, complementado por la velocidad de Spencer y Joya para el contragolpe. Cuando Máspoli se fue, contratado por el Elche de España, lo reemplazó Milans, más conservador todavía en sus planteos.

Uno de los resultados de esas estrategias fue que la valla de Mazurkiewicz recibió apenas seis goles en los 18 partidos por el Uruguayo de 1967, la cifra más baja de la historia junto a la de Nacional un año antes. En 1968, Mazurka establecería su histórico invicto de 987 minutos. Y en todo el Campeonato recibió un gol menos que el año anterior, otro récord.

En el 67, Peñarol sumó 15 victorias y tres empates, marcó 43 goles y recibió seis. Un año más tarde, fueron también 15 triunfos y tres empates, pero hizo muchos menos goles (29) y sufrió cinco.

Los números ponen perspectiva al fútbol de aquel equipo y aquel tiempo, lejanos en todo sentido: hace cuatro décadas que no hay campeones uruguayos invictos en torneos a dos ruedas, si bien hay más equipos y las competencia son más extensas.

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