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Olímpicos: Defazio, Knüppel y Foglia, la cautela de una dupla de tres

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Pablo Defazio y Dominique Knüppel en el Nacra 17 de Vela para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

ENTREVISTA

Son dos de los tres uruguayos ya clasificados a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020: su preparación austera y cómo se formó el equipo a raíz de la maternidad de Mariana.

En los registros oficiales de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 sólo dirá dos nombres, el de Pablo Defazio y Dominique Knüppel. Pero para el resto el equipo de Uruguay en la renovada categoría de Nacra 17 tiene tres integrantes: está la olímpica de 2016, Mariana Foglia.

Defazio y Foglia fueron dupla en Río 2016. Pero luego de realizar la gesta de ser un matrimonio compitiendo juntos en unos Juegos Olímpicos, una decisión tomada en su vida personal los llevaron a hacer un gran cambio en la competencia deportiva: “Queríamos tener otra hija”, comenta el “Oveja”. Así fue. En octubre de 2017 nació Lara, la hija más chica, luego de Paula de 11 años.

Pablo Defazio, Mariana Foglia y Dominique Knüppel en el Nacra 17 de Vela para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Pablo Defazio-Mariana Foglia-Dominique Knüppel, el equipo de Nacra 17. Foto: Ricardo Figueredo

Por ese entonces Dominique ya era parte del equipo. “Con Mariana veíamos que varios tripulantes tenían lesiones”, recuerda quien es el timonel del barco. Por lo tanto “si Mariana se lesionaba, todo el tiempo y dinero invertido en la campaña se perdía; no había nadie en Uruguay que pudiera navegar el barco”. Para ser cautelosos fue que se hizo un equipo de tres, ya desde antes de Río 2016. Luego de nacer su segunda hija “vimos que no iba a ser posible” el regreso de Mariana.

La categoría de Nacra 17 tuvo un cambio para este ciclo olímpico, siendo ahora un barco que foilea: vuela sobre el agua (foto). Además, sigue siendo la única de las competencias de vela que es mixta

La decisión definitiva de seguir con la dupla -oficial- de Defazio-Knüppel fue en 2018, antes de clasificar a los Panamericanos cuando estaban compitiendo en Europa. “Si hubiera navegado Mariana con dos hijos no podríamos haber podido viajar tanto”, afirma Defazio y enseguida acota: “Al final no viajamos mucho porque no teníamos plata”. Ambos no pueden evitar soltar una risa.

Su preparación difiere mucho con la de sus rivales, al igual que les sucedió para los Juegos Panamericanos. Con los recursos disponibles planificaron lo posible. “A principio del año pasado nos sentamos y dijimos ‘¿cuál es la prioridad? Nosotros queremos clasificar a los Panamericanos. Tenemos este apoyo. ¿Hacemos campeonatos en Europa y vamos a los Panamericanos o invertimos todo en los Panamericanos?’ Con lo que había, tomamos la decisión”, recuerda Dominique Knüppel y complementa: “Íbamos a los campeonatos o mejorábamos el barco, comprábamos velas y materiales. Sabíamos que con las velas que teníamos no teníamos chance”.

Pablo Defazio y Dominique Knüppel en el Nacra 17 de Vela para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Foto: Ricardo Figueredo

Apostaron por ello, aún sabiendo que sus rivales directos, Perú y Guatemala, iban “a todos los campeonatos en Europa”. Pero no les fue nada mal: rozaron la medalla y se quedaron en un cuarto lugar (atrás de Estados Unidos, Argentina y Brasil) que les permitió clasificar de forma anticipada a los Juegos Olímpicos.

La preparación.

Este año tuvieron apoyo de sponsors, federación, anónimos, Comité Olímpico y la Fundación Deporte Uruguay, aunque resta la confirmación del nuevo gobierno. Ello les permitirá, pese a no haber ido a los mundiales en diciembre, poder ir a tres campeonatos en Europa donde podrán medir su nivel con sus rivales.

“La realidad es que el 80% de los equipos que van a los Juegos Olímpicos viven haciendo un circuito olímpico”, dice Pablo. “Se dedican solamente a navegar, en su mayoría”, añade Dominique.

Pablo Defazio y Dominique Knüppel en el Nacra 17 de Vela para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Foto: Ricardo Figueredo

Pero los entrenamientos hechos con otros equipos, como con el barco brasileño clasificado a los Juegos, les han permitido mejorar o corregir ciertos aspectos. “Las regatas son tan cortas que le podés errar en un montón de cosas y no sabés en qué. En cambio cuando navegás con otros equipos podés hacer regatas más largas y probás”, suma Knüppel.

Las notas del teléfono.

Ellos tienen un sistema de entrenar y, a la vez, probar el mejor rendimiento del barco en cada condición meteorológica. “Tenemos una planilla y unas notas en el teléfono que están todos los días que navegamos y las sensaciones arriba del barco: el seteo arriba del barco y lo que vas cambiando”, comparte Defazio. “Cada día tenés condiciones de viento, de ola; puesta a punto del mástil, qué tensión lleva, etc”, añade ella. Se preparan para unas condiciones en Enoshima (isla a 60 kilómetros al sur de Tokio donde se realizarán las competencias de vela) en donde “puede tocar de todo”, explica Pablo, que estuvo allí en 1998 con Diego Stefani (ahora entrenador parte del equipo).

Pablo Defazio y Dominique Knüppel en el Nacra 17 de Vela para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Foto: Ricardo Figueredo

Diferencias con otros equipos.

La diferencia que perciben con otros equipos es que “tienen mucho material. Nosotros tenemos dos juegos de velas y ellos compran siete para elegir los mejores para los Juegos. O compran un barco nuevo. Nosotros no podemos. Vamos a usar el mismo que tenemos hace tres años; algunos tienen dos o tres”, asegura Defazio. Y agrega: “Los dos mástiles que usamos son los de Río. Hay cosas que duran mucho tiempo si no las rompés”.

La anécdota con el brasileño.

“Uno de los mástiles es malo y otro mejor. Un día feo ponemos el malo. No podemos probar todos los materiales con todas las condiciones porque si se rompen no tenemos más”, complementa Knüppel y recuerda una situación de hace dos semanas: “Salimos a entrenar y había muchísimo viento. El brasilero apretó un poco más y dobló el botalón, pero llegó a tierra y ¡pimba!, puso uno nuevo. Al otro día pudo navegar. Nosotros no tratamos de ir más porque no tenemos otro. Son cosas chicas que suman”.

La compra de velas a los argentinos.

Con la compra de velas se las ingeniaron. “El equipo argentino compró 10 u 11 velas y eligió las mejores. Las que descartaron nosotros las probamos y les compramos las que más nos gustaron. Sabemos que no son las mejores que hay, pero al menos tenemos la chance de probar”, comentó ella.

“Una de las cosas que nos pasa es que no tenemos tiempo para descansar”, afirma Defazio ya que cuando no están entrenando trabajan para financiar la campaña. Él tiene su taller de velas y lonas de barco, mientras que ella da clases y hace traslados de barcos. Una de las cosas que tuvo que dejar de lado fue “una escuela de vela en Colonia a la que viajaba los fines de semana durante tres años”.

“Ninguno de los dos nos dedicamos a full a esto”, a competir, asegura Pablo.

De los equipos que van a los Juegos: “Argentina se dedica a full. Nueva Zelanda, Australia, Alemania, España, Dinamarca, Estados Unidos y Japón están para esto. Así puedo seguir nombrando. Lo normal es que estén para esto”, sostiene.

Pablo Defazio y Dominique Knüppel en el Nacra 17 de Vela para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Foto: Ricardo Figueredo

Los campeonatos en Europa y alojamientos con amigos y familia.

En los primeros días de marzo parten para Barcelona, donde será su base para trasladarse a Palma de Mallorca, Francia e Italia para los tres campeonatos. Pero deberán quedarse hasta mayo porque allá también trabajarán en el puerto con viejos conocidos de Defazio. Allí tienen la posibilidad de tener un barco prestado para entrenar mientras el suyo hace el viaje hasta Tokio. Además, el alojamiento no será problema. “Yo me quedo en el apartamento de ellos cuando vaya”, afirma. Mientras que Dominique, por su parte, con familia. “Tengo la suerte de tener familia (en Barcelona). Soy bien recibida y ayuda no tener un gasto extra. Por eso también la elección del lugar”, suma.

La necesidad de la familia.

Al ser un viaje de casi siete meses no viajan solos. De los campeonatos en Europa se trasladan directo a Japón para los Juegos Olímpicos, que inician el 24 de julio, el 27 para la competencia de vela que continúa hasta el 6 de agosto. Por ello Pablo viaja con su familia, Mariana y sus dos hijas.

El rol de Mariana para Pablo es fundamental. “Es un apoyo. Tiene una cabeza diferente. Le consulto ideas de la campaña. Y no creo que sea fácil para ella que ya tiene un Juego Olímpico verlo desde otro lado. Pero para mí es un apoyo muy grande que la familia se anime a ir. Si no me iba con mi familia no iba a poder irme a entrenar a Europa”, cierra.

Idea

Venta de garaje hecha antes de Navidad

En los últimos días del año pasado el equipo sorprendió a sus seguidores en redes sociales con una venta de garaje. “Fue una movida familiar también, nos queremos desprender de muchas cosas y recaudar dinero”, contó el “Oveja” sobre los días 23 y 24 de diciembre en los cuales abrieron su casa para la gente que quisiera comprar sus cosas. Para Río 2016 habían hecho crowdfunding (colaboración colectiva).

“Somos de hacer muchas cosas para realizar lo que queremos”, agrega. Entre los dos días vendieron muchos objetos. Pusieron a la venta muebles, aparatos eléctricos, zapatos, ropa de ellos y ropa de navegar, juguetes e indumentaria de Uruguay. Entre ella hubo ropa que usaron en Río 2016 y Lima 2019.

“Vendimos equipos de Uruguay que los teníamos guardados. A veces son recuerdos, pero los juntás, los tenés guardados y no los ves. A veces te querés quedar con algo, pero no los vas a usar”, comentó Defazio y agregó que “hay gente que lo usa. Una persona que nos compró ropa de los Juegos es un deportista amateur que quería tener algo de Uruguay porque quería algo para competir afuera, para usar y que diga ‘Uruguay’ y lo compró”. Ahora no descartan hacer otra venta de garaje en uno de los próximos meses en la recta final para Tokio 2020.

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