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Pablo Boselli y sus hijos futbolistas: Juan Martín y Juan Manuel

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Juan Martin, pablo y juan manuel. Ariel Colmegna
Ariel Colmegna

HISTORIAS

Para los hijos del empresario la carrera no ha sido fácil: cargaron con una mochila bastante pesada.

Pablo Boselli fue un destacado padelista profesional, que representó a Uruguay en cinco mundiales. Hoy es agente FIFA y líder de la empresa GBG, con representación de unos 100 futbolistas. Pero es además el papá de Juan Martín y Juan Manuel, jugadores de Wanderers y Defensor Sporting respectivamente.

“Estoy muy orgullo de ellos, pero sobre todo como personas. Son buenos hijos, buenos hermanos, buenos nietos, buenos amigos y buenos estudiantes. Son los hijos de uno, je”, dijo Pablo riendo.

“Tengo seis hijos y cada uno tiene sus características. Por ejemplo, Juan Martín es muy alegre, siempre feliz. Solidario y buen amigo. Un luchador, un gran luchador”, afirmó Boselli sobre uno de los mayores, que tras aparecer en Juventud, jugó una temporada en Peñarol.

Juan Manuel, por su parte, hizo todas las formativas en Defensor Sporting. Arrancó en Novena División y hoy, a pesar de sus 17 años, está en primera. “Tiene un lindo corazón y buenos valores. Es muy talentoso y tiene empuje”, lo definió papá.

Boselli asegura que no le hubiera gustado que sus hijos jugaran al padel, lo que ya hizo, sin embargo, el mayor de todos, Juan Pablo, quien llegó a disputar un Mundial juvenil. “Tanto en mi caso, como en el de Erika, la mamá de Juan Manuel que fue nadadora, siempre tratamos de que no eligieran los deportes que nosotros hicimos profesionalmente. Tuvimos la suerte de haber sido campeones nacionales y sabíamos que siempre iban a tener esa medida, de tener que igualarnos. Por eso, preferimos que optaran por otros deportes”.

Juan Martín, de 22 años, reconoce las condiciones de su hermano menor. “Juanma técnicamente es un dotado. Tiene cualidades que a muchos les gustaría tener”.

“Yo a él, siempre lo admiré. Lo tengo allá arriba, es mi ídolo”, afirmó por su parte Juan Manuel sobre su hermano. “Siempre me sentí identificado con él”.

Juan Martín está contento en Wanderers por el grupo que encontró y por cómo lo recibieron, aunque no oculta que le gustaría tener más minutos. Aseguró que su experiencia en Peñarol fue positiva porque aprendió muchas cosas, aún de los momentos malos. “Me costó mucho recuperarme y retomar mi nivel después de aquella expulsión en el partido de Copa frente a Wilsterman. Se me culpó mucho por eso, creo que hasta demasiado. Luego Leo (Ramos) me dio varias oportunidades más, pero fue un tema personal, me costó volver. Y decidimos que era bueno salir para tener más minutos y recuperar la confianza que tuve en Juventud”, admitió.

“Yo en Peñarol me sentía bien, con el grupo y con el cuerpo técnico. Me trataron siempre bien, salí simplemente para reencontrarme con mi nivel. Pero me encantaría poder volver a Peñarol”, explicó.

“Nosotros, el partido en Bolivia, lo estábamos mirando en casa, con papá y Sebastián (otro de sus hermanos) y fue impactante. Sabemos cómo es él y nunca se nos pasó por la cabeza algo así”, contó Juan Manuel, quien se sabe un privilegiado al jugar en Defensor Sporting. “Tuve mucha suerte porque tenemos un equipo muy solido. Cualquiera que entre se destaca, como pasó frente a Plaza, cuando entró un chiquilín de 16 años e hizo dos goles. Hay un ambiente muy positivo, muy lindo y te dan para adelante cada cosa que hacés”, relató.

EL AGENTE. Pablo se convirtió en agente de futbolistas hace unos siete años. Cree que haber sido deportista y pertenecer a lo que él llama la gran familia del deporte, lo favoreció. “El deporte es mi vida. Y eso hizo que yo me moviera y buscara mi futuro en ese ambiente. Comencé manejando la imagen del 70% de los jugadores de la selección. Y un día charlando con Luis (Suárez) me comentó que el Ajax estaba interesado en Lodeiro. Yo no era agente, pero Lodeiro había cambiado de representante y yo tenía muy buena relación con Alarcón. Entonces me animé, presenté una propuesta. Vendimos a Lodeiro y me di cuenta que había una buena comisión y que ganaba mucho más como representante. Empecé con una empresa mixta. Y quise para darle algo más a los jugadores que un par de zapatos, lo digo con todo respeto. Hoy tenemos profesores de educación física, de inglés, de italiano, nutricionistas. Los chicos comen acá todos los días. Entre los 17 que tenemos en el exterior, otros 17 en Primera División y los juveniles tendremos unos 100 futbolistas. Y unas 20 personas que trabajan con nosotros”, explicó Boselli.

La profesión de Pablo no resultó fácil para sus hijos. Muchas veces les dijeron que jugaban porque eran sus hijos. “Al principio fue un poco complicado, pero después cuando pasan los años uno se va acomodando. Hablo de primera división, porque en las juveniles es diferente. Todos somos más amigos porque cumplimos todo el proceso juntos. Pero en primera las cosas cambian, puede haber una broma pesada, de algún compañero o de los rivales mismos en la cancha”, admitió Juan Martín.
“Por suerte yo ya estaba bastante maduro como para asimilarlo. Y uno no le puede dar bola a esas cosas. Cuando mi padre me habla como representante, lo hace de la misma manera que a cualquier otro jugador, y cuando somos padre e hijo somos padre e hijo. Los dos lo tenemos claro. Capaz que es más difícil para él que me tiene que decir las cosas si las hice bien o mal y debe dejar el padre de lado. Pero a esta altura ya hemos tenido mil charlas sobre el asunto”, añadió.

Juan Manuel tiene otra visión. “Yo siempre sentí que tenía un plus con respecto a mis compañeros. Porque mi padre conoce el fútbol y tiene experiencia con muchos jugadores. Me dediqué a demostrarle en la cancha, a los que pensaban que jugaba por él, que estaban equivocados. Aunque no me acuerdo que me lo hayan dicho”, aseguró.

“Ellos pueden tener los beneficios de ser mis hijos, pero si no se ganan lo que se tienen que ganar, no lo van a tener. Si fuera como se dice, Juan Martín seguiría en Peñarol porque yo tengo una excelente relación con Juan Pedro (Damiani). Los dos han logrado lo que han logrado por ellos mismos. Y al revés, con una mochila más pesada, porque realmente ser hijos de un representante “importante” en Uruguay hizo que les hayan dicho de todo, aunque ellos no lo quieran contar. Que jugaban porque yo era amigo de tal o cual persona. Pero es como yo les digo siempre, Forlán también debe haber vivido estas cosas, porque su padre fue campeón del mundo. Hasta que Diego la rompió y se terminaron todas las pavadas. Es más, ahora Pablo pasó a ser el padre de Diego”, manifestó Pablo.

“Van a ser siempre mis hijos y está en nosotros manejar las situaciones con los valores correspondientes. Tengo claro que cualquier cosa que yo haga para ayudarlos que esté fuera de lo que corresponde los voy a perjudicar para la vida. No para el fútbol, para la vida. Porque el fútbol se les va a terminar dentro de unos años. Y saben que las cosas se las tienen que ganar, porque si vienen de arriba, va a durar poco. Estoy tranquilo con mis dos hijos. Con ‘Juanma’ en Defensor y en la selección y con Juan Martín que fue a Peñarol porque la rompía en Juventud. Y porque en los dos partidos contra Nacional anduvo muy bien. Y cuando las cosas no le salieron, porque las dos patadas que le pegó al boliviano, se las pegó él, sufrió mucho. Pero eso lo ha hecho crecer”, enfatizó el empresario.

Los dos sueñan con jugar en Europa. “Me gustaría jugar en Europa y no tener que volver”, dijo Juan Manuel. “A mí también me gustaría pegar el salto a Europa. Voy a cumplir 23 años y creo que estoy pronto. Quiero llegar a Europa y mantenerme”, afirmó Juan Martín.

Representante que los pueda llevar, tienen. Pero papá piensa diferente y quiere que hagan una carrera. “Se tienen que preparar y lo saben. Después si quieren jugar al fútbol que jueguen y si mañana uno de los dos quiere dejar, que lo haga. No quiero que sientan presión, ni que hagan algo obligados. La vida es hermosa, aún sin jugar al fútbol”.

Violeta - Un alcanzapelotas preocupado por Peñarol

Una tarde, Ariel Colmegna, fotógrafo de Ovación, estaba en el Franzini cubriendo un partido de Defensor. En eso se le acercó un alcanza pelotas y le preguntó si sabía cómo iba Peñarol. El fotógrafo le respondió que empataba 0 a 0. Al rato, el jovencito volvió a preguntarle lo mismo. Ariel pensó que era hincha de Peñarol, pero el muchacho le aclaró que su hermano jugaba en Peñarol. Era Juan Sebastián, que juega en las formativas violetas.

Partidos. Los que se dan en familia son con muchas patadas

“Ojalá que con Sebastián se cumpla el dicho futbolero y que el hermano juegue mejor que nosotros”, dijo Juan Martín sobre el más chico de los Boselli futbolistas. “Viene bien, pero recién arranca en Defensor y tiene una larga carrera por delante”, agregó.

“Yo lo veo muy bien, tiene mucho futuro. Si aguanta las patadas que le damos nosotros... je”, se rió Juan Manuel. “Imagináte los partidos que se arman, con cuatro varones. Cuando eran chicos me rompían toda la casa, se mataban. Ahora son más grandes, por suerte”, acotó Pablo.

Pablo BosselliClaro. “Las cosas se las tienen que ganar, porque si vienen de arriba, van a durar poco”, dijo Pablo.

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