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El paraíso perdido en el Calcio

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Dos caras. El festejo por el título mundial en 2006 dejó su lugar a la enorme frustración de las eliminatorias para Rusia 2018. Monteje: El País

ITALIA

El Calcio llegó a ser la meca para los cracks del mundo y su selección obtuvo cuatro títulos mundiales. Todo eso está muy lejos hoy.

La culpa la tiene Guardiola. Por lo menos, esto es lo que opina el rocoso zaguero Giorgio Chiellini sobre la decadencia del fútbol italiano. En su opinión, divulgada en las horas previas a la eliminación de la Squadra Azzurra del Mundial 2018, la influencia del catalán hoy técnico del Manchester City ha llevado a que los otrora segurísimos defensores italianos perdieran su capacidad de marca mientras trataban de aprender a salir jugando.

Para Paolo Rossi, el goleador del Mundial ‘82, sin embargo, el gran pecado de Italia fue no haber podido convertirle ni un solo gol a Suecia en los dos partidos del repechaje.

La web de la revista Guerin Sportivo opina en cambio que uno de los principales responsables es el entrenador del seleccionado, Giampiero Ventura. “El peor D.T. de nuestra vida”, según lo definió su periodista Stefano Olivari.

Pero si se investiga un poco más, todos los caminos conducían a esta “Apocalipsis”, según la definió La Gazzetta dello Sport: por primera vez desde 1958, el cuádruple campeón mundial Italia se quedará en casa para mirar la Copa de Rusia.

Hace 11 años, Italia conquistaba el cuarto título en Alemania. Y unos pocos años antes, el calcio era el paraíso de los cracks, el lugar donde aspiraban jugar los profesionales de todo el mundo, aunque los locales también eran figuras notables, mientras sus clubes marcaban el paso en Europa.

“Hace tiempo que suena la alarma, pero hemos hecho como que no la oíamos”, comentó el escritor y periodista Gianni Mura en el diario La Repubblica. Y recordó que en los dos últimos mundiales, Italia fue eliminada en primera ronda, por equipos como Eslovaquia, Nueva Zelanda o Costa Rica.

EL Dato

Eliminaciones tempranas

En los mundiales de Sudáfrica 2010 y Brasil 2014, Italia fue eliminada en la primera fase. Con Paraguay, Eslovaquia y Nueva Zelanda compartía grupo en 2010, mientras que en 2014 con Costa Rica, Inglaterra y Uruguay.

Todo empezó a desmoronarse en 2006, casi al mismo tiempo de la hazaña en Alemania. El llamado Calciopoli resultó un duro golpe a la credibilidad de todo su fútbol. A través de escuchas telefónicas, la Justicia pudo comprobar que dirigentes de importantes clubes (Juventus, Milan, Fiorentina, Lazio) lograban ante la dirección del fútbol arbitrajes favorables a sus intereses. Las sanciones fueron durísimas -Juventus fue despojado de dos campeonatos ya obtenidos y descendido a la Serie B- pero el daño estaba hecho.

No era la primera vez que un escándalo de corrupción salpicaba al campeonato italiano. Las apuestas clandestinas mueven mucho dinero y periódicamente aparecen revelaciones sobre resultados arreglados para favorecer a los apostadores. En 1980 esto le costó el descenso a Milan y Lazio, al comprobarse que dirigentes y/o jugadores habían pactado ir a menos en sus encuentros.

Un hecho ajeno al deporte contribuyó a agravar las cosas. La crisis financiera global golpeó con dureza a países del sur de Europa (España, Portugal, Grecia, Italia), lo cual llevó a la Unión Europea a imponerle medidas de austeridad que repercutieron en múltiples aspectos de la vida cotidiana.

Crisis.

En un tiempo que ahora parece muy lejano, los clubes peninsulares se daban el gusto de contratar astros como Diego Maradona, Michel Platini, Karl-Heinz Rummenigge, Marco Van Basten, Zico, Zinedine Zidane, Ronaldo y los uruguayos Enzo Francescoli, Ruben Sosa y Álvaro Recoba, entre muchos otros. Hoy los mejores futbolistas globales están en España, Inglaterra, Francia o Alemania, pues aquellos clubes perdieron poder económico al quedar rezagados en la vertiginosa competencia del marketing y el merchandising. Y no solo por los mecanismos de la libre competencia. Por ejemplo, el redituable negocio de la venta de camisetas, remeras, gorros y bufandas está en manos de la mafia napolitana, que controla el contrabando de las falsificaciones.

La venta de entradas cayó estrepitosamente (el promedio de entradas supera apenas el 50% de la capacidad de los estadios, contra 90% de Alemania o Inglaterra), mientras en las tribunas campean grupos violentos y xenófobos. Un ejemplo lamentable fue el intento de los ultras de Lazio de utilizar la figura de Ana Frank, la niña holandesa víctima de los nazis, en sus disputas con la Roma.

EL DATO

Bajó la venta de entradas

El promedio supera apenas el 50%, mientras que en Alemania o Inglaterra está en 90%

Los principales ingresos derivan de la televisión, pero hoy su campeonato no resulta tan atrayente para los ricos mercados asiáticos, donde dominan La Liga española o la Premier inglesa.

Otro problema son los estadios, que por lo común no pertenecen a los clubes sino a los municipios, por lo cual se pierde la posibilidad de su explotación comercial. La mayor parte de esos estadios, además, tienen muchas décadas encima, más allá de la lavada de cara que significó el Mundial de 1990. Eso se nota por ejemplo en la supervivencia de las pistas de atletismo, que en muchas partes de Europa fueron eliminadas porque alejan al público del terreno de juego y le quitan color al espectáculo.

La excepción en casi todos estos puntos la marca Juventus, que construyó su propio estadio en Turín y se maneja con criterios empresariales del siglo XXI, en buena medida por formar parte del grupo Fiat. Por algo conquistó los últimos seis títulos tras cumplir su condena en la Serie B. Los otros grandes, Inter y Milan, hace rato que no alcanzan éxitos locales o internacionales.

Sin cracks.

Pese a que los ingresos no son los de antes, los clubes se acostumbraron a contratar jugadores, desde cracks hasta mediocres, extranjeros o locales. El calciomercato, es decir, el período de pases, se convirtió casi en un campeonato en sí mismo. La cultura resultadista exige triunfos cada temporada, cada domingo, sin dar tiempo para planes a largo plazo ni esperar que los jóvenes maduren.

Así, la inversión en juveniles en Italia llegó a ser una de las menores de Europa. Por eso ya no hay supercracks italianos. El último monstruo es Gianluigi Buffon, pero el legendario arquero, que lloró amargamente la eliminación el lunes pasado, está a punto de cumplir 40 años.

“Está claro que hay que refundar el mundo del fútbol, y hay que tomar decisiones que quizá no se ha tenido la valentía de tomar los últimos años”, declaró el ministro de Deportes, Luca Lotti, luego de la eliminación. El veterano periodista Italo Cucci adelantó cuáles serían las medidas necesarias: dar mayor interés al campeonato reduciendo sus participantes de 20 a 18 o incluso a 16 equipos, reducir el número de extranjeros con sueldos estratosféricos y destinar ese dinero a trabajar en el sector juvenil.

“Hay que refundar el fútbol, y hay que tomar decisiones que quizá no se ha tenido la valentía de tomar los últimos años”.

Luca Lotti, ministro de deportes de Italia. Foto: AFP
Luca LottiMinistro de Deportes de Italia.

A todo esto deben sumarse las razones estrictamente futbolísticas del fracaso. El viejo catenaccio, que hizo de la defensa el arte supremo y la mayor obsesión de sus entrenadores, quedó desactualizado ante las rápidas transformaciones que está sufriendo el juego.

Hubo en estos años algunas señales esperanzadoras, como el segundo puesto en la Eurocopa 2012 con buen juego o la campaña en la Euro 2016, cuando eliminó a España y cayó por penales ante Alemania, pero se trató de esfuerzos aislados. Entre juveniles, lo mejor fue el tercer puesto en el Mundial sub 20.

Después de tantos años de cuidar el cero en su arco y apostar todo al contragolpe, los italianos no supieron atacar y terminaron sucumbiendo ante una Suecia que desplegó una versión aumentada del propio catenaccio.

La primera repercusión fue el cese de Ventura, pero se reclaman más cambios, empezando por la cúpula de la Federazione, cuyo presidente Carlo Tavecchio no ha dado señales de que piense renunciar. El presidente del Comité Olímpico Nacional Italiano, Giovanni Malagò, aseguró que “si ocupara el cargo de Tavecchio habría presentado mi dimisión”. Se habla de Carlo Ancelotti como nuevo entrenador para la selección; el ex Bayern Munich reclama plenos poderes para tomar en sus manos este hierro caliente.

Incluso si hubiera intenciones reales de cambiar, la Federazione tiene ahora muy poco peso ante los clubes, pero tal vez el Apocalipsis inicie una nueva era.

Prejuicio

La FIFA pierde 100 millones de euros.

La eliminación de Italia costará caro a todos. Según la prensa de ese país, la Federación perderá ingresos por unos 100 millones de euros, entre el pago que hace la FIFA a cada participante, los sponsors y el merchandising. Una cifra similar dejará de ingresar a las arcas de la FIFA: la RAI y Sky pagarían unos 80 millones de euros por los derechos de televisión, cuando para emitir los partidos de Brasil 2014 habían invertido 180 millones. Además, Rusia esperaba unos 50.000 hinchas italianos en el Mundial. La cifra de viajeros ahora caerá significativamente.

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