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La orquesta sigue tocando

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Da Silva. Nueva fecha de vencimiento; no es a fin de año. Foto: Gerardo Pérez
[[[GERARDO PEREZ PALADiNO ]]]

Sin un iceberg adelante, en algo la marcha de Peñarol parece la del Titanic.

Puede, y más bien es cierto, que así como Da Silva no patea los penales, tampoco está en el cuerpo de Gastón Rodríguez cuando el goleador del Uruguayo pasado se topa con la pelota sin marcas rivales cercanas, a un par de metros del segundo palo del arco, y su "masita" es tapada sin dificultades por Dawson, ni mueve a Junior Arias como si el técnico fuese un titiritero en el momento que, cerca del final del partido con Plaza, el otro gran artillero de la temporada anterior recibe en posición favorable, gira y el remate le sale "mordido"y —¿por la presión, los nervios, la falta de confianza?— desviado.

"Liga".

De la misma forma, seguro que el sábado pasado "Polilla" —a quien muchas veces se le atribuyó la cuota de suerte que en su momento se le "endosó" en su menoscabo a Victor Púa, Diego Aguirre y el maestro Tabárez— no ligó nada con la lesión de Nández, que fue de los que más había empujado por derecha junto a Alex Silva en los 45 iniciales.

Sin embargo, la contundencia de los resultados, como éste de empatar con Plaza que, por ejemplo, no pudo poner de titular a ninguno de los cuatro puntas del plantel, le juega tan en contra al entrenador como la imagen de impotencia ofensiva que muestra Peñarol, no sólo porque a esta altura hace 375 que no mete un gol, sino por las herramientas que emplea para bucarlo.

Cuatro partidos y pico sin un gol, aunque también con uno solo en contra, el que le hizo Wanderers, trece encuentros con un solo triunfo —ante Fénix— en los 90 reglamentarios, y el equipo ubicado en el 12° puesto del Uruguayo Especial, parecen ser indicadores difíciles de digerir —y "apechugar"— para cualquier directiva del mundo, al menos sólo por la solicitud del capitán del cuadro, según lo que pasó el sábado con Valdez en el vestuario, que le pidió a "Polilla" que se quedara.

Prendas.

¿Entonces? Desde afuera de la interna, al menos, queda la impresión de que Da Silva sigue porque a la cúpula de Peñarol "le duelen prendas" por decisiones adoptadas a mitad de camino con Bengoechea, Fossati, Goncalves, Gregorio, Saralegui y Matosas; lo que no quiere decir, por lo que reflexionaba siempre el "Profesor", de que "esto es fútbol", que en todos los casos ese cambio de dirección sobre la marcha haya sido infame.

De igual forma, es probable y entendible que el recelo del oficialismo a hacer un corte se deba a que Guillermo Almada, con quien Damiani habló tras perder con Wanderers, debe pagar US$ 250.000 si se va del Barcelona de Guayaquil antes de terminar su contrato a fin de año.

Por otro lado, están los consejeros de la minoría que son partidarios del cese de "Polilla", pero no con el fin cortoplacista de que Peñarol pueda seguir en carrera por el título del Uruguayo Especial, sino con la mente puesta ya en la Libertadores de 2017, pues temen que si se espera por la fecha de vencimiento del contrato del técnico, que es a fin de año, el armado del equipo para la Copa lo deberá encarar un recién llegado, casi sin tiempo para nada.

Señas.

Por eso el empate con Plaza no parece haber sido uno más de una larga cadena de resultados desfavorables, sino un mojón elocuente; acaso como la ausencia de Juan Pedro Damiani en Colonia, aunque su presencia no hubiese servido para torcer el curso de la mala racha; o como el hecho de que la voz cantante "oficial" en la conferencia de prensa post partido la llevara Guruceaga, un muchacho de 21 años que en ese rol dio la misma imagen que Mathías Rodríguez un rato antes en la cancha, cuando avanzaba por su lateral y frenó para hacerle señas a sus compañeros, pidiéndoles que alguno "se postulara" como receptor de la pelota, pues no se le acercaba nadie.

Es decir, el escenario en el que se ve el empate con Plaza es la prueba más gráfica de que, si tras estar al timón de un barco que navegó 13 partidos logrando un solo triunfo, "Polilla" se mantiene a flote por el motivo que sea, con el agregado de que cualquiera podría considerarse válido, es porque la marcha de Peñarol, sin un iceberg por delante, pero también sin puerto de llegada, aunque Ovación supo ayer que si Peñarol no le gana en la próxima fecha a Danubio habrá un interinato, se parece en algo a la del Titanic: la orquesta sigue tocando…

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Da Silva. Nueva fecha de vencimiento; no es a fin de año. Foto: Gerardo Pérez

PEÑAROLJORGE SAVIA

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