El arquero de Nacional prácticamente no fue obligado a hacer ninguna atajada in extremis. Sin embargo, fue importante por la seguridad que brindó en cada uno de los centros que salió a descolgar. No dio rebote nunca.

Cuando Plaza Colonia llegó por el sector derecho de la defensa de Nacional encontró facilidades. Cotugno tuvo más responsabilidad de proyectarse que en otros partidos ante el perfil cambiado de Méndez por la izquierda y descuidó sus espaldas.

Fue precisamente el que subsanó ese defecto que presentó Cotugno cuando se proyectó. Realizó muy buenos cierres, con velocidad física y mental para ocupar rápido los espacios.

Tiene dos grandes virtudes: impone su físico y sabe cuáles son sus limitaciones. Impasable en los mano a mano, haciendo rebotar rivales que le quisieron pelear el balón desde lo físico y no tuvo pudor para reventar el balón cuando se le complicó. Alejó mucho peligro.

Jugó con perfil cambiado marcando el lateral izquierdo, por lo cual su prioridad fue marcar. No tuvo prácticamente proyección, pero en los mano a mano estuvo firme.

Se siente cómodo jugando como volante más retrasado y le da seguridad al equipo. Ganó muchísimos mano a mano, pero estuvo llamativamente errático en los pases, sobre todo en la primera mitad.

Cada semana que inicia el medio punta de Nacional es duda. Lo fue antes del partido con Plaza, pero Gutiérrez lo alineó desde el inicio y fue clave. Decisión para encarar, Velocidad, atrevimiento para desbordar y generoso para habilitar. Generó los dos goles de Bergessio, el primero con un muy buen centro.

Es el jugador más vertical que tiene el mediocampo de Nacional. Tácticamente es muy importante porque cubre muchos espacios con su despliegue y luego, cuando toma la pelota, enfila hacia el arco rival. Esta vez no tuvo  tanta presencia ofensiva.

Pelota al pie, cabeza levantada, precisión en los pases. Todo eso u2014y algo másu2014 es Gabriel Neves. Parece lento, pero en realidad es porque hace siempre la pausa para tomar la mejor decisión. Es el cerebro de Nacional, porque a partir de su primer pase empiezan los movimientos ofensivos del equipo.

Tuvo una función más de enlace que ofensiva, porque ante la presencia de Armando Méndez con perfil cambiado en el lateral (y la ausencia de Matías Viña) bajó varios metros para hacerse de la pelota y llegar hasta el fondo para meter envíos al área. Eso le restó potencia en el último cuarto de cancha, pero generó varias llegadas peligrosas.

Se mueve, se muestra, pelea cada pelota, contagia y hace lo suyo: goles. La cinta de capitán de Nacional le queda pintada. Én el Clausrua no había sido titular hasta el miércoles a la noche y se salía de ganas por jugar. Gutiérrez lo mandó desde el vamos y le respondió con dos goles. "Dejame hasta que haga el segundo", le pidió en el entretiempo al técnico. Tal era la confianza del cordobés. Y cumplió, porque hizo el segundo.