UNA GAMBETA
EDWARD PIÑÓN
Ninguno de los futbolistas de River Plate, coronados con justicia como campeones de América, hizo más que Nahitan Nández por lograr el objetivo. En sacrificio y esfuerzo, en el talento dispuesto a la causa del equipo, el mediocampista uruguayo fue un auténtico ganador.
Nahitan no perdió fuerza ni en los minutos finales, cuando parecía que estaba absolutamente extenuado después de haber dejado hasta la reserva de energía extra en el césped del Santiago Bernabéu.
Ese valiente, rebelde y luchador empedernido demostró en la cancha que estaba dispuesto a hacer hasta lo imposible con tal de levantar la Copa entre sus manos. Y, por cierto, después de haber realizado el sensacional pase para el gol de Darío Benedetto mereció que un jurado imaginario se pusiera ahí mismo de pie para decirle: usted es un campeón.
Nández terminó aflojando recién cuando Cunha le dijo basta con su pitazo final. Ahí, cuando comprobó que su trajinar no tenía recompensa alguna dejó escapar las lágrimas. Las de un hombre que batalló con dignidad.