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Nacional subió tres pisos y bajó dos en la construcción de su equipo

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Paulo Vinícius tuvo un buen debut en Nacional
FERNANDO PONZETTO

TORNEO APERTURA

El equipo de Gustavo Munúa sigue siendo un edificio en construcción por eso le cuesta sostener el mejor juego.

El alboroto se generó. Es muy cierto, porque la imagen final que terminó entregando Nacional martirizó al hincha. Y, como consecuencia de ello, ya nadie se acordó de las imágenes anteriores que entregó el equipo cuando hizo su mejor producción en lo que va del Torneo Apertura.

Los reproches, entonces, llueven, desde distintos ámbitos, por la finalización del cotejo. Por la cantidad de minutos que el equipo de Gustavo Munúa terminó sufriendo en su victoria frente a Progreso.

La realidad es que todavía no es un buen equipo, porque para llegar a esa consideración se precisa seguir creciendo en aspectos cruciales del juego y, sobre todo, sostenerlos. Pero también es auténtico que en este edificio en construcción ya se pudo ver que se pudieron subir tres pisos. Y que ese crecimiento es el reflejo de valores esenciales que forman parte del ADN del entrenador.

A saber, en los primeros 45 minutos de juego y también en la primera mitad de la segunda parte del cotejo ante los “Gauchos del Pantanoso”, el tricolor consiguió tener la iniciativa. Propuso el partido con el manejo del balón y fue más profundo. Fabricó jugadas ofensivas con triangulaciones, amplió la cancha y generó situaciones claras como para ampliar el resultado a su favor.

Si ello ocurrió es porque supo meter balones peligrosos, porque jugó con ambición ofensiva y porque esta vez contó con un zaguero que se mostró muy útil para aportar en la organización de la salida desde el fondo.

Ahí se dejó ver el estilo más fiel a Munúa. Con Paulo Vinícius sereno y certero para organizar el primer movimiento de pelota, Pablo García desequilibrante por afuera, con Rodrigo Amaral inteligente para meter estocadas lacerantes, con Thiago Vecino muy activo y con Ayrton Cougo muy dispuesto a ser incisivo por la otra franja, Nacional desgastó a Progreso. Lo fue intimidando.

Y la distancia entre uno y otro creció de manera inmediata a la expulsión que sufrió el equipo de Leonel Rocco, porque esencialmente se hizo circular la pelota con mayor velocidad y hubo espacios para dar el golpe de gracia.

Pero lo que debió pasar después, lo que se podía imaginar hasta con las decisiones a las que se vio obligado a tomar Rocco para tratar de darle alcance a Nacional en el marcador, no llegó. El papel de verdugo que debió aflorar por los contragolpes creados ante un equipo que asumió grandes riesgos no emergió. Y en lugar de castigar a su víctima, el tricolor le permitió a Progreso ponerse de pie.

Y, allí, la obra que estaba subiendo se cayó dos pisos. Fundamentalmente por un entrevero colectivo que incrementó los nervios. Por llamativas distracciones individuales y por la pérdida de las seguridades en las entregas.

Nacional se dejó atacar. Presionar. Se desmoronó la consistencia colectiva, se sufrió con cada pelota aérea, se fracasó en las coberturas y Progreso se encargó de dejarlo más al descubierto.

Porque el “Gaucho” fue y fue. Lo hizo con dos torres convertidas en estandartes (Alex Silva y Gustavo Alles) y con todo un equipo de diez hombres decidido a ponerse las pilchas de la rebeldía para evitar la derrota.

Que estuvo a centímetros de suceder y que debió ocurrir por la forma en la que se revoleó el poncho. Y esa actitud es la que ayudó a desmejorar la imagen con la que Nacional debió cerrar su victoria en el Gran Parque Central.

Queda claro que hay que seguir corrigiendo. Que hay que lograr una continuidad en el juego, que no pueden generarse pozos tan profundos y que ni siquiera la rotación de jugadores puede ser excusa para evitar que un plantel tan rico no sea capaz de sacar rédito de un rival que juega con un hombre de menos.

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LO BUENO ANTE PROGRESO

La velocidad y técnica de Vinícius
El zaguero Paulo Vinícius además de aportar velocidad al fondo mostró que es muy útil para salir jugando desde el fondo. Amaga, acelera y pasa. Y cuando cambia de frente entrega la pelota al pie de su compañero.

La evolución de Pablo García
Pablo García le agregó a su habilidad y velocidad un aspecto del juego que se le reclamaba: culmina bien las jugadas. Además, ahora también realiza transiciones de ataque-defensa. Hay una gran evolución.

Las variantes en el ataque
Nacional demostró que puede encontrar diversos caminos para filtrarse en las líneas defensivas. En el primer tiempo dañó por adentro con Amaral, Carballo y la movilidad de Vecino y por afuera con García y Ayrton Cougo.

El agrupamiento defensivo
Esto ocurrió en la parte inicial. Cuando se perdió la pelota o Progreso trató de filtrarse por adentro, hubo un adecuado desplazamiento de Neves y Carballo para cerrarse y una buena colaboración de García para correr gente y quitar balones. Es algo para sostener.

La circulación de la pelota
Nacional lo llevó adelante de buena forma en la primera mitad y en algunos escasos minutos del segundo tiempo. Ese movimiento constante y, en ocasiones con pases de primera, le permitió al tricolor fabricarse muchos espacios para desnivelar. No fue efectivo.

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LO MALO ANTE PROGRESO

El retroceso de las líneas
En ventaja en el marcador y con un hombre de más en la cancha, el equipo de Gustavo Munúa retrocedió mucho en la cancha y colaboró para que Progreso creciera anímicamente. Al final prácticamente terminó encerrado en su área.

Los nervios de todo el equipo
Progreso se la jugó y apostó a una actitud de rebeldía, de forma increíble en Nacional imperó un estado nervioso de gran magnitud. No se controlaba la pelota y cuando se recuperaba volvía a perderse con facilidad.

El bajo nivel de Felipe Gedoz
No tiene el cambio de ritmo de otros tiempos ni tampoco ha logrado demostrar un desequilibrio con un dribbling. Todo eso quizás es comprensible por su escasa actividad futbolística, pero lo que sorprende es que tampoco aportó su gran pegada.

Las espaldas de Ayrton Cougo
Cougo fue salida y su proyección fue importante en ataque, pero Progreso pudo explotar mucho el espacio que se generó detrás suyo. De hecho, fue notorio que apostó a ir por ese lado. En este caso las coberturas no fueron las mejores. Un tema a mejorar.

Los contragolpes no aprovechados
Desperdiciar tres o cuatro ataques tan favorables como los que tuvo Nacional es poco común. Especialmente porque en dos ocasiones la superioridad numérica en las jugadas fue ostensible. Fallaron en el pase final por tomar malas decisiones o entregar muy mal la pelota.

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