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El nuevo Nández: en rol de líder y con ida y vuelta

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Nahitan Nández en Peñarol-Villa Española. Foto: Gerardo Pérez.
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De 4, de 5 y ahora de 8: no te deja tirado.

Fue campeón uruguayo. Levantó la copa y de inmediato ya se hablaba de su salida al exterior. Desestimó una oferta del fútbol argentino y unos días más tarde, con la nueva temporada empezada, armó las valijas y se fue a Italia de apuro con su representante. La transferencia al Genoa finalmente no se hizo, los tiempos no dieron y se cerró el período de pases, por lo cual debió volver de inmediato al país.

Acá lo esperaba Matilda, su primera hija, y un Peñarol totalmente reforzado en la mitad de la cancha. Guzmán Pereira, volante experiente, y Ángel Rodríguez, una de las revelaciones del pasado torneo, llegaron para sumarse a Tomás Costa y Nicolás Freitas, que ya se encontraban en el plantel, sin contar a Marcel Novick que se encuentra en recuperación por la rotura del tendón de Aquiles.

En el medio se dijo de todo. Que Peñarol no lo cuidó, que al club le dijeron que él ya estaba vendido... Lo cierto es que el que quedó en el medio fue justamente el jugador. Nahitan volvió sin rodaje, con la ilusión frustrada de un pase, aprendiendo a ser papá en sus primeras horas en su nuevo rol y sin el lugar que la pasada temporada había tenido en el equipo.

Sin embargo, en silencio, la remontó y volvió a ganarse el puesto; pero no en el doble cinco como lo había hecho hasta ahora, sino por afuera, como un clásico número ocho con su habitual marca y despliegue, pero sumando un ida y vuelta que hasta el momento no se había visto en este jugador.

Con Jorge Da Silva primero, antes de su salida, y con Fernando Curutchet este último sábado, Nández se transformó nuevamente en figura de Peñarol. Comandó los ataques más importantes, participó en los goles y también estuvo cerca de convertir. Recuperó el protagonismo y volvió a llevarse los aplausos de los hinchas y los elogios de los periodistas. Es cierto que algo de esto ya había mostrado un año y medio antes cuando Pablo Bengoechea tuvo que recurrir a él como lateral derecho. Si bien estaba mucho más retrasado en la cancha, había dejado entrever que no tenía inconvenientes para trasladar la pelota por el andarivel y al mismo tiempo seguir colaborando en su fuerte: la marca.

Para este semestre Peñarol sumó futbolistas para jugar por afuera (Nicolás Dibble, Luis Urruti, Juan Martín Boselli) y al final terminó recurriendo a uno que ya tenía en casa. Durante todo el anterior semestre, el propio " Polilla" había recalcado eso como una falencia del plantel.

Hace poco más de tres años, cuando llegó a Peñarol desde su Maldonado natal, Nahitan había vivido su primera transformación. Llegó como un clásico número 10 y lo pasaron a volante central. Así se sumó a la Cuarta División, pasando rápidamente por Tercera hasta llegar a la Primera casi en un abrir y cerrar de ojos. Se adaptó de manera formidable y en esa misma posición se ganó en tan solo un año las convocatorias a la Selección Sub 20 y a la Mayor y la comparación con un caudillo de la Celeste en este último tiempo: el "Ruso" Diego Pérez.

Además, en este tiempo donde el equipo recibió varias críticas e incluso cuando los resultados no se dieron, puso el pecho dentro de un plantel joven y sacó la cara por el resto del grupo. Se la bancó ante los medios y es destacado constantemente por los nuevos integrantes de este plantel como uno de los futbolistas que lleva la voz cantante del grupo.

En el corazón del hincha.

En cada partido, cuando por los parlantes anuncian la alineación, es uno de los más aplaudidos por la parcialidad aurinegra. Rápidamente se ganó el cariño de los fanáticos.

Destacado por su liderazgo.

Durante 2015 llevó el brazalete de capitán en la selección uruguaya Sub 20 durante el Sudamericano y el Mundial de la categoría.

Deja todo en cada pelota.

Podrá tener mejores o peores rendimientos, pero su compromiso dentro de la cancha es incuestionable. Eso hace que los hinchas lo tengan como uno de los mimados.

Potencia... y ahora desborde.

En su nueva posición de volante por derecha, demostró que además de marcar puede soltarse y mandarse con criterio al ataque.

Las caras de Nahitan.

"Quiero aprovechar esta chance al 100%, estoy muy feliz de volver al equipo. Siempre le estoy muy agradecido a Peñarol y a su gente", dijo en su regreso a Montevideo luego de que se cayera su pase al fútbol italiano. Debutó en Primera el 1 de marzo de 2014 con 18 años de la mano de Jorge Fossati. Ingresó en el minuto 55 por el capitán Antonio Pacheco ante Danubio en Jardines (victoria mirasol 2-0). Un año más tarde, y luego de su participación en el Mundial Sub 20 con la selección uruguaya, se ganó la titularidad ya con Pablo Bengoechea como entrenador. Con "Polilla", luego, se mantuvo en el puesto y fue campeón uruguayo de la temporada 2015/2016. Este semestre mostró otra versión: de volante por derecha, con ida y vuelta. Viene siendo uno de los puntos más altos del equipo en este irregular torneo.

Corazón Celeste.

Llegó al Complejo Celeste por primera vez en 2014 de la mano de Fabián Coito para integrar el proceso de Selección Sub 20. De inmediato, en base a su personalidad y fuerte carácter, se ganó el brazalete de capitán que lo acompañó durante el Sudamericano y el Mundial en el que Uruguay terminó siendo eliminado por penales ante Brasil en octavos de final. También fue convocado a la Sub 22 que consiguió la medalla de oro en los Juegos Panamericanos, pero Peñarol no lo terminó cediendo. Este año le llegó la convocatoria del Maestro Tabárez para la selección mayor. Jugó dos partidos, ingresando en los segundos tiempos, en las victorias como local ante Colombia y Chile.

Voz de mando.

"El otro día justo estaba mano a mano con el Tony y le pregunté cómo hacía para manejar el grupo. Me dijo que no hay misterios, que hay que tratar a los compañeros con respeto y que hay que hablar de frente. Él viene manejando el grupo desde hace años de manera notable. Todo el tiempo está dando el ejemplo. Es el primero en llegar, el último en irse, el primero en acercarse a alguien cuando uno no está bien. Si uno comete un error, va enseguida a ayudarte. No se le escapa nada", dijo a fines de 2014 en su primera temporada en Primera División. También, en ese momento, destacó el rol de Diego Lugano, a quien conoció en el Complejo Celeste: "Impactó un poco tenerlo ahí, pero la verdad es que tiene una humildad terrible. Cruzamos pocas palabras, pero ya con eso me alcanzó para darme cuenta que la tiene clara".

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Nahitan Nández en Peñarol-Villa Española. Foto: Gerardo Pérez.

PEÑAROLÁNGEL ASTEGGIANTE

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