PEÑAROL

Que el goleador del Clausura y del Uruguayo sea suplente da la sensación de ser un desperdicio.

Cada vez que se acerca un partido de Peñarol la pregunta que surge es la misma: ¿Lucas Viatri o Cristian Palacios en ofensiva? El técnico Leonardo Ramos se debate en la previa a cada encuentro entre el porte físico y la potencia del argentino (un gol en el Clausura) o el poder goleador del pequeño delantero (seis), máximo artillero del Clausura y con un promedio de un tanto cada poco más de media hora en la cancha.

Autor de cuatro goles en los últimos dos partidos (tres a Rampla y uno a Defensor), Palacios pide a gritos más minutos y, por ende, titularidad. Entonces, la pregunta que empieza a ganar lugar es distinta a la original. ¿Por qué no Viatri y Palacios juntos?

Entre ambos parecen tener la fórmula para la combinación perfecta, porque mientras uno baja pelotas en el área, el otro es movedizo y letal dentro de la zona caliente.

De hecho, el otro día ante Defensor ocurrió un hecho que marca lo positivo que puede resultar esta combinación. Un poco antes del gol que Palacios marcó de cabeza (el 2-1) se dio una jugada en la que también cabeceó y el balón se fue al lado del palo. Ello fue producto de que Viatri se llevó toda la atención a la hora de marcar el centro, lo que liberó al goleador uruguayo y le permitió llegar con comodidad al balón.

Claro, la posibilidad de que puedan jugar juntos genera un par de dudas. Una es qué hacer con Maximiliano Rodríguez y la otra, un poco por asociación, es si Ramos no debería hacer una variante táctica. Una posibilidad es que “Maxi” pase a ocupar la banda en lugar de Diego Rossi (de flojo partido ante los violetas), aunque quizá jugar por afuera no sea lo que más le rinde, porque se siente más cómodo llegando por el centro. Eso, entonces, abre la posibilidad a un cambio de sistema: dejar el 4-4-2 y pasar a un 4-3-1-2, con Rodríguez jugando detrás de los dos puntas.

Por ahora todo se plantea como posibilidades. El equipo aurinegro sufrirá ante Sud América las variantes obligadas por las ausencias de Varela y el “Cebolla”. Y parece lógico. En un equipo que ganó los ocho partidos que jugó, ¿para qué cambiar?