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Peñarol empató el partido ante Progreso a pura insistencia

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Gabriel Fernández y Emanuel Gularte disputan la pelota en el duelo entre Peñarol y Progreso. Foto: Marcelo Bonjour.

TORNEO APERTURA

El trámite no fue el mejor y la forma demostró que los aurinegros se hicieron con un empate 2-2, en los descuentos, con más corazón que fútbol.

Es cierto que Peñarol jugó con suplentes. También es verdad que viene con una importante seguidilla de partidos. Incluso alguno puede objetar que no le cobraron un penal. Todas son variables que podrían perfectamente ser tenidas en cuenta, aunque lo que termina contando para la tabla de posiciones es lo que pasa dentro de la cancha y ahí Peñarol volvió a estar en el debe.

Diego López apostó a un equipo alternativo con un Mathías Corujo que hacía un año que no jugaba y arriesgó con poner a Giovanni González como volante por izquierda cuando suele estar acostumbrado a jugar por derecha y pese a que su entrega no faltó, no pudo ser el jugador gravitante que suele hacer un ida y vuelta envidiable por banda derecha habitualmente.

La esperanza aurinegra en ofensiva pasaba por una dupla que le ha dado rédito a Peñarol y que terminó siendo clave. La misma es la que forman Luis Acevedo y Gabriel Fernández y que terminaron anotando los goles con los que Peñarol igualó 2-2 ante Progreso.

El trámite fue muy similar durante todo el encuentro y eso quedó claro desde los primeros instantes del juego. La necesidad de Peñarol por ser el cuadro grande, por jugar de local y por intentar mantener la ventaja con sus perseguidores en la tabla lo llevaba a hacerse dueño de la pelota, pero sin muchas ideas, las que con menos posesión encontraba la visita.

Esteban González complicó mucho a la defensa de Peñarol durante el inicio del partido y a los 7' tuvo un mano a mano que definió por arriba del horizontal y minutos más tarde la jugada más peligrosa antes del gol de Progreso. Error de Lema y escapada de González con la pelota para sacarse de arriba a Cardozo y definir con el arco libre, aunque Lema se repuso y la despejó cuando el destino de gol parecía inevitable.

A diferencia de Peñarol, cada vez que Progreso atacaba generaba peligro y así fue como luego de un tiro de esquina terminó encontrando el gol de la apertura. Centro, cabezazo de Riquero que pegó en el horizontal y nuevo cabezazo del volante que ahora sí anotaba luego de que Trindade y Martínez demoraran una eternidad en cerrarlo.

Pero como el fútbol es uno de los deportes con menos justicia y donde el que aprovecha mejor sus chances puede quedarse con la victoria, Peñarol lo igualó pocos minutos después. Fueron cuatro para ser exactos los minutos que estuvo abajo el equipo de Diego López antes de la trepada de Estoyanoff por derecha y el centro para que Luis Acevedo anotara de volea el gol del empate parcial.

Los aurinegros querían seguir de largo, ganar en tranquilidad e irse al descanso en ventaja, pero sucedió todo lo contrario. Otro tiro de esquina en el arco de la Cataldi y nuevamente un cabezazo de Riquero que termina en la red aurinegra. Poco por hacer para Cardozo y festejo de los jugadores en el campo, del cuerpo técnico en el banco y de los hinchas de Progreso que llegaron hasta el Campeón del Siglo.

La misma necesidad que tenía Peñarol de ser protagonista en el inicio del partido la tuvo en el comienzo del complemento o todavía más porque ahora solo le quedaban 45' por delante para revertir un marcador que parecía complicado ante un rival duro y lo fue, fue muy complicado.

A Peñarol le fallaron los circuitos de fútbol y era algo que se podía esperar teniendo en cuenta que estos jugadores entrenan juntos, pero que no es lo mismo encontrarse dentro del campo de juego, con un resultado de 1-2, con la presión de los hinchas y sabiendo que los que seguían a Peñarol en la tabla habían ganado.

Aun así, Peñarol contó con algunas posibilidades para poner la igualdad. Un remate cruzado de Estoyanoff que pasó cerca, un cabezazo de Martínez que se fue apenas por arriba o un mano a mano de Novick que quiso definir por arriba de Pérez y en el que la pelota terminó en las manos del arquero.

Entró Gargano y con él un mejor trato de pelota. Bochazos largos que más que pelotazos fueron asistencias a sus compañeros y la intención de Lores que también ingresó en el complemento. Los minutos pasaban, el gol no llegaba y el público se impacientaba en las tribunas hasta que entre el mérito aurinegro y el error del rival llegó el segundo y el que puso el empate final.

Centro largo de esos que demuestran que faltan pocos minutos y que la pelota debe ingresar como sea, floja salida de Nicola Pérez que pierde en el aire con Cristian Lema y pelota que le queda a Gabriel Fernández que saca un cabezazo débil y que en la línea un defensa, si no se hubiera resbalado, podría haber sacado. Mansa, la pelota besa la red y desata el festejo mirasol. Un festejo con más bronca que alegría, porque estuvo más cerca de la derrota que de poder remontar el encuentro.

Por insistencia. Así empató Peñarol el partido en el Campeón del Siglo ante Progreso.El invicto de Gargano en cancha, el hecho de sumar un año sin perder en su casa por el Uruguayo y la vuelta de Mathías Corujo sí le pueden dar una alegría a los aurinegros. El partido, no tanto. Lo quiso y por eso lo igualó, por insistencia, por poco más.

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