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El partido que no se jugó...

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Gustavo Munúa. Foto: Gerardo Pérez

Las rojas, sobre todo la deAlonso, cambió hasta la idea que trajo Pelusso.

Las expulsiones de Polenta y Alonso, incluso más allá de si fueron o no justas, cambiaron todo. Tanto que no sólo el partido que se jugó en el Gran Parque Central fue otro, muy distinto al que se hubiera jugado si el árbitro no sacaba esas dos tarjetas rojas, y en el primer tiempo, por si fuera poco; porque cuando le echaron al goleador, Nacional siguió teniendo un jugador menos que su rival, pero con más espacios por cubrir con 8 futbolistas de campo, cuando venía de lograr un triunfo ante River Plate que, ante lo que pasó anoche, fue a lo Pirro: pues le demandó un esfuerzo enorme.

Cambió también el partido que trajo en la cabeza Pelusso, y que le daba vueltas ayer, cuando antes de irse a dormir la siesta en el Hotel Sheraton, llegó un señor veterano al lobby preguntando por él, y cuando el Prof. Javier Carballo quiso saber su nombre para enviarle un mensaje al DT, le respondió: "Vicente, el gallego... de Florida, hace 30 años que lo conozco".

El entrenador floridense, precisamente, había visto un compacto de partidos de Nacional, y llegó con la idea de que —tal vez al revés de lo que podían penssr muchos— una de las claves era, más que anular la creatividad de Ignacio González, tapar el gran caudal generador que aporta Porras, porque de esa forma "Nacho" se queda sin el argumento que mejor maneja: la pelota.

Pues bien. A los 6, con "Nacho" sustituido para que entrara Gorga, el propio Munúa le pateó el tablero a Pelusso, porque Porras jugó un partidón, pero ya sin el complemento de los pases de "Nacho", el volumen de juego del mediocampo tricolor no tuvo la profundidad de otras ocasiones.

No sólo ese partido cambió, además: también otro que, en cierta medida, tuvo algún punto de contacto con la llamada que le hizo Pablo Repetto, el técnico uruguayo de Independiente del Valle de Ecuador a un amigo en Montevideo, diciéndole que mirara bien a un exjugador suyo: Daniel Angulo.

Con el gol imposible que erró a los 73, cuando aún iban 1 a 0, y lo poco que hizo —igual que Morelo, el otro punta— hasta que Nacional entró a pagar el precio por el gran desgaste que había hecho ante River Plate, quedó la sensación de que, aún si hubieran expulsado a Polenta, pero después no hubiera corrido la misma suerte Alonso, los tricolores hasta podían haber tenido aspiraciones de llevarse una victoria.

Por eso, entonces, también hubo otro partido en ese sentido: Independiente Santa Fe entró a mover la pelota con la soltura típica de los equipos colombianos —al menos de mediacancha en adelante— después que el local siguió buscando con las mismas ganas, pero sin tantas revoluciones.

Es más, el River Plate de "JR" fue más rival para Nacional que el de anoche, pues lo atacó y le llegó más, solo que el cuadro colombiano no erró goles. Fabricó unos pocos e hizo dos. Con eso ganó, y "enterró" el partido que no se jugó; ese que, con su equipo ganador, se hubiera desarrollado sin que muchos hinchas de la tribuna Delgado hasta insultaran de continuo a Pelusso. Menos uno, que cuando alguien le gritó al DT: "¡Viejo manya!, le hizo ver la realidad: "No, pará... viejo, sí; pero...manya, nunca".

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Gustavo Munúa. Foto: Gerardo Pérez

NacionalJORGE SAVIA

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