OJO CRITICO
EDWARD PIÑÓN
Que se ponga en marcha el proceso de recuperación de la actividad futbolística en Uruguay, Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay y Perú entre fines de julio y principios de agosto es la mejor señal que podría recibir la Conmebol para seguir sosteniendo que la Copa Libertadores pueda retornar en el mes de septiembre.
Eso sí, el gran problema a solucionar, por más que los torneos en todo el continente se pongan en marcha, son las barreras en las fronteras y la circulación de los aviones. Quizás lo que viene sea mucho mejor de lo que presenta en estos momentos y la fe que exhiben hoy las autoridades del organismo continental mueva las montañas.
Seguramente habrá grandes medidas de seguridad y los estadios tendrán tribunas fantasmales (sin público), pero si regresa la Libertadores, porque la pandemia lo permitió, Alejandro Domínguez se anotará una gran victoria.
Porque es claro que jamás se resignó a clausurar el certamen o a postergarlo para la próxima temporada.
Eso sí, si las circunstancias determinan que en lugar de viajar de un lugar a otro para jugar los partidos continentales es imprescindible utilizar una sede fija, que no se olviden que Uruguay fue el primero que se puso en la lista.