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Un penal cambió la vida de Bengoechea

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Foto: Darwin Borrelli
Archivo El Pais

Cuando era jugador, el ahora técnico de Peñarol, no podía dormir la noche antes: ¡horas escuchando radio!

1) ¿Recuerda su primer clásico?

Fue en el año 93, un día de la Madre, y la llegada al estadio fue muy tensionante, porque uno tenía mucha ilusión de hacer un buen clásico. Por suerte, salió todo bien; pero en lo personal fue un examen muy importante, porque yo había venido por tres meses a Peñarol, así que no hay dudas que el clásico era el que podía abrirme las puertas para seguir en el club. Ganamos 1 a 0, gol de penal, mío; el arquero era Seré. La jugada fue en el primer tiempo, penal de Hugo De León al "Marujo" Otero, en el área de la Ámsterdam, y era obvio que iba a marcarme adentro del club: si el penal terminaba en gol, iba a tener un desenlace, y si erraba el penal, iba a tener otro, ¿verdad? Además, hay que tener en cuenta que eran años difíciles para Peñarol, llevaba bastante sin salir campeón uruguayo.

2) ¿La mayor alegría en un clásico?

Siempre que se gana un clásico es un motivo de alegría, ¿no? Lo que cambia es la importancia del partido; a veces hay clásicos que son finales, en otras definen el primer puesto en lo que va del campeonato, también hay clásicos amistosos…todos se quieren ganar; pero el primero para mí fue muy especial por eso que dije antes: yo había venido casi que a prueba al club, logramos ganar con un penal que pateo yo y termina en gol… entonces es lógico que mi futuro en el club hubiera sido muy diferente si esa jugada hubiese tenido otro desenlace.

3) ¿La mayor tristeza en un clásico?

Todas las derrotas en los clásicos es muy difícil vivirlas. Salir a la calle al otro día no es sencillo, principalmente porque al hincha de Peñarol uno lo conoce y lo nota triste, como que uno le dio una amargura. Es como que uno, frente al hincha, se siente responsable; pero hay que prepararse: esto es fútbol, se puede dar cualquier resultado; y hay que saber vivir al otro día, tanto cuando se pierde como cuando se gana. Obvio, que una derrota clásica es muy dolorosa, y a veces muy vergonzosa; de cara al hincha, ¿no?

4) ¿El gol que más gritó en un clásico?

Mmm…no, no hay uno. Yo siempre fui de pensar los partidos. Por eso tengo tanto el recuerdo de mi primer clásico.

5) ¿Cambia el trabajo de la semana por el clásico?

En este caso de ahora, nosotros sabíamos que había un parate, que eran 15 días, así que la primera semana la hemos sacado para dar charlas sobre clásico. Aunque el jugador tiene clarísimo lo que es un clásico, hay muy pocos que han llegado a jugar uno por primera vez en esta temporada. Son contados. Todos ya tienen vivencias, y es lo que decía antes: hay clásicos que resuelven el campeonato, y nosotros estamos en una posición que si logramos salir adelante en este clásico, quedamos muy bien ubicados a falta de tres fechas, así que los futbolistas lo van a jugar con esa responsabilidad. Por eso, esta semana (pasada) la tomamos como una de evaluación para los profe, para que los jugadores puedan recuperar totalmente su físico, que se vayan las dolencias, y…bueno, la semana que viene empezaremos a preparar el clásico con la importancia que tiene: es el partido más importante de nuestro fútbol, principalmente es el que marca a los futbolistas.

6) La noche antes, ¿duerme igual que antes de otro partido?

De jugador, no dormía casi nunca. Era muy difícil. Tenía mucha tensión, mucho nervio. Ahora, de técnico, estoy mucho más tranquilo. Es cierto, se dice que cuando se es técnico parece peor porque uno no depende sólo de sí mismo, y cuando es jugador, usted es el que decide lo que hace; ¡pero tiene que resolver! ¡ese es el tema! Como técnico, trabaja sobre el equipo, prepara el equipo, ¡pero después está en manos de los futbolistas! De que lleven a cabo lo que uno les pide. El destino es del jugador, dependemos de que el jugador tenga una buena tarde. Cuando se es jugador, si uno remata tiro libre, si uno tira penal, la noche anterior no es sencilla. Uno se imagina pateando un penal… ¡y no es fácil! Yo no dormía. Pensaba, pensaba… y escuchaba radio. Normalmente era así. Descansaba. Yo descansaba muchísimo, lo que me costaba era dormir; aunque siempre me ha costado dormirme, soy una persona que duermo poco. Tengo el sueño difícil.

7) Lo que hace la noche post clásico, ¿cambia según el resultado?

A ver… si no hay una victoria, salir de casa es imposible, pero eso siempre fue igual, así que la familia ya lo sabe; y el ánimo dentro de la familia, es obvio que es diferente. Es como cuando una hija da un examen y llega a casa y dice: Salvé el examen. Estamos todos con buen ánimo. Si, en cambio, no le fue bien a un integrante de la familia, estamos todos con no tan buen ánimo; aunque la familia sigue funcionando, al otro día están las mismas responsabilidades. En este caso, aún ganando es muy difícil que salgamos: a mí me gusta estar en casa. Si jugamos un domingo, como ahora, se ven los programas de televisión, las imágenes de lo que ocurrió en el estadio.

8) ¿El clásico lo pone nervioso, ansioso, o lo disfruta?

Es un partido muy importante, hay que vivirlo. Obvio, hay un antes, un partido, y un post partido, y el resultado marca… marca muchísimo, así que se disfruta sólo si se gana. Yo, como jugador, antes de los clásicos vivía pensando que no me podía pasar nada, tenía que estar con muchísimo cuidado, porque el fin de semana había un partido muy importante, que uno no se lo quería perder por nada. Para eso había que entrenar, había que alimentarse con cuidado… había que llegar bien al clásico, no podía ser que uno diera ventajas.

9) ¿Su familia va al estadio?

Sí, sí, siempre fue. Mi señora, ahora no tanto; pero mis hijas van siempre. Lo que pasa es que ellas están acostumbradas a ser hijas de. Vivieron con los aplausos, vivieron con las críticas… claro, digamos que en el estadio son más críticas que aplausos, pero están preparadas.

10) ¿Hace promesas? ¿Tiene cábalas?

No, no. No tendría problemas en decir, pero no soy de tener cábalas. Sí soy de cambiar el ánimo. El post partido es totalmente diferente según el resultado.

11) ¿Qué le dice a Gutiérrez si se lo cruza en la calle?

Nos vamos a saludar tranquilamente. Que tenga mucha suerte; él va a querer ganar y yo quiero ganar. Lo que pasa es que el fútbol es así: hay momentos que son límite, en donde sólo uno sale con la victoria. En este caso, tenemos muy buena relación; e, igual, creo que ambos hemos optado por el camino de la tranquilidad. Ojalá se viva en paz, es lo que queremos todos. Obvio que cada uno vamos a hacer lo imposible por sacar el clásico adelante, nosotros de nuestra parte y ellos de la de ellos, pero los que estamos afuera tenemos que calmar un poquito a nuestros hinchas y a nuestra sociedad.

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Foto: Darwin Borrelli

PEÑAROLJORGE SAVIA

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