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Nicola, en el arco de los sueños

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Carlos Nicola. La pelota, el arco y la red lo acompañaron a lo largo de toda su vida. Foto: Fernando Ponzetto
Archivo El Pais

El exgolero descubrió las recompensas del trabajo con niños y disfruta en la selección mayor días inolvidables.

El partido ante Colombia por la segunda fecha de las Eliminatorias está cerrado y Uruguay todavía no le encuentra la vuelta al juego, cuando un entrenador que no suele integrar el cuerpo técnico de la mayor salta del banco de suplentes del Estadio Centenario, se acerca hasta la zona técnica —donde Celso Otero conduce a la selección— y le muestra una planilla al DT. El fútbol le está regalando por estos días uno de esos momentos inolvidables a Carlos Nicola, el exgolero que trabaja en la sub 20 y que circunstancialmente refuerza a la selección mayor como entrenador de arqueros, por las suspensiones de Óscar Washington Tabárez y Mario Rebollo.

"Esta participación es momentánea. Celso, que se encarga de los goleros, iba a tener otras responsabilidades en los primeros tres partidos, se iba a involucrar en otras cosas y no le iba a dar el tiempo para hacer el entrenamiento de goleros. Me integraron como entrenador de arqueros, pero como no había nadie que le brindara el apoyo de asistente en los encuentros, se planteó todo esto", comienza a relatar Nicola a Ovación. "Lo disfruto a pleno, porque una cosa es vivir las Eliminatorias desde afuera, y otra con la responsabilidad de ser parte".

"Una de las preguntas que me planteaba era cómo sería mi integración al cuerpo técnico, porque soy un outsider. No sabía cómo sería, pero fue espectacular, me sentí totalmente incluido", subraya.

En el Complejo de la AUF todo lo hacen fácil. "El fútbol es un ambiente mezquino, mucha gente trata de guardar cosas para que el otro no sepa. En la selección no es así, acá todo se vuelca, nadie se guarda nada y está a disposición de todos. Hay un intercambio fluido, rico, y eso enriquece".

Llegó a la selección sub 17 en 2012, tras el alejamiento de Luis Barbat. El mismo Andrés Larrosa que lo llevó a su primer trabajo fuera del fútbol, lo acercó al Complejo de la AUF. Actualmente está en la sub 20 con Fabián Coito y participó la selección medalla de oro en Juegos Panamericanos.

"Lo que te marca en el Complejo de la AUF es el compromiso, el convencimiento, la confianza que tienen. Después que ves eso, te aseguro que es muy difícil que te ganen. Podrás ganar o perder porque es parte del juego, pero para que te derroten van a tener que sudar. Todo eso se transmite a la cancha".

El "maestro".

Nicola que ya se había recibido como entrenador cuando dejó el fútbol en 2007 y comenzó a recorrer un camino inesperado: como entrenador de fútbol en el Uruguayan American School. Ahora se encarga de la coordinación de todas las actividades extracurriculares y deportivas. "No me visualizaba entrenando a niños y niñas de 6 a 12 años. Ahora te aseguro que tiene una retribución afectiva que es impagable". Destacó la estabilidad laboral y el hecho de compartir mucho tiempo con sus tres hijos, de 15, 11 y 8.

Octubre, su mes.

A lo largo de su carrera, Nicola descubrió qué tan perverso o qué tan bondadoso puede ser el fútbol con sus protagonistas. Un octubre, igual que el que debutó en la mayor, pero de 1997 vivió dos momentos que trazaron su vida deportiva.

"El partido que marcó mi carrera fue Uruguay-Argentina en el Monumental en 1997, por lo que atajé ante Argentina por Eliminatorias. En todos me hablaban de ese partido. Eso fue el 12 de octubre; una semana después, el día 19, perdimos el clásico del 4-3 que no definió nada, porque había mucho para jugar después, pero fue el que marcó la remontada de Peñarol que le llevó a ganar ese campeonato", agrega. "En una semana viví el cielo y el infierno. Hay que estar preparado para eso".

La carrera de Nicola también estuvo marcada por un hecho inédito en la década de 1990, donde los estudios estaban lejos de las canchas: "Cuando empecé a jugar al fútbol nunca me planteé ser jugador profesional y recién dejé la carrera de contador público cuando debuté en la primera de Nacional". A esa altura tenía 22 años y ya había cursado tres años en la facultad. El mismo modelo que el fútbol actual intenta transmitir a los jóvenes, desde que Tabárez desembarcó en la selección.

Disfruta el trabajo con los niños.

"No me visualizaba entrenando con niños a un nivel colegial, me veía a nivel competitivo; pero descubrí que lo empecé a disfrutar", dijo Nicola, director de actividades extracurriculares y deportes de Uruguayan American School.

El asistente de Otero en la mayor.

"Traté de darle todo el apoyo, sacarle el peso de arriba en algunas cosas y llevarle todo digerido para que tomara las decisiones", expresó Nicola, quien actuó como asistente de Otero en la selección mayor ante Bolivia y Colombia.

"Repetiría la carrera; eso sí, con un título"

"Si volviera atrás, por la experiencia que tengo y poniendo en perspectivas una cantidad de cosas, te diría que hay decisiones que no fueron las más acertadas en algún momento, pero cuando tenés 22 o 23 años, sentís que estás en la cima del mundo, que te llevás el mundo por delante, que nadie te va a bajar. ¿Vos querés saber si debiera escribir mi historia otra vez, cómo lo haría? Repetiría la carrera, eso sí, si fuera posible ganando un Uruguayo con Nacional", explica Nicola a Ovación.

Consultado sobre su época en los tricolores, en la que Peñarol logró el quinquenio (1993-1997), expresó: "No me molesta hablar del tema. Es parte de la historia. No me voy a esconder. También te digo que hubo actitudes que hoy no las haría. Como llegar al primer clásico y hacer un gesto a la hinchada de Peñarol. Lo hacía con 22 años, porque había crecido en Nacional y vas generado eso contra Peñarol. Hoy te digo que fue un actitud equivocada que se podía haber evitado. Te lo digo hoy, cuando tengo 42 años, que no valía la pena. También el tema es ir aprendiendo y creciendo a partir de todas esas experiencias", subrayó.

Cambiar la velocidad para llegar a Europa.

"Para mí es una recompensa ver a Guruceaga jugando en el primero de Peñarol. Es un motivo de felicidad, porque de alguna forma puse mi granito de arena", explica sobre el golero de Uruguay, con el que trabajó desde 2012.

El exarquero se especializó en la enseñanza de los futuros goleros, viajó a Europa, se perfeccionó y aplica sus experiencias en el Complejo de la AUF. ¿Qué le falta al golero uruguayo para llegar a Europa en mayor número? "Cuando iba a empezar a trabajar en la selección, viajé a España, a La Coruña y a Valencia. Quería ver qué hacían. Hablé con Munúa, que me recomendó algunos contactos y vi muchas cosas, que aplico. Hablé con (el exgolero José Manuel) Ochotorena, a quien le pregunté qué le faltaba a los sudamericanos y sabés qué me dijo: que el sudamericano es un arquero muy valorado, porque sabe jugar muy bien con los pies, es buenísimo en el uno contra uno, tiene personalidad y está acostumbrado a situaciones complicadas, pero, por contrapartida, están habituados a salir a agarrar la pelota y en el fútbol de Europa no hay tiempo para eso. Acá hay que salir a puñetear, salís a puñetear a más velocidad, con más fuerza y no tenés el problema que te tocaron un brazo y la pelota se te cae, me decía. Eso es algo que estoy trabajando bastante".

EN EL ARCO.

“Manteca” - De la cantera tricolor.

Carlos “Manteca” Nicola hizo toda su carrera en Nacional, desde los 7 años. En 1993, a sus 20 años, ya era el tercer golero del plantel principal. Debutó en Primera de los tricolores en 1995. En 1998 fue cedido a préstamo a San Lorenzo por un año, luego volvió a Nacional. En 2000 defendió a Atlético Paranaense de Brasil, en 2001 a Medellín de Colombia, entre 2002 y 2004 a Deportivo Maldonado. La etapa en el club fernandino la define como “espectacular”, aunque “nos faltaba todo, pero fueron años en los que disfruté como nunca”. En 2004 jugó en Guatemala, en 2005 en Segunda con Bella Vista, en 2006 en Primera con los papales y en 2007 se retiró en Liverpool. Además, como futbolista defendió el arco de la selección en las Eliminatorias para el Mundial de 1998.

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Carlos Nicola. La pelota, el arco y la red lo acompañaron a lo largo de toda su vida. Foto: Fernando Ponzetto

HistoriasLUIS EDUARDO INZAURRALDE

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