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Parece un caso de película

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Tras dos temporadas sin salir campeón, lo que no es dramático pero tampoco bueno para los grandes, Peñarol se movió con el fin de cambiar la pisada.

JORGE SAVIA

En tal sentido, los aurinegros trajeron a Ifrán, el goleador al que querían desde hace un par de años; y apostaron fuerte a Forlán, con la vista fija más allá del "paño verde" de la cancha: ya en la fase de promover los productos de la fábrica de juveniles, Diego es un espejo de cuidado, profesional y personal, al que mirarse.

La política de reciclaje, entoces, apuntó al ataque, quizá por el pasado de Bengoechea como jugador: atacante; pues Frascarelli vino por Migliore, para suplente o acicate de Guruceaga.

Peñarol parece así haber obrado en base a la vieja frase de que "no hay mejor defensa que un buen ataque", porque si hace dos años que no es campeón y perdió cuatro de los últimos cinco clásicos, no debe ser sólo por los goles que no mete, sino también —y tal vez fundamentalmente— por los que le hacen; pero del medio para atrás, es como el título de una película argentina que protagonizó Marcello Mastroianni: de eso no se habla.

El Análisis

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