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Los nuevos dueños del fútbol europeo

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Foto: archivo El País.
Francois Mori

Empresarios de Asia, Rusia o Estados Unidos se están quedando con los principales equipos.

El pase de Neymar (y luego el de Kyllian Mbappé) al Paris Saint-Germain pusieron en evidencia el bolsillo sin fondo de los propietarios del equipo francés y, en una mirada más amplia, muestran la amplitud del avance de los magnates árabes, chinos, tailandeses, rusos y estadounidenses sobre el fútbol europeo.

Algunos millonarios solo buscan protagonismo con el fútbol o simplemente divertirse, pero los que no temen pagar cifras astronómicas para que ganen sus equipos provocan conmoción, al cambiar todos los parámetros del profesionalismo. La Unión Europea de Fútbol (UEFA) estableció normas de fair play financiero para evitar este tipo de locuras, pero siempre hay triquiñuelas contables para que el show siga adelante.

El aficionado asombrado por las cifras de los pases de Neymar y Mbappé lo entenderá mejor si toma nota que el PSG pertenece a la Qatar Investment Authority (QIA), un fondo soberano de inversión que maneja miles de millones de euros, provenientes de los beneficios de la explotación del petróleo y el gas natural de ese pequeño país del Golfo Pérsico. El presidente del PSG es Nasser Ghanim Al-Khelaïfi, a la vez titular del QIA.

Otros clubes franceses pasaron en los últimos años a manos de inversores extranjeros. El Sochaux, que desde su fundación en 1928 había pertenecido a la casa Peugeot, ahora es de la compañía de iluminación Ledus, con base en Hong Kong. El ruso Dmitry Rybolovlev, uno de los industriales más poderosos de su país, es el dueño del Mónaco. Nantes pasó a manos del empresario polaco Waldemar Kita, que hizo su fortuna con la óptica. Auxerre es de ORG Packaging, una empresa china, al igual que el grupo hotelero Plateno, que se quedó con el Nice. El 20% del Lyon es del fondo chino IDG.

Inglaterra.

El fútbol inglés es donde se observa la mayor concentración de potentados extranjeros. Según la riqueza personal, la lista empieza por el jeque Mansour bin Zayed bin Sultan Al Nahyan, viceprimer ministro de Emiratos Árabes, cuya fortuna se estima en 20 mil millones de libras. Es el dueño del Manchester City y de una creciente lista de equipos por el mundo que forman el City Group, incluyendo al uruguayo Torque. Un detalle: un 13% del Manchester City pertenece al gobierno de China.Chelsea pertenece al oligarca ruso Roman Abramovich, quien hizo su riqueza cuando la caída de la Unión Soviética llevó -por vías poco claras- las empresas estatales a manos privadas. Se dice que ya gastó 2.000 millones de libras en el equipo. Arsenal es del empresario inmobiliario estadounidense Stan Kroenke, dueño además de varios equipos deportivos en su país: Denver Nuggets en la NBA, Colorado Avalanche en el hockey sobre hielo, Colorado Rapids de fútbol, Colorado Mammoth de lacrosse y Los Angeles Rams de fútbol americano. La revista Sports Illustrated lo llamó por eso “el hombre más poderoso del deporte”, aunque pocos conocen su rostro.

La familia Coates cuenta entre sus bienes al Stoke City. El patriarca Peter hizo millones con servicios de catering y su hija Denise los multiplicó cuando creó la compañía de apuestas online Bet365. Son de los pocos propietarios británicos en la Premier, junto a Joe Lewis (Totthenham), Mike Ashley (Newclastle), Stephen Lansdown (Bristol) y David Sullivan (mayor accionista individual del West Ham United).

Los otros patrones tienen orígenes muy diversos: son el chino Guo Guan (Wolverhapton), el tailandés Vichai Srivaddhanaprobha (Leicester), la familia estadounidense Glazer (Manchester United), el chino Gao Jishen y la suiza Katharina Liebherr (Southampton), el paquistaní nacionalizado estadounidense Shahid Khan (Fulham), el chino Lai Guochan (WBA), el estadounidense John W. Henry (Liverpool), el iraní ciudadano británico Ardavan Farhad Moshiri (49% del Everton), el paquistaní nacionalizado estadounidense Shahid Khan (Fulham), el estadounidense Ellis Short (Sunderland) y el tailandés Dejphon Chansiri (Sheffield Wednesday).

Italia.

En Italia todavía son mayoría los empresarios locales. Los más representativos son los dueños de Juventus: la familia Agnelli, que tiene el control mayoritario de la marca Fiat. Pero ya comienzan a llegar los magnates asiáticos. Causó impacto en 2016 que Silvio Berlusconi, el empresario de los medios y exprimer ministro, vendiera el Milan a Li Yonghong, titular de numerosas empresas con base en Hong Kong. El Inter de Milán pertenece al indonesio Erick Thohir, fuerte inversor en los medios. El malasio Datuk Noordin Ahmad es el dueño de la mitad de las acciones del Bari. Una sociedad de empresarios estadounidenses encabezada por James Pallota controla a Roma.

Excepciones.

Si bien la Liga Española es uno de los torneos más seguidos en el mundo, no abundan allí los inversores extranjeros. Por lo pronto, los dos colosos, Real Madrid y Barcelona, son clubes a la usanza tradicional, es decir sociedades civiles sin fines de lucro, administradas por directivas elegidas periódicamente por sus socios. Lo mismo ocurre con el Athletic Bilbao. Además, algunos equipos, aunque sociedades anónimas deportivas, impiden la concentración de acciones en pocas manos. Y, para colmo, hubo varias experiencias fallidas con empresarios foráneos, por lo cual los hinchas no suelen ver con buenos ojos a los inversores que aparecen de un día para el otro. Las excepciones son el Espanyol de Barcelona, que pertenece a la compañía juguetera china Rastar; Valencia, del empresario singapurense en bienes raíces Peter Lim; Granada, del inversor chino Jian Lizhang; Oviedo, del multimillonario mexicano Carlos Slim, y Girona, cuyo 88% acaba de ser adquirido por el City Group y Pere Guardiola, representante y hermano del técnico del Manchester City. Además, el gigante inmobiliario chino Wanda posee 20% del Atlético Madrid y patrocina su nuevo estadio.

Alemania tampoco es campo fértil para los inversores extranjeros o incluso locales, pues una norma establecida en 1999 obliga a que el 51% de las acciones de los clubes pertenezca a sus hinchas, de manera de mantener el viejo e insustituible vínculo con los hinchas. Las excepciones son Leverkusen, propiedad de la farmacéutica Bayer, y Wolfsburg, de la automotriz Volkswagen, que ya eran sus dueños al aprobarse la limitación.

Otras empresas cuentan con porcentajes minoritarios de las acciones: por ejemplo, la marca Adidas y la automotriz Audi en el Bayern o la firma de bolsa Staubing en el Francfort. Los socios del Borussia Dortmund tienen 7% de las acciones, pero el 100% de los votos en la asamblea. El resto de las acciones cotiza en bolsa. El jordano Hasan Ismaik controla 49% del 1860 Munich, aunque ha invertido por encima de ese límite. En ese sentido, en voz baja se comenta que algunos empresarios aportan dinero para transferencias o contratos, más allá de su limitada participación accionaria.

Magnates: del Este europeo, Medio y hasta Lejano Oriente.

El petróleo, las comunicaciones o el comercio edificaron, muchas veces en tierras lejanas, las cuantiosas fortunas de los nuevos dueños del fútbol europeo. Así, el presidente del PSG, Nasser Ghanim Al-Khelaïfi (en la foto junto a Neymar, la joya de su corona); el dueño del Milan Li Yonghong, sosteniendo una camiseta con su nombre; el jeque Mansour bin Zayed bin Sultan Al Nahyan, mandamás del Manchester City y figura central en el palco de su estadio, y el dueño del Chelsea, Roman Abramovich, siguiendo un partido junto a su hijo, forman parte de una nueva forma de dirigencia deportiva, que llega desde Asia, Rusia o Estados Unidos para derramar millones en los clubes, desplazando a los empresarios locales. A veces el fútbol forma parte de la cartera de negocios de un grupo empresarial; en otros casos, es simplemente una cara afición del empresario.

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Foto: archivo El País.

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