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Pablo Aimar volvió a jugar en River luego de casi 15 años

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El Payaso ingresó a los 30 del segundo tiempo; su último partido había sido el 17 de diciembre de 2000."Extrañaba estas cosas", dijo el jugador.

Justo días después de la valiente clasificación en el Mineirao, tras una generosa tarea de sus compañeros, que desde enero lo tienen a su lado como si fuera uno más... Y como uno más se levantó del banco de suplentes ante el llamado de Marcelo Gallardo y esbozó esa sonrisa nerviosa de pibe, aunque ya no lo sea. El día que tanto esperaba llegó y con la camiseta N° 35 -la de su edad- cumplió el sueño de sentir un Monumental lleno aclamar su nombre.

Después de 14 años, Pablo Aimar volvió a ponerse la camiseta de River. El 17 de diciembre de 2000 había jugado su último partido, en un 2-3 de visitante ante Lanús. Y una semana antes había sido su despedida del Monumental en un 1-1 frente a Huracán. Una larga carrera en Europa y los últimos tiempos de quirófanos y consultas médicas. El tobillo derecho fue su pesadilla de los últimos años, como consecuencia de tres operaciones. Después de la frustrada experiencia en el Johor Darul Tazim FC de Malasia, pensó en dejar el fútbol y volvió a su Río Cuarto natal. Hasta que un llamado de Enzo Francescoli, secretario deportivo del club, a principios de este año, despertó nuevamente al futbolista, que se sumó a la pretemporada. Diez minutos tardaron en ponerse de acuerdo entre Francescoli, Gallardo y Aimar. "Siempre estuvo claro que iba a jugar cuando estuviese al nivel que la camiseta de River merece. Marcelo me dejó claro que no le puedo sacar minutos a alguien que lo merece más que yo. La sinceridad y el respeto siempre están por encima de todo", fue el sincero mensaje de Aimar al mundo River, que siempre preguntaba por su vuelta.

El caño de Aimar en la primera pelota que tocó.

Si no puede ver el video con el caño, haga click aquí.

De lo que nunca nadie dudó es de lo que representa para los hinchas. Es uno de los ídolos de los últimos años, y ayer lo ovacionaron tanto como a Cavenaghi o Ponzio. La duda la sembraba el propio estado físico del cordobés, que por una cosa u otra no le permitía jugar desde hacía 405 días, cuando se despidió de la experiencia en Malasia. Al fin, ingresó a los 30 minutos del segundo tiempo por Pisculichi y nada menos que ante Central, el equipo al que le marcó su primer gol en primera (el 20 de febrero de 1998). Con un minuto en la cancha le hizo un caño al colombiano Yeimar Gómez Andrade, quien le cometió una fuerte falta, y luego se encargó de cuidar la pelota en el momento en que River más lo necesitaba ante el apremio de los rosarinos. Respondió a las expectativas: en los 19 minutos que jugó hizo 17 pases y 16 de ellos llegaron a destino (uno fue una habilitación a Boyé). El "Pablito, Pablito" se escuchó varias veces al ritmo de sus característicos movimientos.

"Sentí todas sensaciones lindas. Ahogo, nervios, todo junto. Es difícil dejar de jugar porque extrañás todo esto", confesó Aimar apenas terminó el partido, mientras retumbaba el grito de "Payaso, Payaso" a su espalda. "Fue algo increíble. Quería que mis hijos vivieran esto, porque nunca me vieron jugar en el fútbol argentino. Soy consciente de la vida que llevé y por eso trato de disfrutarlo. Cumplí un sueño", admitió con emoción. Bienvenido, Aimar.

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Vea el videoCanchallena / GDA

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