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Del penal fallado a la remontada

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Solamente la irregularidad del fútbol uruguayo, que pocos técnicos pudieron desafiar en los últimos años (el último fue Álvaro Gutiérrez), es capaz de plantear las emociones que tiene este Apertura, que al ritmo de un péndulo se balancea de la euforia a la frustración sin detenerse en términos medios y le dan a la competencia un valor agregado.

El penal que falló el sábado Alonso, en la última jugada del partido, y la remontada de los aurinegros al ritmo de Forlán, cuando el partido en Belvedere se le planteaba difícil, garantizan el cierre del semestre con el duelo entre los grandes, que prometía el torneo, y con un final intenso y caliente. Hay que disfrutarlo.

A UN TOQUE - LUIS EDUARDO INZAURRALDE

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