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Fue otro Peñarol: el equipo de Larriera no ganó, pero avanzó en la Copa Sudamericana

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Agustín Canobbio en el empate de Peñarol y Sport Huancayo. Foto: EFE.

GRUPO E

El empate sin goles frente a Sport Huancayo depositó al carbonero en los octavos de final del torneo continental tras quedarse con el Grupo E.

Cambió la cara. Jugó mejor y fue superior a su rival. No pasó zozobras en la defensa pero no logró desnivelar en el ataque. De todas maneras, Peñarol cumplió el objetivo y se metió en los octavos de final de la Copa Sudamericana.

El empate sin goles con Sport Huancayo anoche en el Estadio Monumental de Lima y la goleada de Corinthians por 4 a 0 frente a River Plate de Asunción en San Pablo depositaron al equipo de Mauricio Larriera en la siguiente instancia del torneo continental.

No fue la mejor producción mirasol en la ofensiva, pero volvió a ser superior a un rival que generó poco peligro sobre el arco de Kevin Dawson y que además, tuvo problemas para defender en la última zona.

Para empezar, la posesión otra vez fue un rubro en el que Peñarol prevaleció con un 61% contra un 39% de Sport Huancayo. Desde ahí se empezó a gestar la superioridad de un equipo aurinegro que demoró en generar peligro sobre el arco de un Ángel Zamudio que de a poco se fue transformando en figura del encuentro.

Mauricio Larriera. Foto: AFP.
Mauricio Larriera en el empate entre Peñarol y Sport Huancayo. Foto: AFP.

En la primera parte Agustín Álvarez Martínez y Pablo Ceppelini tuvieron las chances más claras del carbonero y Zamudio las evitó.

El local, mientras tanto, apostaba a la salida rápida, pero Peñarol mostró solidez defensiva y sobre todo, la atención que faltó la semana pasada en Paraguay.

El mirasol fue efectivo en su área porque cada vez que Sport Huancayo la pisó para intentar llevar peligro, lo supo disolver sin problemas.

En la mitad de la cancha, la ausencia de Walter Gargano por acumulación de amarillas le abrió otra vez las puertas de la titularidad al argentino Damián Musto —jugó desde el inicio contra Fénix— y el volante de 33 años no defraudó.

El nacido en Casilda demostró su oficio no solo para jugar la pelota con el pie y entenderse con Jesús Trindade en el doble cinco sino que también tuvo un gran despliegue en la marca e hizo muy bien los relevos en la defensa cuando Fabricio Formiliano o Gary Kagelmacher intentaban lanzarse al ataque.

Agustín Álvarez Martínez. Foto: EFE.
Agustín Álvarez Martínez. Foto: EFE.

Pero a pesar de la solidez defensiva, el gran debe de Peñarol por tercer partido consecutivo fue el accionar ofensivo. El equipo tuvo la pelota y generó sus chances claras. Algunas carecieron de eficacia en la definición y otras las evitó muy bien Zamudio, pero el gol no llegó.

Toda la producción ofensiva que el mirasol había tenido en los primeros partidos de la fase de grupo, en los últimos dos no la pudo mostrar.

Y más allá de eso, el objetivo se cumplió. Peñarol se hizo fuerte cuando debió hacerlo, se deshizo de Corinthians, ganó sus encuentros como local y terminó primero en el Grupo E de la Copa Sudamericana con el pasaje a los octavos de final asegurado.

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